Marta Legasa | uppers.es | 07/07/2023
-En una escalada de incomprensión sin
precedentes, los que una vez fueron jóvenes no se reconocen en los jóvenes de
ahora
-A la Generación Z se la ve con tecnofobia y neofobia, un caldo de cultivo que provoca la brecha generacional cuando, en realidad, sus anhelos, son exactamente los mismos de cuando nosotros éramos jóvenes
-¿Cómo sobrevivir a la convivencia del verano, cuando asoman las manías, los hábitos, los diferentes tipos de entender el ocio y la vida doméstica?
Desde que el mundo es mundo los mayores no se reconocen en los
jóvenes ni los jóvenes en sus mayores. El Sapiens anciano (seguramente, a sus
30 años) veía una brecha insalvable frente al cachorro Sapiens. En esta
escalada de incomprensión, la misma brecha se mantiene: los que una vez fueron
jóvenes tampoco se reconocen en los jóvenes de ahora. La psicóloga
Isa Duque (@lapsicowoman) lo confirma en su cuenta de
Instagram.
"Los jóvenes de hoy no son ni serán como los de antes. Ni los de
antes eran como los de antes-antes. Y está bien así. Apartemos
un poco los prejuicios adultistas, juvenófobos y tecnófobos que nos aparecen
cuando observamos a las generaciones más jóvenes y esforcémonos por trazar
puentes intergeneracionales atravesados de diálogos transformadores. Porque
además, nos necesitamos", explica en su post de Instagram antes de hablar
de todas las diferencias entre la Generación Z y otras: los Z leen más
libros, están más concienciados respecto al cambio climático o
la violencia sexual, se cuidan más, evitando el consumo de alucinógenos u otro
tipo de drogas y se ven sometidos a dificultades extras. Deben destinar más del
80% de sus ingresos si quieren alquilar una cosa y han tenido que superar una
pandemia en un momento crucial de su desarrollo. La propia Duque ha hablado de
todo ello en su libro 'Acercarse a la Generación Z' (Zenith).
¿Y ahora (en verano), qué?
En verano ocurre que padres e hijos, los que fueron jóvenes y
los que lo son ahora, comparten más horas de las habituales en
casa o en el lugar de vacaciones. ¿Cómo sobrevivir a una
convivencia resbaladiza, cuando asoman las manías, los hábitos, los diferentes
tipos de entender el ocio y la vida doméstica? Quizá crees
que no tienes ese problema. Te proponemos este cuestionario: ¿sientes que no
conectas o no comprendes del todo a esta generación llamada Z, que
parece vivir a través de las pantallas? ¿Piensas que no tienes nada en
común con su mundo y su forma de relacionarse? ¿Crees que entender a tus
hijos es un desafío que no puedes superar? Si has
respondido sí, la brecha generacional existe, pero podemos ayudarte a salvarla
con esta sencilla guía.
Piensa cómo eras tú
Desde Aristóteles se denigra la imagen de la persona joven. A la
Generación Z se la ve con tecnofobia y neofobia, el
rechazo a lo nuevo. Esto ha creado un caldo de cultivo que provoca un
alejamiento cuando, en realidad, sus deseos, sus anhelos, son
exactamente los mismos de cuando nosotros éramos jóvenes o
adolescentes. En este caso, lo recomendable es reflexionar cómo éramos
nosotros de jóvenes y de adolescentes. Esa será la clave para
crear puentes generacionales.
Otra barrera que debemos evitar es la del adultismo: mirar su mundo desde la perspectiva prepotente adulta. Nuestros hijos aún no han madurado, no son peores que nosotros, sólo más inexpertos.
Comprende su mundo (por ejemplo, las redes)
No es que haya que abrirse una cuenta de Tik Tok, aunque sería
un ejercicio muy interesante. Pero sí hay que informarse, conocer qué redes
usan más. qué ajustes de privacidad o de control parental hay... No hay
vergüenza que valga: si hay que preguntar a alguien que sepa de esto o a otro Z
de confianza, estás a tiempo. Para ello, deja de lado los prejuicios. El
objetivo no es criticar a tu hijo, sino entender por dónde se mueve y qué le
aporta.
Muestra tu cariño
Detrás de un adolescente cañero sigue habiendo un chaval que
necesita cariño. Mantener los vínculos amorosos es esencial en
un momento del desarrollo clave como es la adolescencia. Para algunos padres
puede ser un reto por distintas circunstancias, porque, por ejemplo, les
conecte a su propia adolescencia. El tipo de adolescencia que hayan vivido los
padres también cuenta. Hay personas que no pudieron vivirla a los 15 y
la pasan a los 40. Lo importante es que en esa fase ninguna de las partes se
aleje. Al fin y al cabo, los padres son los mayores
refrentes en la vida de cualquier persona.
Enséñales sin abrumar
¿Cómo podemos hablar claro de temas como drogas, adicción a
pantallas o porno sin caer en la típica chapa?
Haciendo una puesta a punto sobre estos temas con información de calidad
y siendo buenos referentes, por ejemplo, en el buen uso de las
pantallas. Los mayores influencers de los jóvenes y adolescentes son sus
padres. Se educa 24 horas, siete días a la semana. Para ellos,
es esencial ver cómo nos relacionamos con la tecnología, el alcohol o el ocio.
Más que abrumarles con palabras, hay que apostar por los hechos.
Sé transparente
Ser padre implica tener que hablar de situaciones
incómodas. ¿Cómo hacerlo? Los psicólogos recomiendan tratar el
tema con transparencia, de la manera más limpia posible de prejuicios. Lo ideal
es tener creado un ambiente seguro, en el que puedan
sentirse bien y puedan tratar los temas que quieran.
Respeta su intimidad
Tengamos en cuenta que como jóvenes adultos también
necesitan disponer de cierta intimidad. A veces, eso incluye crear
distancia entre padres e hijos. Eso también es sano. La
identidad se construye eligiendo, dejando unas cosas atrás y
tomando otras, estando con uno mismo y construyendo un universo propio. El
psicólogo Luis F. Rojas lo tiene claro: "Si tu hijo te cuenta todo, tiene
y tenéis un problema".
No hay comentarios:
Publicar un comentario