miércoles, 4 de febrero de 2015

El mágico poder de escribir

PSICOLOGÍA
Pone en orden los pensamientos, reduce la ansiedad y ayuda a comunicarse con los demás

GABRIEL GARCÍA DE ORO | El País | 08/06/2014

Gracias a la lectura, nuestro mundo personal se enriquece con otros mundos, se ensancha nuestra vida con otras vidas. Leer, sin lugar a dudas, es crucial en el crecimiento y desarrollo de los individuos y de la sociedad. Tanto es así que desde distintos sectores se trabaja para elevar los índices de lectura en la población. Nos hemos dado cuenta de ello. De lo que aún no nos hemos percatado es del poder mágico y transformador que tiene la otra cara de la moneda: escribir. Tal vez para muchos esta actividad está reservada para “aquellos que saben escribir”. La mayoría de nosotros nos sentimos excluidos del olimpo de las letras, reduciendo nuestros actos en este sentido a un puñado de correos electrónicos, listados de la compra o redundantes mensajes en las redes sociales. Pero pensar que esta actividad está reservada a los grandes literatos sería tan estúpido como creer que no podemos salir a correr porque no somos Usain Bolt. Como decía Oscar Wilde, solamente hay dos reglas: tener algo que decir y decirlo.

Al escribir proyectas un mundo a tu medida” (Jesús Fernández Santos)
El diario personal es una de las herramientas más usadas por los psicólogos para reordenar las emociones de los pacientes. Sus beneficios son muchos; incluso, según un estudio llevado a cabo en Nueva Zelanda y publicado en la revista Time, la gente que lleva un diario personal cicatriza antes sus heridas, y no hablamos de las emocionales, sino de las físicas.

Reflexionaremos nuestro día. El diario nos obliga a organizar lo que hemos vivido y a ponerlo en relación con nuestros sentimientos. Volvemos, por así decirlo, a vivir y sentir lo más importante del día.

Evaluaremos nuestras respuestas emocionales. La reflexión nos conduce a la evaluación. ¿Hemos actuado correctamente? ¿Nos hemos dejado llevar por los sentimientos? ¿Volveríamos a actuar de esta manera? Estas preguntas nos permiten mejorar o reforzar nuestra conducta, y así crecer en confianza y autoestima.

Pondremos en perspectiva las situaciones. Porque podremos repasar las páginas escritas y darnos cuenta de que esto que tanto nos preocupaba, con el paso del tiempo, resulta que no tenía tanta importancia. O que aquel problema que pensábamos que no tenía solución, resultó tenerla.

Liberaremos estrés. Escribir de lo que nos pasa es una manera inigualable de exteriorizar emociones. De airear sentimientos. O, incluso, de dar rienda suelta a fantasías.

Dormiremos mejor. Todo lo que hemos mencionado provoca que aligeremos carga antes de ir a dormir. Que estemos más relajados y con más seguridad para afrontar el nuevo día, lo que facilita que durmamos mejor y descansemos profundamente, y así al día siguiente estaremos más despiertos. En todos los sentidos.

James Pennebaker, psicólogo de la Universidad de Texas, estudia sus beneficios desde hace más de tres décadas. Si queremos empezar este viaje interior, solamente debemos:

Escoger un tema que nos preocupe, por ejemplo, por qué no me llevo bien con esta persona, o por qué me siento mal en esta situación, o por qué no consigo hacer esto que me propongo… Lo que sea, pero que tenga relevancia para nosotros.

Escribir 20 minutos durante cuatro días seguidos. Es importante ser constante durante el proceso. Encontrar un momento de tranquilidad en el que sepamos que no seremos molestados. Apagar teléfonos, aislarse por un rato.

“El que lo piensa todo primero, no escribe nada después” (Francisco Umbral).
Solo escribir. Hacerlo sin pensar en el qué. Dejar que las palabras fluyan, que las frases salgan de nuestro interior. Sin atender al estilo ni a la corrección ortográfica. No juzgar; por sorprendente que sea lo que nos venga a la cabeza, escribámoslo. Sin miedo.

No leer hasta el final. Durante los cuatro días que dura este experimento personal es conveniente no repasar. No leer lo que hemos escrito para que no contamine la escritura del siguiente día. Una vez finalicemos, entonces sí hay que hacerlo para ver qué sentimientos tenemos ante esa fotografía interior. Y así, analizar en qué nos puede ayudar, qué hemos aprendido y cómo nos hace sentir.

En la prestigiosa Harvard Business Review apareció un artículo titulado ‘Los beneficios de la poesía para profesionales’. En él, John Coleman insistía en que todos los empresarios deberían escribir poesía.  Y es que la poesía es la mejor medicina para:

Convertir en simple lo complejo. El limitado espacio de un poema nos obliga a sintetizar. A buscar metáforas, paralelismos que conviertan el caos en algo comprensible. La poesía es un ejercicio constante de encerrar lo inalcanzable en una imagen entendible.

No hay espejo que mejor refleje la imagen del hombre que sus palabras”. (Juan Luis Vives)
Desarrollar la empatía. La poesía no solamente nos obliga a estar atentos a nuestros sentimientos, sino también a los de los demás. Una exploración con la que entendernos y conectarnos con el mundo que nos rodea.

Potencia la creatividad. La lucha constante por encontrar la palabra justa que consiga expresar aquello que queremos decir, la capacidad de asombro ante cualquier detalle o el trabajo de imaginación continuo son ejercicios creativos de primer orden.

Nos enseña a valorar la belleza. Cuando estamos conectados con nuestro yo poético, somos capaces de apreciar la belleza en un simple charco. La poesía nos conecta con un sentido estético de la vida.

La palabra es magia, en general tanto cuando hablamos con los demás como cuando lo hacemos con nosotros mismos. Charles Reade dijo: “Siembra un pensamiento y cosecharás un acto. Siembra un acto y cosecharás un hábito. Siembra un hábito y cosecharás un carácter. Siembra un carácter y cosecharás un destino”. Pero no debemos olvidar que los pensamientos se hilan con palabras, y según sea ese hilo, así será el tejido de nuestro destino.


Nota.- He tenido que acortar el texto porque era muy largo. Se puede encontrar en la hemeroteca del periódico El País.

1 comentario:

  1. Personalmente este artículo me ha parecido interesante ponerlo en el blog, porque he comprobado la ayuda de escribir una especie de diario, para ser más objetiva cuando voy a la consulta con el terapeuta. No se lo leo entero, hago una síntesis, pero ayuda a reflexionar sobre reacciones pasadas y que en su momento no sé el por qué, tanto negativas como positivas. De no hacerlo así, si cuando tengo consulta estoy en crisis, parece que desde la última visita todo ha ido fatal y viceversa, y con ello puedo despistar al médico.
    El consejo que da el psicólogo de la Universidad de Texas, James Pennebaker, debe ser más valioso que mi experiencia, pero no lo he hecho nunca y confieso que con mi manera de ser me costaría mucho. Si lo probáis y os resulta útil, por favor poned un comentario. Lo que sí tengo empezado a modo de hobby es un relato de mi familia, para legar a mis descendientes. Algunas veces que a modo de tertulia después del café les leo algún párrafo, los más jóvenes empiezan a soltar carcajadas al contar cuando empezamos a ir al colegio, los juegos de aquella época, las excursiones y un montón de pequeñeces que al mirarlas con perspectiva parece que hayamos nacido mis hermanas y yo hace más de un siglo, y es que en realidad todo ha cambiado mucho y los jóvenes lo desconocen.

    ResponderEliminar