Por Paula
J. Clayton, Manual MSD,
American Foundation for Suicide Prevention
Las ideas de
suicidio hacen referencia a la existencia de pensamientos y planes de suicidio.
·
El suicidio suele ser resultado de la interacción de muchos factores,
entre los que se incluye la depresión.
·
Algunos métodos suicidas, como el empleo de armas de fuego,
tienen mayor probabilidad de resultar mortales; no obstante, la elección de un
método menos infalible no significa de manera necesaria que la intención de
suicidio sea menos seria.
·
Se ha de prestar atención a las amenazas y a las tentativas de
suicidio, proporcionando la ayuda y el apoyo adecuados.
·
Existen líneas directas de teléfono y de correo electrónico
disponibles para las personas con ideas suicidas.
La conducta suicida incluye:
Suicidio consumado: acto
autolesivo intencionado con resultado de muerte.
Intento de suicidio: acto
autolesivo con intención de provocar la muerte, pero que finalmente no resulta
mortal. Un intento de suicidio puede dar lugar a lesiones, pero no
necesariamente.
Autoagresión no suicida: acto
autolesivo con poca probabilidad de resultar mortal. Entre estos actos se
incluyen: infligirse rasguños superficiales en los brazos, quemarse a uno mismo
con un cigarrillo e ingerir una sobredosis de vitaminas. Una autoagresión no
suicida puede ser una manera de reducir la tensión emocional o puede ser una
petición de ayuda de las personas que aún desean vivir. Estos actos no deben
tomarse a la ligera.
La información relativa a la tasa de
suicidios proviene fundamentalmente de los certificados de defunción y de los
informes procedentes de las investigaciones judiciales, y es probable que el
verdadero índice esté subestimado. Aun así, la conducta suicida es un problema
de salud muy frecuente; aparece en ambos sexos y a cualquier edad. En Estados
Unidos, el suicidio constituye la tercera causa de muerte en los jóvenes de
edades comprendidas entre los 10 y los 24 años, y ocupa el lugar número 10
entre las causas de muerte de la población en general. Cuando se agrupa a las
personas por edad, ascendencia y sexo, la tasa de suicidio es más alta en los
hombres de ascendencia caucásica mayores de 85 años, pero cuando se agrupan
únicamente por edad, la tasa es más alta en las personas entre 45 y 64 años de
edad.
Los intentos de suicidio son más
frecuentes antes de la mediana edad (entre 40 y 60 años). Las tentativas de
suicidio son especialmente frecuentes entre las mujeres adolescentes y los
varones solteros en la treintena. En todos los grupos de edad, las tentativas
son dos o tres veces más frecuentes en las mujeres que en los varones, pero la
probabilidad de consumar el suicidio es cuatro veces mayor en varones.
El riesgo de consumación de
suicidio es mayor entre las personas separadas, divorciadas o viudas. Los
índices de tentativa y consumación del suicidio son más elevados entre las
personas que viven solas. La existencia de antecedentes suicidas en la familia
es también un factor de riesgo incrementado.
Las personas de ascendencia
caucásica presentan mayores índices de consumación de suicidio que las personas
pertenecientes a otras ascendencias. Las mujeres de ascendencia africana
presentan un índice de tentativa de suicidio similar al de las mujeres de
ascendencia caucásica, pero el índice de intentos consumados es menor en el
caso de las mujeres de ascendencia africana.
El suicidio entre la población que
tiene pareja estable es menos frecuente que entre la población soltera o sin
pareja estable y también es menos frecuente entre los practicantes de un credo
religioso. Sin embargo, personas de todas las razas, credos, niveles de
ingresos y niveles educativos mueren por suicidio. No hay un perfil típico del
suicida.
Causas
La conducta suicida suele ser el
resultado de la interacción de varios factores. El más común es la depresión.
La depresión está relacionada con más del 50% de las tentativas de suicidio. La
presencia de problemas en la relación matrimonial, haber sido arrestado
recientemente o tener problemas con la ley, relaciones amorosas difíciles o que
concluyen, conflictos con los padres (en el caso de los adolescentes) o la
pérdida reciente de un ser querido (sobre todo en la población de edad
avanzada), pueden ser algunos de los desencadenantes de la depresión. A menudo
un determinado factor o acontecimiento, como la ruptura de una relación
personal importante, constituye el acontecimiento que culmina la capacidad de
la persona para afrontar circunstancias desagradables. Aproximadamente una de
cada seis personas que se suicidan dejan una nota, que suele proporcionar las
claves para explicar su conducta.
Algunas personas que padecen
determinadas enfermedades pueden desarrollar una depresión y llevar a cabo
tentativas o consumaciones de suicidio. La mayoría de las enfermedades asociadas
a un aumento del índice de suicidios afectan de forma directa el sistema
nervioso central (como el sida, la esclerosis múltiple o la epilepsia del
lóbulo temporal), o bien implican tratamientos que pueden originar depresión
(como ciertos fármacos antihipertensores). El riesgo de suicidio es mayor si la
depresión incluye ansiedad o características de la psicosis, como falsas
creencias (delirios).
Las personas que en su infancia
sufrieron experiencias traumáticas, incluido el maltrato, presentan un riesgo
más elevado de tentativas de suicidio, tal vez porque las probabilidades de
depresión son mayores.
El consumo de alcohol puede
agravar un cuadro depresivo, lo que a su vez aumenta el riesgo de que aparezca
conducta suicida. El alcohol también disminuye la capacidad de autocontrol.
Cerca del 30% de las personas que llevaron a cabo tentativas de suicidio
consumieron previamente alcohol. Puesto que el alcoholismo, en particular el
consumo de alcohol en grandes cantidades, suele originar sentimientos de remordimiento
durante los periodos de abstinencia, los alcohólicos son más propensos al
suicidio incluso cuando se encuentran sobrios.
Otros trastornos
de la salud mental, además de la depresión, también se asocian a un mayor
riesgo de suicidio. Las personas con esquizofrenia u otros trastornos
psicóticos pueden oír voces (alucinaciones auditivas) que les ordenan matarse.
Las personas con trastorno límite de la personalidad o con trastorno antisocial
de la personalidad, en especial las que presentan un historial de
comportamiento violento, tienen también un mayor riesgo de suicidio.
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