sábado, 22 de abril de 2017

Conducta suicida (I)

Por Paula J. Clayton, Manual MSD, American Foundation for Suicide Prevention

Las ideas de suicidio hacen referencia a la existencia de pensamientos y planes de suicidio.
·        El suicidio suele ser resultado de la interacción de muchos factores, entre los que se incluye la depresión.
·        Algunos métodos suicidas, como el empleo de armas de fuego, tienen mayor probabilidad de resultar mortales; no obstante, la elección de un método menos infalible no significa de manera necesaria que la intención de suicidio sea menos seria.
·        Se ha de prestar atención a las amenazas y a las tentativas de suicidio, proporcionando la ayuda y el apoyo adecuados.
·        Existen líneas directas de teléfono y de correo electrónico disponibles para las personas con ideas suicidas.
La conducta suicida incluye:

Suicidio consumado: acto autolesivo intencionado con resultado de muerte.
Intento de suicidio: acto autolesivo con intención de provocar la muerte, pero que finalmente no resulta mortal. Un intento de suicidio puede dar lugar a lesiones, pero no necesariamente.
Autoagresión no suicida: acto autolesivo con poca probabilidad de resultar mortal. Entre estos actos se incluyen: infligirse rasguños superficiales en los brazos, quemarse a uno mismo con un cigarrillo e ingerir una sobredosis de vitaminas. Una autoagresión no suicida puede ser una manera de reducir la tensión emocional o puede ser una petición de ayuda de las personas que aún desean vivir. Estos actos no deben tomarse a la ligera.

La información relativa a la tasa de suicidios proviene fundamentalmente de los certificados de defunción y de los informes procedentes de las investigaciones judiciales, y es probable que el verdadero índice esté subestimado. Aun así, la conducta suicida es un problema de salud muy frecuente; aparece en ambos sexos y a cualquier edad. En Estados Unidos, el suicidio constituye la tercera causa de muerte en los jóvenes de edades comprendidas entre los 10 y los 24 años, y ocupa el lugar número 10 entre las causas de muerte de la población en general. Cuando se agrupa a las personas por edad, ascendencia y sexo, la tasa de suicidio es más alta en los hombres de ascendencia caucásica mayores de 85 años, pero cuando se agrupan únicamente por edad, la tasa es más alta en las personas entre 45 y 64 años de edad.

Los intentos de suicidio son más frecuentes antes de la mediana edad (entre 40 y 60 años). Las tentativas de suicidio son especialmente frecuentes entre las mujeres adolescentes y los varones solteros en la treintena. En todos los grupos de edad, las tentativas son dos o tres veces más frecuentes en las mujeres que en los varones, pero la probabilidad de consumar el suicidio es cuatro veces mayor en varones.

El riesgo de consumación de suicidio es mayor entre las personas separadas, divorciadas o viudas. Los índices de tentativa y consumación del suicidio son más elevados entre las personas que viven solas. La existencia de antecedentes suicidas en la familia es también un factor de riesgo incrementado.

Las personas de ascendencia caucásica presentan mayores índices de consumación de suicidio que las personas pertenecientes a otras ascendencias. Las mujeres de ascendencia africana presentan un índice de tentativa de suicidio similar al de las mujeres de ascendencia caucásica, pero el índice de intentos consumados es menor en el caso de las mujeres de ascendencia africana.

El suicidio entre la población que tiene pareja estable es menos frecuente que entre la población soltera o sin pareja estable y también es menos frecuente entre los practicantes de un credo religioso. Sin embargo, personas de todas las razas, credos, niveles de ingresos y niveles educativos mueren por suicidio. No hay un perfil típico del suicida.

Causas

La conducta suicida suele ser el resultado de la interacción de varios factores. El más común es la depresión. La depresión está relacionada con más del 50% de las tentativas de suicidio. La presencia de problemas en la relación matrimonial, haber sido arrestado recientemente o tener problemas con la ley, relaciones amorosas difíciles o que concluyen, conflictos con los padres (en el caso de los adolescentes) o la pérdida reciente de un ser querido (sobre todo en la población de edad avanzada), pueden ser algunos de los desencadenantes de la depresión. A menudo un determinado factor o acontecimiento, como la ruptura de una relación personal importante, constituye el acontecimiento que culmina la capacidad de la persona para afrontar circunstancias desagradables. Aproximadamente una de cada seis personas que se suicidan dejan una nota, que suele proporcionar las claves para explicar su conducta.

Algunas personas que padecen determinadas enfermedades pueden desarrollar una depresión y llevar a cabo tentativas o consumaciones de suicidio. La mayoría de las enfermedades asociadas a un aumento del índice de suicidios afectan de forma directa el sistema nervioso central (como el sida, la esclerosis múltiple o la epilepsia del lóbulo temporal), o bien implican tratamientos que pueden originar depresión (como ciertos fármacos antihipertensores). El riesgo de suicidio es mayor si la depresión incluye ansiedad o características de la psicosis, como falsas creencias (delirios).
Las personas que en su infancia sufrieron experiencias traumáticas, incluido el maltrato, presentan un riesgo más elevado de tentativas de suicidio, tal vez porque las probabilidades de depresión son mayores.

El consumo de alcohol puede agravar un cuadro depresivo, lo que a su vez aumenta el riesgo de que aparezca conducta suicida. El alcohol también disminuye la capacidad de autocontrol. Cerca del 30% de las personas que llevaron a cabo tentativas de suicidio consumieron previamente alcohol. Puesto que el alcoholismo, en particular el consumo de alcohol en grandes cantidades, suele originar sentimientos de remordimiento durante los periodos de abstinencia, los alcohólicos son más propensos al suicidio incluso cuando se encuentran sobrios.


Otros trastornos de la salud mental, además de la depresión, también se asocian a un mayor riesgo de suicidio. Las personas con esquizofrenia u otros trastornos psicóticos pueden oír voces (alucinaciones auditivas) que les ordenan matarse. Las personas con trastorno límite de la personalidad o con trastorno antisocial de la personalidad, en especial las que presentan un historial de comportamiento violento, tienen también un mayor riesgo de suicidio.

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