miércoles, 30 de abril de 2025

Nacho Roura, neuropsicólogo: "Dos semanas de privación de redes bastan para aumentar la atención y el nivel de bienestar""

PAOLO FAVA        |       elespanol.com      |        21/04/2025


"La salud mental se ha vuelto un producto comercial: se le llama 'autocuidado' a comprar cosas"/ "Relacionarnos con los nuestros, con nuestro círculo social, es la mayor regulación emocional"/ "El simple hecho de que haya personas que no hayan sabido nunca lo que significa estar ilocalizable es un problema".

 "¿Qué es El cerebro milenial?", dices mientras clavas tu pupila en mi perfil de Instagram', se preguntaba Nacho Roura (A Coruña, 1997) en la introducción a su primer libro. Psicólogo especializado en Neurociencia por las Universidades de Barcelona y de Maastricht, combina la redacción de su tesis y una estancia en el Departamento de Neurociencia del Hospital San Martino de Génova (Italia) con atender a sus más de 250.000 seguidores. "Para mí, es una responsabilidad", explica. "Doy los mensajes que creo que tengo que dar en base a lo que percibo en mi entorno, y en la medida en la que puedan ayudar".

 Su sentido del humor y su capacidad comunicativa han convertido a Roura en un referente generacional en una época en la que la precariedad, la ansiedad y el debate identitario están a la orden del día. No se considera influencer, explica. "Yo entiendo que ese tipo de perfil es un escaparate para influenciar opiniones o promocionar marcas. Pero yo vivo de la investigación, no de mis redes. La divulgación que yo quiero hacer es la que nos enseñe a hacernos las preguntas, más que dar respuestas".

 

La divulgación neurocientífica está en pleno boom. ¿A qué atribuye este interés por el funcionamiento de nuestro cerebro?

No creo que el boom se haya gestado justo ahora, ya existía un interés en la investigación en neurociencia cuando yo empezaba la carrera. Me recuerda al que había a comienzos del 2000 por la genética. Todo el mundo buscaba las respuestas en un gen concreto. Y ahora, en cierto modo, resulta muy atractivo ponerle el adjetivo 'neuro' delante a las cosas. Pero como contrapartida, los discursos que sólo se limitan a eso resultan muy efectivos pese a ser reduccionistas. ¡Y generan mucha pasta!

 

¿Tiene algo que ver con la denominada 'sociedad del malestar'? ¿Qué lleva a España a que seamos líderes en consumo de ansiolíticos?

Esa es una pregunta muy compleja, y necesariamente voy a ser incompleto en mi respuesta. Hay varios factores: primero, una mayor sensibilización. Antes, cuestiones que causan mucho sufrimiento se quedaban en la esfera de lo privado. Hemos ganado en visibilización, en entender que todos somos vulnerables. Después, tenemos mayor acceso al lenguaje psicológico, hablamos de ello mucho más. En cuanto a datos, especialmente después de la pandemia y en una población de riesgo como es la de los adolescentes, se ha reportado un aumento de síntomas, incluyendo desde autolesiones a la ansiedad. Finalmente, se aprecia un desencanto en determinadas franjas de edad: tratar de recolocarte en una vida que no es lo que tú pensabas y que no te garantiza las condiciones materiales para tu tranquilidad.

 

¿Se ha subestimado el impacto de la precarización de la vida en la salud mental de las generaciones más jóvenes? - Hay que pensar que se han normalizado ciertas dinámicas. Antes, invertir en tu formación y dedicar muchas horas al trabajo te permitían tener un 'colchón' económico. Ahora no. Por otra parte, hablar más de salud mental no implica necesariamente hablar mejor ni con más rigor. Tú entras en una red social, ves 'tips de autocuidado' y casualmente consisten en comprar cosas. Apuntarme al gimnasio, hacerme el skincare... en mi opinión, se ha convertido la salud mental en un producto comercial. Si logro convencerte de que tu salud mental sólo depende de lo que tú haces, hay muchas cosas que te puedo vender por el camino.

 

Es decir, en buena lógica comercial, ¿se crean las necesidades para luego vendernos los remedios?

Efectivamente. Hay muchas estrategias de cuidado de la salud mental que los seres humanos hemos desarrollado tras miles de años de evolución. Tenemos incorporados mecanismos de regulación de nuestras emociones. Relacionarnos con los demás, con nuestro círculo social, es un poderoso instrumento regulador.

¿Cuáles son los mecanismos de regulación emocional imprescindibles para introducir en nuestra vida?

 

Yo destacaría el apoyo social, pero no en el sentido de 'voy a contar mis problemas a todo el mundo'. El apoyo significa que cuando yo esté mal, voy a buscar ayuda en el otro. Y voy a prestar mi ayuda cuando vea que otra persona está mal. Esto se ha visto al estudiar las redes sociales. La principal variable no es el tiempo de uso, sino las emociones desde las que las utilizamos: el aburrimiento, la tristeza... Está empezando a ser una estrategia de regulación emocional que sustituye al contacto social. Y ahí no hay apoyo, estás solo, ni vas a poder aportar nada al contenido de tus contactos, ni ese contenido te va ayudar a superar la emoción desde la que lo consumes.

 

 

¿Se relaciona este fenómeno con la llamada 'epidemia de la soledad'?

Yo trabajo con población envejecida y te das cuenta de que efectivamente hay gente mayor que está muy sola. Pero creo que hay también un componente cultural. Se nos ha vendido que hay que aspirar a la independencia máxima, a ser autónomos y a que nuestras emociones no dependan en absoluto de lo que pase a mi alrededor. Eso no es real. Las emociones son mecanismos evolutivos que nos empujan a movilizarnos, a acercarnos a las cosas que nos ayudan a sobrevivir y alejarnos de las que no. Yo apuesto por la interdependencia, porque no soy independiente ni de las condiciones materiales ni de las condiciones humanas a mi alrededor.

¿Tenemos ya evidencias de cómo han afectado las pantallas a la regulación emocional y las capacidades cognitivas de las nuevas generaciones?

Los primeros estudios longitudinales, que son los que permiten ver los cambios en el tiempo, han empezado a publicarse ahora. Nos dicen que la mera presencia del móvil reduce tu concentración y tu productividad, y lo hace en función de la distancia física. Tener el móvil encima de la mesa cuando escribo me provoca una mayor alteración de la atención que tenerlo en la mochila. En otra intervención, se 'caparon' las conexiones a Internet del móvil durante dos semanas. Bastaron dos semanas de privación de redes para aumentar el rendimiento en tareas, la capacidad de atención, y se reportaban niveles de bienestar mucho más altos.

¿Van en el sentido correcto las medidas que abogan por reintroducir el libro y la hoja escrita en la escuela, en detrimento de la pantalla?

No soy especialista en neuroeducación, pero los estudios demuestran que la retención de información, el aprendizaje y la memorización traen un rendimiento muy superior al adquirirse con el papel y la escritura. Esto es a nivel de capacidades lógicas. Pero también hay aspectos visoespaciales que pueden haber desarrollado estas nuevas generaciones. Yo intuyo que esta exposición no va a afectar a todos los aspectos de la inteligencia de la misma manera. Yo personalmente soy del libro al 100%, de escribir y subrayar. Pero no creo que la pantalla en sí sea el problema. No pienso que cualquier tiempo pasado fuera mejor. Antes también estaba lo de "la letra con sangre entra".

Usted ha llegado a conocer la época en la que si querías Internet, tenías que conectarte a un ordenador de mesa. ¿Estábamos mejor entonces?

No creo que fuera mejor en términos de acceder a la información, pero sí en cuanto a información social. El simple hecho de que haya personas que no hayan sabido nunca lo que significa estar ilocalizable es un problema. Que sientas que todo lo que haces tiene que ser compartido, o que en cualquier momento tienes que estar disponible.

lunes, 28 de abril de 2025

Francesc Miralles experto en crecimiento personal: "Hay que acostarse con la sensación de que el día ha sido un buen capítulo del libro de la vida"

 FRANCESC MIRALLES        |      Cuerpomente.com     |     17/04/2025

Llenar tus horas de valor, las que pasas en casa, en el autobús, con los tuyos o tú solo, es lo que definirá una vida de éxito.

Decía Benjamin Franklin que "La felicidad humana no se suele lograr con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días." Cuidar de esas pequeñas cosas es la clave de la excelencia cotidiana.

Relacionamos la excelencia con la carrera profesional, con la productividad y los logros. Sin embargo, la vida cotidiana merece el mismo cariño, aunque muchas personas destacadas en su campo desatienden la vida familiar o el cuidado de su propia salud.

En el documental "The Wisdom of Trauma", Gabor Maté reconoce, delante de su esposa, que su trabajo en el hospital llegó a absorberle tanto que llegaba a casa agotado y no trataba bien a su familia. Darse cuenta de ello le permitió reaccionar y llevar una parte de ese amor y entrega a los suyos.

Hay que celebrar cada gesto cotidiano

La excelencia cotidiana empieza honrando, por la mañana, el nuevo día. Celebrar el aseo y cuidar del desayuno como si sirvieras a la realeza. Hacer las cosas bien y con tiempo suficiente, incluyendo los trayectos al trabajo y de regreso a casa. Convertir el ocio en una cita memorable, con los demás o contigo mismo, llenando tus horas y minutos de valor, en lugar de matar el tiempo. Escuchar sin criticar. Cuidar de lo tuyo y de los tuyos. Acostarte al final del día con la sensación de que, también esta jornada, ha sido un buen capítulo del libro de la vida.

prueba lA FÓRMULA DE CARY GRANT

Al ser preguntado por su secreto para la felicidad cotidiana, el actor respondió lo siguiente: «Mi fórmula para la vida es muy simple: me levanto por la mañana y me acuesto por la noche; entre medio, trato de ocuparme lo mejor que puedo

En un documental sobre el monasterio de Montserrat que pude ver en primicia, se entrevistaba a los monjes sobre la organización de su tiempo. Esta orden sigue una vida pautada según la Regla de San Benito, que tiene casi 1500 años de antigüedad.

Los monjes se levantan al amanecer, rezan juntos, toman sus comidas y realizan las labores que les son asignadas. También tienen un par de horas libres para actividades de su elección.

Ajenos a las urgencias y las prisas de la civilización, podríamos pensar que estos religiosos disponen de todo el tiempo del mundo; sin embargo, uno de ellos expresaba su preocupación por cuidar de cada hora y cada minuto, poniendo conciencia a lo que se está haciendo y por qué se está haciendo. 

De no ser así, confesaba el monje, corremos el riesgo de perder el tiempo.

No pierdas el tiempo organizando la vida

Para que eso no suceda, la excelencia cotidiana está en el hacer, y no en el programar. Hay muchas personas obsesionadas en gestionar el tiempo de forma productiva, lo cual solo las lleva a estresarse más. 

Como decía Séneca hace dos milenios: «Hay quienes gastan la vida en organizar la vida.»

En lugar de leer sesudos tratados sobre cómo organizarnos, hay una ley empresarial que nos puede servir de guía para todo lo que hagamos: "Debes elegir si vendes por cantidad o por calidad". Cuantas menos cosas hagas, también en tu vida cotidiana, mejor hechas estarán.

De los monjes podemos aprender a hacer una cosa detrás de otra, siempre con mimo y dedicación. De las marcas de lujo, que la escasez crea valor. ¿Y qué hay más valioso que la vida? ¿Hay mayor lujo que hacer un buen uso de nuestro tiempo?

Si recordamos eso cada día, podremos hacer de la existencia un arte.

Excelencia cotidiana es poner conciencia a las pequeñas cosas, porque como decía Robert Brault, tal vez un día mires atrás y te des cuenta de que eran las grandes.

sábado, 26 de abril de 2025

¿Sientes que todo te molesta últimamente?. Puede ser tu cerebro pidiendo ayuda

 ÁNGEL RULL      |     elperiodico.com      |      26/03/2025                                                 

La irritabilidad refleja cambios en nuestra salud mental

Hay momentos en la vida en los que parece que cualquier cosa nos irrita: el ruido del tráfico, las conversaciones ajenas, la forma en que alguien mastica o incluso la luz del sol. Este estado de irritabilidad constante puede hacer que reaccionemos con mayor sensibilidad ante estímulos que normalmente no nos afectarían de la misma manera. Aunque es común atribuir este malestar al estrés o al cansancio, en realidad puede ser una señal de que el cerebro está pidiendo ayuda.

La irritabilidad no es simplemente un mal humor pasajero. Es una respuesta emocional que indica que algo en nuestro sistema está fuera de equilibrio. En muchas ocasiones, es una manifestación de una sobrecarga mental, una falta de descanso adecuado o incluso un síntoma de que el cuerpo y la mente están intentando procesar algo que aún no hemos identificado del todo.
¿Nuestro cerebro pide ayuda a través de estar irritables?
¿Qué otras señales debemos tener en cuenta?

Este estado de hipersensibilidad ante el entorno no surge de la nada. Puede deberse a múltiples factores, desde cambios hormonales hasta una acumulación de estrés prolongado. A veces, cuando no podemos expresar lo que realmente nos preocupa, nuestro cerebro lo manifiesta a través de una reacción exagerada a estímulos externos. Identificar esta señal a tiempo puede ayudarnos a comprender qué está ocurriendo en nuestro interior y qué necesita nuestra mente para recuperar su equilibrio.

El cerebro es un órgano increíblemente complejo que está en constante comunicación con el resto del cuerpo. Cuando experimentamos irritabilidad frecuente, puede ser una señal de que algo no está funcionando de manera óptima. Esta reacción es, en muchas ocasiones, una forma en la que nuestro cerebro nos avisa de que necesita atención, descanso o un cambio en nuestras rutinas.

Una de las razones más comunes por las que el cerebro responde con irritabilidad es la sobrecarga de estímulos. En la actualidad, vivimos expuestos a una gran cantidad de información, notificaciones constantes y demandas sociales que pueden agotar nuestra capacidad de procesamiento. Cuando el cerebro está saturado, se vuelve más difícil filtrar los estímulos irrelevantes, lo que puede llevar a una sensación de agobio y, en consecuencia, a un estado de mayor sensibilidad e irritación.

Otro factor relevante es el agotamiento emocional. Cuando hemos estado lidiando con preocupaciones intensas durante un tiempo prolongado, el cerebro puede entrar en un estado de hiperactividad, dificultando la capacidad de relajarnos. En estos casos, la irritabilidad es una manifestación de la fatiga mental, que puede generar una menor tolerancia a los imprevistos y una sensación de frustración constante ante situaciones cotidianas.

Asimismo, la falta de sueño es uno de los principales desencadenantes de la irritabilidad. Durante el descanso, el cerebro procesa emociones, consolida recuerdos y regula los niveles de neurotransmisores. Un sueño de mala calidad o insuficiente altera este proceso, afectando el equilibrio emocional y reduciendo nuestra capacidad de afrontar los estímulos externos con calma.

La irritabilidad es solo una de las formas en que el cerebro puede expresar que necesita ayuda. Existen otras señales que pueden acompañarla y que nos brindan información valiosa sobre nuestro estado emocional y mental. Prestar atención a estos signos puede ayudarnos a identificar la raíz del problema y tomar medidas para recuperar el bienestar.

Uno de los síntomas más frecuentes es la fatiga persistente. Cuando el cerebro está sobrecargado, el cuerpo también lo resiente. Sentirse agotado a pesar de haber dormido lo suficiente, experimentar dificultades para concentrarse o notar una sensación de pesadez constante pueden ser indicadores de que el sistema nervioso está funcionando por encima de su capacidad habitual.

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Otra señal importante es la dificultad para regular las emociones. Si últimamente todo parece generar una reacción desproporcionada, ya sea tristeza, frustración o desánimo, esto puede indicar que el cerebro está teniendo dificultades para gestionar el estrés. Las emociones tienden a intensificarse cuando el equilibrio neuroquímico está alterado, lo que puede llevar a respuestas emocionales exageradas ante situaciones que antes se manejaban con mayor facilidad.

Además, es común experimentar alteraciones en el sueño o en el apetito. Cuando la mente está en un estado de alerta constante, puede resultar difícil conciliar el sueño o mantener un descanso reparador. De la misma manera, los cambios en el apetito, ya sea una disminución o un aumento repentino de la necesidad de comer, pueden ser una manifestación de que el cerebro está buscando formas de compensar el malestar interno.

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Sentir que todo molesta con más intensidad de lo habitual puede ser una señal de que el cerebro está tratando de comunicar que necesita un cambio. La irritabilidad no es simplemente un estado pasajero, sino una manifestación de que algo en nuestro sistema necesita ser atendido. Comprender su origen y observar otras señales que puedan acompañarla nos permite actuar de manera más consciente para recuperar el equilibrio emocional.

El estrés, la falta de descanso adecuado y la sobrecarga de estímulos pueden ser algunos de los factores que contribuyen a esta sensación de malestar constante. Prestar atención a las señales que envía el cuerpo y el cerebro es fundamental para evitar que el malestar se acumule y afecte otros aspectos de la vida cotidiana. A veces, el primer paso para sentirnos mejor es reconocer que nuestra mente está pidiendo un respiro y permitirnos atender esa necesidad con mayor compasión y cuidado.

jueves, 24 de abril de 2025

Enrique Rojas, psiquiatra: "Durante la depresión la persona sufre diferentes etapas que le deja hundido"

 PAZ PINEDA       |      elespanol.com       |     16/03/2025

El experto en salud mental incide en la importancia de saber diferenciar entre tristeza y depresión, y las diferentes fases de cada una de ellas. 

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2020 un 5,4% la población española contaba con algún tipo de cuadro depresivo, lo que equivale a 2,1 millones de personas. Una cifra alarmante pero, por suerte, cada vez más presente en la sociedad, consiguiendo que la salud mental esté adquiriendo paulatinamente la importancia que merece, dejando atrás tabúes pasados. 

 

En mayor o menor medida, todos hemos experimentado y sufrido momentos de tristeza. Momentos que, aunque difíciles, debemos ser conscientes de que se trata de una tristeza pasajera, lo que puede ser confuso y poco preciso pero, tenemos que tener muy en cuenta que no se trata de una "depresión"

 

Según el reconocido psiquiatra Enrique Rojas, entender la diferencia entre la tristeza normal y la depresión es esencial para poder abordarlas de manera efectiva. Aunque ambos estados emocionales comparten algunas características, las implicaciones para la salud mental son muy diferentes.

La tristeza: una emoción natural

La tristeza es una respuesta emocional natural ante situaciones de pérdida, decepción o frustración. Como nos recuerda Rojas, "la tristeza es una emoción básica del ser humano, y todos la experimentamos".

Es un mecanismo adaptativo que nos ayuda a procesar y superar situaciones difíciles. La tristeza, por lo general, es transitoria y su intensidad disminuye con el tiempo. Incluso cuando nos encontramos tristes, es posible realizar actividades que nos distraigan y nos ayuden a superarlo.

Marián Rojas, hija de Enrique Rojas y también psiquiatra, explica que la tristeza, aunque dolorosa, es beneficiosa cuando se gestiona adecuadamente. "La tristeza nos conecta con los sentimientos de los demás y nos impulsa a encontrar sentido en la vida", comenta. Este sentimiento, si se maneja bien, puede ser incluso revelador, ya que nos permite hacernos preguntas profundas sobre nuestra existencia.

Sin embargo, Enrique Rojas también destaca que la tristeza puede ser más profunda en ciertos momentos de la vida. La tristeza exógena, es decir, aquella que responde a factores externos como una pérdida o un fracaso, puede llevarnos a sentirnos desanimados.

No obstante, la diferencia clave es que, en estos casos, el individuo puede superar la tristeza a través de la distracción o el apoyo social, mientras que en la depresión la tristeza persiste y afecta gravemente las capacidades cognitivas y emocionales.

La depresión: una enfermedad más allá de la tristeza

Por otro lado, la depresión es mucho más que una simple emoción negativa. Es un trastorno mental grave que afecta a las personas de manera profunda y persistente. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor del 5% de los adultos en todo el mundo sufren de depresión, siendo las mujeres son más propensas a padecerla. Enrique Rojas advierte que, aunque todos hemos experimentado tristeza, la depresión tiene un impacto mucho mayor en la vida de quienes la padecen.

 

"La depresión es un trastorno que afecta todos los aspectos del ser humano: el cuerpo, la mente y las emociones", explica Rojas. En este trastorno, la tristeza es mucho más profunda y persistente que en la tristeza normal. A menudo, la depresión bloquea la capacidad de una persona para llevar a cabo tareas cotidianas, como trabajar o interactuar socialmente. Los pensamientos negativos se apoderan de la mente, y pueden aparecer ideas suicidas o tendencias a aislarse del mundo.

 

Uno de los aspectos más preocupantes de la depresión, como señala Rojas, es que produce un empobrecimiento global de las funciones mentales. "Se produce un empobrecimiento de todo lo que son las categorías mentales: la percepción, la memoria, el pensamiento, la conciencia o la afectividad", asegura el psiquiatra. Esto significa que las personas con depresión experimentan dificultades para pensar con claridad, recordar cosas, o disfrutar de actividades que antes les resultaban placenteras.

 

La depresión también puede manifestarse de diversas formas. Según la Clínica Universidad de Navarra, los síntomas pueden ser tanto físicos como emocionales, y van más allá de la tristeza. La fatiga constante, los dolores de cabeza, la dificultad para concentrarse, y los cambios en el apetito y el sueño son algunos de los síntomas comunes de la depresión. La tristeza, aunque es uno de los síntomas más prominentes, es solo una parte de un cuadro mucho más complejo.

 

Diferencias clave entre tristeza y depresión

Las diferencias entre la tristeza y la depresión son fundamentales. Como explica Enrique Rojas, "la tristeza normal es más ligera y menos persistente, y se puede superar con distracciones o actividades que nos ayuden a sentirnos mejor".

En cambio, la depresión "bloquea la conducta", "deja al sujeto hundido y sin capacidad de reacción", y afecta todos los aspectos de la vida cotidiana. La tristeza es una emoción que se puede gestionar de manera saludable, mientras que la depresión es una enfermedad que requiere intervención profesional.


Es importante reconocer las señales de advertencia de la depresión, que incluyen una tristeza persistente, la pérdida de interés en las actividades, los cambios en el sueño y el apetito, y la aparición de pensamientos negativos, incluida la idea de la muerte o el suicidio. Si experimentas estos síntomas, no lo dudes: es crucial buscar ayuda profesional de inmediato.

martes, 22 de abril de 2025

Adictos a las compras: las tiendas online aumentan el riesgo de gasto compulsivo

JOSEP CORBELLA        |     lavanguardia.com      |       21/04/2025


Psicólogos y psiquiatras advierten que los casos graves requieren tratamiento

 

La adición a las compras es el segundo tipo de adicción conductual más común después de la ludopatía, y por delante de la adicción al sexo, según los datos del hospital de Bellvitge, que tiene un registro de los 5.832 pacientes que ha atendido por adicciones conductuales desde 2005. Si hace 20 años todos los casos correspondían a compras presenciales realizadas en tiendas físicas, desde la pandemia han aumentado los casos en que una parte de las compras se hacen online.

El trastorno de la conducta de compra está identificado como un problema de salud mental desde finales del siglo XIX, cuando el psiquiatra alemán Emil Kraepelin lo definió como krankhafte kauflust (literalmente: deseo patológico de comprar). Pero la facilidad de comprar por internet a cualquier hora del día y desde cualquier sitio, combinada con las estrategias de captación de clientes empleadas por los comercios electrónicos, parecen haber agravado el problema, ha advertido la revista Nature en un reciente artículo titulado La epidemia de compra compulsiva .

Los trastornos de compra pueden afectar a alrededor del 5% de la población adulta, según un metaanálisis publicado en Addiction que sintetiza datos de 40 estudios realizados en 16 países. Pero “es probable que muchos de los casos no se diagnostiquen y no se traten”, señala Susana Jiménez Murcia, jefa del servicio de psicología clínica del hospital de Bellvitge y referente en tratamiento de adicciones conductuales. Los trastornos de compra “tienen un componente de estigma, de vergüenza y de fracaso que lleva a muchas personas afectadas a esconderlo y a no buscar tratamiento”.

Las personas atendidas en Bellvitge por un trastorno de compra han aumentado un 24% en tres años

Una de las preguntas que se hace en los cuestionarios para diagnosticar si una persona tiene conductas de compra patológicas es precisamente ¿con qué frecuencia oculta a los demás sus hábitos de compra? Algunas de las otras preguntas son: ¿con qué frecuencia compra más cosas de las que necesita?; ¿con qué frecuencia intenta limitar sus compras y no lo consigue?; o ¿con qué frecuencia sucede que no puede parar de pensar en comprar?

Un estudio de neuroimagen realizado en personas tratadas por un trastorno de compra compulsiva ha revelado que el acto de comprar activa un mecanismo de recompensa en el cerebro involucrado en adicciones -concretamente, el circuito de la dopamina en el estriado-. Pero disfrutar comprando no es una patología, aclara Susana Jiménez Murcia, quien recuerda que muchas personas disfrutan del acto de comprar sin que les suponga ningún problema.

Comprar de manera impulsiva ocasionalmente tampoco es una patología, sino algo común en personas que no tienen problemas de salud mental.

Pero cuando la conducta de compra se vuelve compulsiva -más que impulsiva-, o cuando causa problemas familiares, laborales o financieros, se convierte en un trastorno de salud mental que puede superarse o aliviarse con un diagnóstico y un tratamiento adecuados.

“Como suele ocurrir en cuestiones de salud mental, hay una línea fina entre lo que es normal y lo que es patológico”, señala Víctor Pérez, jefe del servicio de psiquiatría del hospital del Mar en Barcelona.

La Comisión Europea ha abierto una investigación sobre el diseño adictivo de la tienda online Temu

La mayor dificultad para identificar a las personas que se beneficiarían de tratamiento es que el trastorno de compra compulsiva no se ha reconocido como patología en la última edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (el DSM-5), libro de referencia internacional en psiquiatría, publicada en 2013 y revisada en 2022. La falta de una definición y unos criterios diagnósticos consensuados para el trastorno impide precisar la magnitud del problema.

Según los datos del hospital de Bellvitge, el número de personas atendidas por un trastorno de compra compulsiva ha aumentado un 24% en los últimos tres años. Dos tercios de los pacientes son mujeres, aunque no se sabe si es porque la población femenina es más vulnerable al trastorno o porque la población masculina es más reacia a buscar tratamiento. El 72% de las personas atendidas en Bellvitge tienen deudas a causa de la compra compulsiva y, de ellas, más de un tercio acumulan deudas superiores a 10.000 euros.

En el hospital del Mar, también “hemos observado un aumento claro de casos en los últimos años”, informa Víctor Pérez. Pero casi todos se han detectado en pacientes tratados por otros problemas de salud mental en los que se descubre que, además, tienen un trastorno de compra compulsiva.

Uno de los mercados online en que el hospital del Mar ha observado más conductas adictivas es Temu, diseñado para tentar a los usuarios a comprar productos de oferta aunque no los necesiten. La Comisión Europea anunció en octubre la apertura de una investigación sobre algunos aspectos de Temu, entre ellos “los riesgos relacionados con el diseño adictivo del servicio”.

También en el hospital Clínic se han detectado trastornos de conducta de compra en pacientes tratados por otras adicciones o por otra enfermedad psiquiátrica, informa Ana Llorente, psicóloga clínica de la unidad de conductas adictivas del hospital.

En Bellvitge, el hospital con más experiencia de Catalunya en trastornos de conductas de compra, el tratamiento consiste en dieciséis sesiones de psicoterapia orientadas a conseguir la abstinencia de las compras compulsivas. Después se hace un seguimiento de las personas afectadas a lo largo de dos años. El tratamiento se intenta hacer con la colaboración de un familiar que actúa como coterapeuta. No hay tratamiento farmacológico para los trastornos de conducta de compra, pero la psicoterapia se complementa con fármacos cuando hay trastornos de salud mental concomitantes como depresión o ansiedad.

Aproximadamente la mitad de los casos se resuelven satisfactoriamente y continúan sin recaídas cinco años después de iniciar el tratamiento.

Las recomendaciones de los psicólogos

Los especialistas en adicciones conductuales ofrecen las siguientes recomendaciones para evitar conductas de compra compulsiva:

Darse un tiempo. Ante el impulso de comprar de inmediato, se recomienda dejar pasar un tiempo para comprobar si es un producto que realmente necesitamos o deseamos. También se aconseja resistirse a las ofertas que urgen a comprar con rapidez.

Fijar un límite de gasto. Ayuda a evitar un gasto excesivo o un endeudamiento por productos que no se querían comprar.

 

Pagar en efectivo. Pagar los gastos con tarjeta de crédito lleva a muchas personas a gastar más que pagar el contado.

Evitar lugares de riesgo. Si una persona identifica lugares donde tiende a perder el control de las compras, sean físicos (como centros comerciales) o virtuales (como tiendas online), se recomienda no entrar en ellos.

Ir acompañado. Ayuda a evitar compras impulsivas no deseadas.


domingo, 20 de abril de 2025

Del padre o de la madre: la ciencia aclara al fin de quién heredan los hijos la inteligencia

 

LAURA MARTÍN SANJUAN       |      as.com        |      03/04/2025   

Varios estudios han demostrado que la inteligencia sólo se transmite de uno de los progenitores. La razón de esta herencia asimétrica radica en los cromosomas. Así, la inteligencia tiene su raíz en la herencia genética de los padres, pero sólo de uno.

En las últimas décadas diferentes estudios han identificado una relación significativa entre los genes maternos y el desarrollo de una función cerebral superior. Una investigación realizada por la Universidad de Cambridge en 1984 demostró que los genes relacionados con la inteligencia se transmiten a través de la línea materna.

Las mujeres tienen dos cromosomas X, mientras que los hombres solo tienen uno, lo que aumenta la probabilidad de que los hijos hereden genes relacionados con la inteligencia de la madre. Este estudio fue uno de los primeros en destacar esta tendencia, y desde entonces, otros estudios han apoyado la hipótesis. La base científica está en la existencia de “genes condicionados”. Estos componentes genéticos, tal como describen los biólogos, se comportan de forma distinta según su origen sea de un cuerpo masculino o femenino.

El equipo de investigadores analizó ciertos componentes, como los bioquímicos y los genéticos del cerebro, y concluyeron que los genes de la madre aportan mucha más información para el desarrollo de las estructuras cerebrales asociadas con el pensamiento y las operaciones mentales de los bebés. Además de la genética, la relación entre madre e hijo también contribuye al desarrollo de la inteligencia: un niño que recibe afecto y apoyo maternal tendrá mayor curiosidad y habilidades para resolver problemas.

Otros factores a tener en cuenta

Es importante tener en cuenta que la inteligencia también está influenciada por factores ambientales, como la educación y la estimulación temprana, pero hay más:

·        Educación: La calidad y cantidad de educación que una persona recibe puede influir significativamente en su desarrollo intelectual. La estimulación cognitiva a través de la enseñanza y el aprendizaje es fundamental.

·        Nutrición: Una dieta equilibrada y nutritiva durante la infancia y adolescencia es esencial para el desarrollo cerebral. Deficiencias nutricionales pueden afectar negativamente la capacidad cognitiva.

·        Estimulación temprana: La exposición a estímulos variados desde una edad temprana, como juegos educativos, lectura y actividades creativas, puede fomentar el desarrollo intelectual.

·        Ambiente familiar: Un entorno familiar estable y enriquecedor, donde se fomente el aprendizaje y se proporcionen oportunidades para explorar y descubrir, puede potenciar la inteligencia.

·        Interacciones sociales: Las relaciones con amigos, familiares y compañeros de clase pueden influir en el desarrollo de habilidades sociales y emocionales, que son componentes importantes de la inteligencia.

·        Acceso a recursos: Tener acceso a libros, tecnología, y otras herramientas educativas puede facilitar el aprendizaje y el desarrollo intelectual es una medida de desarrollo intelectual muy importante.

Salud mental: Un ambiente que promueva el bienestar emocional y mental es crucial, ya que el estrés y la ansiedad pueden afectar negativamente la capacidad de aprender y procesar información.

viernes, 18 de abril de 2025

El psiquiatra Enrique Rojas desvela los cinco arrepentimientos más comunes en enfermos terminales "Uno se plantea lo que es la vida"

 HÉCTOR FARRÉS         |    lavanguardia.com       |       02/10/2024   

 

Desde trabajar demasiado hasta no haber encontrado sentido a su vida, estos lamentos demuestran cómo las prioridades cambian radicalmente cuando el tiempo se agota

 

Justo antes de morir, las personas suelen revisar su vida con una mirada brutalmente honesta. Enrique Rojas, uno se los psiquiatras más reconocidos en España y director del Instituto Español de Investigaciones Psiquiátricas, ha observado que, en ese momento, cinco arrepentimientos destacan entre los enfermos terminales.

 

Haber trabajado demasiado

 

Este es, sin duda, el primer arrepentimiento que asoma cuando alguien enfrenta sus últimos momentos. Enrique Rojas lo deja claro: la gente lamenta haber dedicado demasiado tiempo a trabajar. A pesar de que el trabajo puede parecer el motor de la vida, al final, lo que pesa no es la satisfacción profesional, sino las horas que podrían haberse pasado con la familia, los amigos o simplemente disfrutando del tiempo libre.

 

Dar demasiada importancia a las cosas que no la tenían

 

La vida está llena de distracciones que nos desvían de lo esencial. En palabras de Rojas, el segundo arrepentimiento es “haberle dado una importancia excesiva a ciertas cosas que realmente no la tenían”. Los detalles triviales, las pequeñas frustraciones y las preocupaciones sin sentido se vuelven insignificantes cuando el final está cerca. 

 

Lo que Rojas describe como “tener justeza de juicio” es la capacidad de distinguir lo verdaderamente importante, algo que solo parece cobrar valor cuando ya no hay vuelta atrás. Pasamos años preocupándonos por cosas que, al final, no merecían ni un solo minuto.

 

No haber disfrutado de la vida lo suficiente

 

El tercer arrepentimiento es devastador: no haber disfrutado de la vida lo suficiente. La rutina, las obligaciones y las excusas se acumulan hasta el punto de que los momentos que podrían haber sido memorables simplemente se pierden. No haber aprovechado las oportunidades para vivir de verdad, para experimentar la alegría y el placer de estar vivo, deja una profunda marca. El tiempo no espera y, cuando llega el final, uno se da cuenta de que dejó pasar demasiadas oportunidades para ser feliz.

 

No haber seguido los propios deseos

 

Vivir la vida que otros esperan es una trampa difícil de detectar. “No haber hecho en la vida lo que yo quería, sino lo que otros querían que yo hiciera”, lamentan muchas personas en su lecho de muerte. Las decisiones influidas por la familia, las expectativas sociales o la presión del entorno terminan dejando una sensación de haber traicionado los propios deseos. Es el arrepentimiento de quienes, al mirar atrás, se dan cuenta de que vivieron más para los demás que para sí mismos.

 

No haber encontrado respuestas a los grandes interrogantes

 

El último arrepentimiento tiene que ver con el sentido de la vida. Rojas menciona que muchas personas lamentan “no haber sabido encontrar respuestas a los grandes interrogantes de la vida”. Esas preguntas existenciales que, por la rutina o la distracción, se dejan de lado, pero que al final son las que realmente importan.