miércoles, 10 de enero de 2024

Cambiar de postura corporal puede hacer que te sientas mejor


SILVIA PATO

La postura es uno de los signos del lenguaje corporal que más información transmite sobre nuestra personalidad y las emociones que sentimos en determinado momento. Es tal la relación que nuestra postura mantiene con nuestro estado de ánimo que, según los psicólogos, modificarla puede contribuir a que nos sintamos mejor.

Por ese motivo, y para contribuir a tu bienestar, en esta ocasión te explicamos todo lo que debes saber sobre el pensamiento corporal y cómo cambiar de postura puede hacer que te sientas mejor. Seguro que ya lo has practicado de manera inconsciente en más de una ocasión.

Cambia tu postura corporal

La postura corporal

Toda persona, según su condición física, tiene una postura corporal ideal: espalda recta con la columna bien derecha, extremidades bien alineadas y hombros erguidos, como si una plomada lo tuviera erecto de cabeza a los pies. Esta pose bien compensada se nota, sobre todo, de pie, cuando vamos caminando o cuando nos sentamos en una silla.

Sin embargo, hay otros factores que influyen en ella, la mayoría psicológicos, si obviamos determinados problemas de salud. Ejemplo de ello son las personas de carácter tímido, que tienden a encorvar los hombros hacia delante, como queriendo esconderse; las mujeres con pecho voluminoso que desean disimularlo puesto que las acompleja; y aquellos individuos agotados o desmotivados que caminan arrastrando los pies. Y es que las emociones también provocan que cambiemos nuestra postura, como sucede con la tristeza, por la que solemos llevar la cabeza baja y mirar el suelo.

De hecho, las personas inseguras y retraídas suelen adoptar posturas cabizbajas, mientras que aquellas con una buena autoestima y carácter alegre verás que usan una postura expansiva, con la cabeza erguida y los hombros echados hacia atrás, pero relajada y segura de sí misma.

Pensamiento corporal

Esta relación entre nuestras posturas y nuestro estado emocional son las que afectan al denominado pensamiento corporal. Este hace referencia a la relación que se establece entre nuestro cuerpo y nuestro estado emocional y de ánimo. Es algo en lo que puede que no hayas reparado, pero resulta frecuente, y muy útil para poder empatizar con nuestro interlocutor y comprender cómo se siente más allá de sus palabras. La información que transmitimos y obtenemos así es muy valiosa.

Cuando no adoptamos una postura natural y nuestras espaldas, nuestras extremidades o nuestros músculos en general se tornan rígidos, estamos viviendo una situación de estrés, enfado o riesgo que afecta a nuestras emociones. Y si andamos encorvados o nos sentamos encogidos, seguramente nos encontremos desmotivados y tristes. Cuando veas a alguien caminar en pleno duelo por el fallecimiento de un ser querido comprobarás cómo parece que carga el peso del mundo sobre sus hombros.

Postura corporal y psicología

No obstante, en determinadas situaciones, es posible ayudar a nuestra mente a que se sienta mejor. Cuando adoptamos estas posturas, ya sea rígidas, ya sea decaídas, le enviamos determinado mensaje a nuestro cerebro, por lo que enaltecemos y alimentamos las emociones y los pensamientos negativos.

De tal modo, cuando nuestro ánimo se vea afectado por una situación de estrés, ansiedad, tensión tristeza puedes enviar una señal positiva al cerebro para hacer sentirte mejor. Es tan sencillo como cambiar tu postura. Pon derecha la espalda, relaja los brazos, respira hondo con ritmo pausado y mira al frente. Desde luego, tu pena y tus nervios no desaparecerán por arte de magia, pero sí te sentirás mejor y podrás afrontar mejor la situación que se te presente.

Cómo adoptar una buena postura

Como has podido comprobar, adoptar una buena postura corporal no solo es necesario para mantener nuestro cuerpo en perfecto estado de salud sin problemas de espalda, sino también para que nuestro ánimo esté más relajado y tranquilo, con una actitud más positiva ante la vida y controlando mejor nuestras emociones para no dejarnos llevar por la ira o abatirnos por la tristeza.

Los dos mejores hábitos para mantener una postura corporal correcta es practicar algún deporte de manera habitual y el autoconocimiento. Debes seguir una vida activa y caminar cuidando la postura para fortalecer los músculos. El sedentarismo nunca es bueno para nuestra mente ni nuestro organismo. Además, deberás aprender a observar tu cuerpo para ver si realmente estás adoptando una pose correcta o si te estás dejando arrastrar por un estado de ánimo extremo que hace que pierdas el control y el equilibrio mental. Cuando veas que es así, cambia la postura y verás cómo tu actitud cambia.

Vigila especialmente los hombros, acostúmbrate a sonreír más y relaja el gesto de tu rostro sin apretar las mandíbulas. Envía señales positivas a tu cerebro, camina, corre o practica tu deporte favorito y aprende a conocerte mejor y relativizar los conflictos para no que no terminen causándote un serio problema de salud.

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