viernes, 10 de noviembre de 2017

¿Acepto lo que hoy me toca vivir?


MARIJOSE CÉSAR  |  La Vanguardia  |  29/10/2017

La intensidad del sufrimiento depende del grado de resistencia al momento presente. Echart Tolle
 Michel Foucault decía “No me pregunten quién soy, ni me pidan que siga siendo el mismo.” Y es que hoy por hoy encuentro mucha sabiduría en él “No  me pidan que siga siendo el mismo.”  Pues estamos en constante cambio en constante  aprendizaje, y eso es la vida.
 Definitivamente hoy me toca vivir tal  vez alguna situación o experiencia de aprendizaje que me genera frustración o enojo, pero sin duda, viene a enseñarme algo y contribuye a mi evolución como persona. 
Un factor clave para vivir con paz ante cualquier situación, es comprender desde la razón y consciencia, que sea como sea el momento presente, hay que aceptarlo.
El verdadero secreto para la salud mental, física y emocional, radica en vivir el presente sabiamente, sin quedarnos en el pasado o anticipar los problemas del futuro. La realidad es que aunque sepamos a ciencia cierta que el presente es lo único que tenemos seguro, no sabemos estar en él. Somos expertos en tapar o evadir las emociones que nos generan incertidumbre o incomodidad. Pero cierto es también que para vivir a consciencia el gozo o dolor que se me atraviesa, sólo puedo hacerlo, si desarrollo la habilidad de “estar” y “sentirme” en el aquí y ahora y me permito sentir y reconocer todo lo que conlleva este suceso y las emo- ciones latentes.
¿Por qué hablo de esto? Porque ciertamente hay etapas en la vida unas veces más pesadas que otras. No quisiera radicalizar ni hacer menos ninguna, pero una dificultad laboral económica, la enfermedad de algún padre, madre, hijo o la separación -desprendimiento -duelo de un ser querido, requieren de un movimiento fuerte: mayor esfuerzo, cuidados, tiempo y dedicación.
¿Cuál es la etapa que estás viviendo en estos momentos? Pudiera ser un duelo difícil un pico en el ámbito laboral que te obliga a sacrificar tiempo propio y con la familiaestudiar alguna carrera o maestría, cuidar y mantener una familia o estar pendiente de ti y tu propia vida. Sea lo que te toque vivir, recuerda que sólo tú puedes vivir y atravesar esta experiencia porque Dios la ha destinado para ti, para pulir el diamante que eres y transmitir esa enseñanza a otros. Nada es casualidad, todo es perfecto, pues es el plan de Dios para ti.
Solemos vivir pensando o deseando que suceda “eso que no tenemos”, ese cambio de puesto, viaje o vacaciones, ya salir de la oficina o dejar de trabajar, que los hijos crezcan, cambiarnos a otra casa, tener tiempo para hacer ejercicio, casarnos, etc. Imaginamos nuestra vida en otro momento o situación. Está bien aspirar y definir motivaciones para luchar con más fuerza, pero sin dejar que las dificultades y contra- riedades del día nos hagan evadir el presente y estar en constante queja por no tener “eso” o no haber logrado “tal proyecto”.
Marianne Williamson decía que no sanamos nuestro pasado quedándonos en él, lo hacemos viviendo al máximo el presente. Pero, ¿qué tanto estamos en él? Tal vez nos encontramos en un momento difícil, tal vez el más difícil de nuestras vidas, pudiera ser doloroso, lo cual es normal y natural, pero hay que tomarlo para sanarlo. Para vivir al máximo hay que vivir esas emociones y permitirnos experimentar esa etapa con todas las fuerzas del alma.
Pregúntate lo siguiente...
¿Qué te está costando de este momento?
¿Qué aprendizaje puedes sacar de esta situación a la que te resistes?
¿Qué bendiciones estás viviendo hoy?
¿Qué está en tus manos aceptar para tener más paz en esta etapa?
¿Cómo pudieras vivir más pleno tu presente?
¿Qué actitudes reflejas a tu alrededor?
¿De qué te quejas constantemente?
¿Cuál es la etapa que más te ha costado en tu vida? ¿Aún la cargas?
La única forma de crecer y saber si estamos tomando nuestro presente es reflexionando sobre nuestros pen- samientos y acciones. Hoy decídete a soltar ese pasado y elije desde tu corazón vivir tu presente y lo que conlleva.
“Yo elijo vivir en el ahora. Cuando mi mente viaja a mi pasado o a la incertidumbre del futuro, atraigo con amor a mi mente mi presente. En el ahora estoy y me siento vivo, y es aquí cuando experimento mi vida a conciencia.
Abrazo toda situación que hoy me toca vivir, y me permito mirar a conciencia lo que tengo que aprender, lo que tengo que soltar, en lo que tengo que fluir. Dejo que esta experiencia me nutra y la acepto como parte de mi historia; y así es.” 

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