JUDITH DEL RÍO | lavanguardia.com | 28/10/2025
Cuando un
padre o una madre hace demasiado por sus hijos evitando que enfrenten
frustraciones puede estar debilitándoles
Los
límites entre el amor y la autonomía en la crianza están claros, pero cuando un
pequeño parece estar en peligro... Pocos padres se resisten a correr a
ayudarles. No obstante, cuando un padre o una madre hace demasiado por sus
hijos resolviendo sus problemas, evitando que enfrenten frustraciones o
impidiéndoles asumir responsabilidades, puede estar, sin darse cuenta,
debilitando la autoestima de los hijos.
Estos
niños pueden llegar a crecer creyendo que no son capaces por sí mismos, pues
siempre han tenido la inestimable ayuda de sus padres, y siempre sentirán que
su valor depende de la intervención ajena.
Una
situación en la que el adulto se convierte en protagonista, aunque no para
bien, pues a raíz de estar ayudando demasiado a su hijo, estaría
construyendo su propia autoestima sobre esa dependencia, sintiéndose útil,
necesario o “buen padre/madre” solo cuando el hijo lo necesita.
Una
dinámica que genera una desigualdad en el vínculo entre padres e hijos, como
señala el psiquiatra experto en crianza y educación infantil Daniel Amen,
invitado al podcast On Purpose, de Jay Shetty. La
identidad del progenitor se sostiene en la fragilidad del niño, al que en lugar
de fomentar su autonomía, se perpetúa una relación de poder disimulada bajo el
amor y la protección.
“Si
te esfuerzas demasiado por tus hijos, construyes tu autoestima robándoles la
suya. Y te sentirás tentado porque les tendrás mucho amor. No quieres que
sufran. Y eso es un error, porque el carácter se forja con esfuerzo. El
carácter y la autoestima se forjan al sentirse competente. Puedes resolver
problemas”, dice el experto.
Amen da un consejo para sortear este
tipo de situaciones y poder comenzar a dar la vuelta a la situación. “Así que,
cuando un niño dice: 'Estoy aburrido', en lugar de: “Bueno, podríamos hacer esto
o aquello”, dile: 'Me pregunto qué vas a hacer al respecto'”.
Educar con amor no significa hacerlo
todo por los hijos, sino acompañarlos mientras aprenden a hacerlo por sí
mismos. Invitar a los niños a hacer las cosas solos requiere paciencia, confianza
y estrategias que los motiven a probar sin miedo a equivocarse.
Haz que los niños sean independientes
Da opciones y voz propia. En lugar de decirles exactamente qué hacer, ofréceles pequeñas elecciones
Valora el esfuerzo
más que el resultado. Cuando un niño intenta algo solo, aunque no le salga
perfecto, felicita su iniciativa
Hazlo divertido y
parte de la rutina. Transforma las tareas en pequeños retos o juegos.
Convertir las actividades en desafíos lúdicos estimula la autonomía con
entusiasmo
Sé paciente y evita
intervenir de inmediato. Aunque te tiente ayudar, deja que lo
intenten. Espera, observa y ofrece ayuda solo si la piden o si la situación lo
requiere. Esa pausa es clave: les da espacio para descubrir de lo que son
capaces
Confía en ellos y házselo saber. Diles frases como “Sé que puedes hacerlo” o “Confío en ti”. La confianza de un adulto significativo es una poderosa fuente de motivación para cualquier niño.