LAURA MIYARA
La
psicóloga Silvia Congost es
reconocida a nivel mundial por su trabajo sobre las relaciones tóxicas,
la autoestima y la dependencia emocional. Su
charla Claves para evitar la
dependencia emocional cuenta con casi 20 millones de
visualizaciones en YouTube y sus libros aportan información crucial para
superar esta forma nociva del apego y construir relaciones sanas.
Con veinte
años de experiencia ayudando a sus pacientes y al público general a lograr
estos avances, Congost llega por primera vez a Vigo para presentar Objetivo amarte, una
experiencia interactiva que está a medio camino entre una charla y una sesión
de terapia grupal. A través de este innovador formato, la experta propone
estrategias y herramientas para mejorar la autoestima. En su paso por Galicia,
Congost nos resume algunos de los conceptos centrales de su trabajo y el aporte
que representan para el bienestar emocional.
—¿Cómo marcan
las relaciones que construimos nuestra autoestima?
—La relación
que tenemos con nosotros mismos y la que creamos a partir de ahí con los demás,
tanto a nivel de relación de pareja, relaciones familiares, amistades o
en el trabajo, todo eso determina si sentimos o no que nuestra vida vale la pena, que somos felices, que
estamos a gusto. Entonces, como no hay una educación en la escuela ni, muchas
veces, por parte de los padres, sobre relaciones, sobre dónde poner límites,
qué es lo que nos sienta bien y qué es tóxico, hay una carencia importante en
este sentido y hace falta aportar esta información. Las tres partes más
importantes que determinan nuestra vida son la relación con nosotros mismos, la
relación con nuestros padres y la relación con las demás personas una vez que
somos adultos. El tema de la autoestima es algo que nos afecta siempre a todos,
a cualquier edad. Siempre estamos a tiempo de iniciar un proceso para mejorarla
y siempre vale la pena hacerlo. Desde adolescentes que empiezan a abrirse a
estos temas, hasta personas de edad avanzada.
—¿Cómo podemos
saber si nuestra autoestima es sana o si necesitamos trabajarla?
—La autoestima
es básicamente el valor que nos damos a nosotros mismos: si sentimos o no que
somos personas valiosas, que somos capaces, que estamos a la altura de aquello
que la vida nos ponga delante, que merecemos que nos amen, que merecemos tener
éxito. Cuando no sentimos eso, nos vemos a nosotros mismos como personas
inseguras, nos comparamos mucho con los demás, sintiéndonos peor; somos
personas con un alto nivel de autoexigencia y, por mucho que hagamos y
consigamos, es como si nunca fuera suficiente. A veces, tenemos miedo a no
encontrar pareja o a que nuestra pareja nos deje y no encontremos a nadie más.
Generamos dependencia emocional con personas que resultan ser tóxicas. A veces,
nos cuesta expresar lo que pensamos, poner límites, decir que no. Renunciamos a
oportunidades que nos permitirían crecer. La falta de autoestima puede
manifestarse de muchas formas distintas. Por eso es importante saber
detectarla, para hacer algo al respecto.
—¿Qué podemos
hacer para fortalecer la autoestima?
—Lo primero es
tener consciencia de ella, hacer ese despertar. Una vez que la vemos, es muy
importante entender por qué tenemos la autoestima que tenemos. Es decir: no hay
un gen de la autoestima que determine que la tengamos bien o mal, sino que es
una consecuencia de las cosas que hemos vivido, de nuestra infancia, de
nuestras experiencias. Y entender por qué tengo la autoestima que tengo me
ayuda a ver que no es que yo sea defectuosa, sino que he vivido unas circunstancias
determinadas, pero que puedo, en cualquier momento, reforzarla y cambiar eso.
—¿Cómo podemos
detectar la dependencia emocional?
—La
dependencia emocional es la incapacidad que sentimos a la hora de cortar una
relación cuando deberíamos terminarla porque es tóxica, porque ya no nos aman,
porque nos tratan mal o porque no podemos crecer en ella. La persona que sufre
dependencia, a pesar de ver en determinados momentos, con mucha claridad, que
aquello no es bueno ni es sano, conecta con un sentimiento de incapacidad
total, un temor terrible a quedarse sin esa persona. Lo veo, pero no soy
capaz de salir. Como una adicción. Es muy destructivo, muy desgastante y nos
impide crecer en todas las áreas de nuestra vida, nos va anulando.
—¿Cómo se sale
de ella?
—Lo primero es
fortalecer la autoestima. Cuanto más aprendes a amarte, cuidarte e identificar
aquello que te está dañando y te impide crecer y evolucionar, más sabes dónde
tienes que poner los límites. Se trata de aprender a amarnos, primero, y
después plantearnos cómo queremos que sea una relación, cómo concebimos una
relación sana, y darnos cuenta de que aquello a lo que nos hemos acostumbrado y
que hemos normalizado no encaja con lo que nosotros queremos y buscamos.
Entonces, hay que empezar a poner límites y aprender a tomar distancia de esa
persona. No siempre se puede por uno mismo. Hay personas que, leyendo un libro,
toman consciencia y cogen las riendas y salen. Pero hay otras personas que, a
lo mejor, necesitan algunas sesiones de terapia.
—¿Por qué para
algunas personas es tan difícil poner límites?
—Nos cuesta
mucho poner límites y creo que tiene que ver con esa necesidad de buscar el
reconocimiento y la aprobación en los demás. Al final, para el ser humano, el
miedo más grande es a ser abandonado, a ser rechazado, a quedarse solo. Y
cuando tú pones límites, tienes un miedo intrínseco a que el otro se enfade, a
que no lo entienda, a que te dé la espalda y, en última instancia, te abandone.
Es un miedo irracional, pero muchas veces conectamos con él y eso es lo que
hace que queramos ceder o permitir determinadas cosas. Si sentimos que, si esa
persona nos abandona, no podremos continuar con nuestra vida, preferiremos,
lamentablemente, estar mal acompañados antes que quedarnos sin esa persona.
—¿Cómo saber
si hace falta poner un límite?
—Cuando
tenemos dudas en ese sentido es bueno hablarlo con alguien de confianza o
incluso con un profesional, si lo estamos pasando mal. Porque, si nuestros
padres, las personas de las que hemos aprendido a relacionarnos, han sido una
referencia tóxica, puede que nos parezca normal permitir determinadas cosas,
porque nos han enseñado a permitirlas con su ejemplo. Y puede que nos estén
dañando y no veamos claramente dónde poner los límites. Yo aconsejo, en
caso de duda, hacer una consulta. Porque si dudamos, es porque hay algo allí
que nos está molestando, que nos está doliendo. Si no, ni nos lo plantearíamos.
Hay que acostumbrarnos a consultar a un profesional, igual que quien tiene un
dolor en una muela va al dentista, deberíamos normalizar acudir a un psicólogo
para aprender y para entender mejor lo que nos pasa.
—¿Cómo podemos
saber si nuestra relación es sana?
—Normalmente,
cuando estamos bien, ni nos planteamos todo esto, porque no nos tenemos que
preocupar por la relación. Es una parte de nuestra vida que fluye y funciona
sin demasiada dificultad. No tenemos que invertir grandes dosis de esfuerzo
para que funcione, que es lo que pasa cuando es tóxica: estamos cayendo una y
otra vez en lo mismo, discutiendo, sintiéndonos mal. Cuando es sana, estamos a
gusto con esa persona, hay equilibrio entre nosotros, nos entendemos, tenemos
paz y sentimos que podemos crecer. Estamos con una persona que se alegra de que
las cosas nos vayan bien y que, si estamos mal, sentimos que está ahí, que se
preocupa y nos apoya. Es una persona en la que podemos confiar y no nos genera
dudas.
—¿Qué podemos
hacer para ayudar a una persona cercana que está en una relación tóxica?
—Es
complicado. Cuando alguien está sufriendo una relación que es tóxica y no se da
cuenta, es difícil poder ayudarla desde fuera. Porque, si estás en este tipo de
relaciones, como tú lo que no quieres es perder a esa persona, no estás
dispuesto a escuchar a nadie que te lleve por ese camino, que te diga de alguna
forma que tienes que cortar esa relación. Entonces, cuando tratas de hacérselo
ver, la persona se cierra y se aparta de ti. Lo mejor es intentar aportar un
poco de luz cuando la persona viene a nosotros porque está mal. En el momento
en el que tiene la crisis, el bajón que en una relación tóxica siempre hay, si
lo comparte, ahí es cuando podemos dar nuestro punto de vista y tratar de
aportar algo de información: regalar un libro, recomendar a un profesional,
enviar una conferencia por internet, intentar ayudar a que acabe de entender
qué es lo que pasa. Pero sin duda, está comprobado que lo mejor es intentar que
la persona pida ayuda profesional. Porque cuando alguien viene a la consulta,
muchas veces dice: «Esto siempre me lo ha dicho mi madre, mi amiga o mi
hermana, pero ahora lo entiendo de otra forma». Cuando tú vas a un experto en
ese tema y le explicas a alguien que no te conoce de nada, ahí la sanación se
produce de forma más rápida, porque tienes un nivel de apertura distinto.
—¿Qué
herramientas pueden ayudar a fortalecer la autoestima tras una relación tóxica?
—No hay unos
ingredientes o una receta que si la sigues, tu autoestima vaya a mejorar. Por
lo general, es un proceso terapéutico que se realiza. Pero tiene que haber un
trabajo emocional, es decir, empezar a sentir autocompasión por ti mismo,
volver a sentir amor hacia ti, porque solo cuando te amas vas a poner límites
cuando alguien te esté dañando y no lo vas a permitir. Eso hará que conectes
con tu dignidad y empieces a poner barreras. También hay que trabajar con las
creencias, con esos mensajes que nos damos a nosotros mismos. Porque cuando estamos
mal, caemos fácilmente en decir: «Soy un inútil, no soy capaz, nunca lo voy a
lograr, no lo merezco», y eso nos daña muchísimo. Imagina que le dices eso a
otra persona, cómo se sentiría si estás todo el día repitiéndole esto. En
cambio, a nosotros mismos nos hablamos así, ya estamos acostumbrados y es como
si no nos doliera tanto, pero el daño es el mismo. Hay que trabajar también a
nivel de actividades externas: hacer cosas nuevas, hacer cambios en nuestra
vida y analizar con quién pasamos tiempo, cuáles son las personas que tenemos
alrededor, si son sanas o no y de quién debemos defendernos. Porque todo eso
afecta a nuestra autoestima.
—¿Las personas
tienden a aislarse cuando están en ese proceso interno de reconstrucción?
—Cuando uno se
siente mal, tiene menos ganas de compartir y de estar con gente, tiende a
encerrarse más y quedarse sin que nadie la vea. Pero, al contrario, es
importante que nos esforcemos un poco. Siempre hay un momento en el que tienes
que permitirte estar solo, abrazarte y llorar, estar contigo. Pero no puedes
quedarte ahí anclado, porque va a ser perjudicial. Entonces, siempre es bueno
que, cuando estás en el proceso de salir de una relación tóxica y aprender a
quererte, aunque no te apetezca nada ahora ir a ese sitio al que te han
invitado, vayas. Cada uno tiene que responsabilizarse. Aunque no te apetezca,
por ejemplo, ir al gimnasio, es importante que vayas, tienes que poner de tu
parte para ir saliendo y mejorar tu autoestima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario