MARTINA CORTÉS MOSCHETTI | infobae.com | 14/11/2025
Según expertos de Harvard Medical School y Verywell Health, la exposición prolongada a la tensión constante puede provocar cambios profundos en la estructura y el funcionamiento del cerebro
El estrés crónico, lejos de tratarse de
una molestia transitoria, puede provocar daños profundos y permanentes en el
cerebro, aumentando el riesgo de enfermedades como Alzheimer, Parkinson y depresión.
Así
lo advierten expertos de Harvard y estudios recientes
recopilados por Verywellhealth, que señalan la importancia de
comprender el impacto de la exposición prolongada al estrés sobre
funciones cerebrales esenciales y de adoptar medidas para proteger la salud
mental.
Cómo altera el estrés crónico las funciones cerebrales
Las investigaciones muestran que el
estrés sostenido afecta áreas cerebrales vinculadas al aprendizaje, la
memoria y la gestión de las emociones. Según el profesor Nebojsa
Nick Knezevic de la Universidad de Illinois en Chicago, citado
por Verywellhealth, mientras episodios breves de estrés pueden
resultar beneficiosos, la tensión constante transforma el efecto del cortisol
—principal hormona del estrés— de protector a destructivo.
Knezevic
afirma que el exceso de cortisol durante periodos prolongados puede desatar
procesos de neuroinflamación, lo que favorece la aparición de trastornos
cognitivos como Alzheimer.
Altos niveles de cortisol por estrés sostenido
provocan neuroinflamación y deterioro de la memoria y el aprendizaje (Imagen
Ilustrativa Infobae)
El
cortisol cumple un papel central en este proceso. Su liberación sigue un ritmo
natural: aumenta por la mañana y disminuye por la noche. Sin
embargo, cuando el estrés es persistente, el organismo permanece en alerta
continua, lo que genera una producción sostenida de esta hormona.
Esta
situación puede alterar el funcionamiento cerebral y perjudicar la capacidad de
aprendizaje, la memoria y la regulación emocional. Además, el estrés
constante suele causar hipertensión, un factor que, según Verywellhealth, se
relaciona con pérdida de memoria y dificultades para comprender indicaciones
complejas.
Consecuencias del desequilibrio hormonal
No
solo los elevados niveles de cortisol representan un riesgo. Su deficiencia
también afecta negativamente al cerebro. Marilyn Tan, jefa de la Clínica de
Endocrinología de Stanford Health Care, indica que tanto el
exceso como la falta de cortisol pueden desestabilizar el organismo y dañar
varios órganos, incluido el cerebro.
Pacientes
con insuficiencia suprarrenal, como en la enfermedad de Addison, pueden
presentar fatiga, problemas de memoria y deterioro cognitivo. Tan añade que los desequilibrios
hormonales pueden surgir por enfermedades de la hipófisis, infecciones,
traumatismos o uso prolongado de glucocorticoides. Por esta razón, los
profesionales de la salud suelen analizar los niveles de cortisol para
identificar el origen de los síntomas y definir el tratamiento.
Un estudio publicado en Pubmed analizó
a más de 1.200 adultos y encontró que quienes mostraban altos niveles de estrés
crónico presentaban una reducción significativa en el volumen del hipocampo,
una región clave para la memoria.
Los
autores concluyeron que la exposición continuada al estrés acelera el
envejecimiento cerebral y aumenta la vulnerabilidad a enfermedades
neurodegenerativas, independientemente de otros factores de riesgo. Estos
resultados refuerzan la importancia de intervenir tempranamente para preservar
la función cognitiva.
Estrategias
para manejar el estrés y proteger el cerebro
El
impacto del estrés crónico rebasa los riesgos médicos: aumenta la
vulnerabilidad a enfermedades neurodegenerativas y trastornos mentales. Los
estudios citados por Verywellhealth asocian el estrés
prolongado con un mayor riesgo de Alzheimer, Parkinson y depresión. Además, la
hipertensión vinculada al estrés puede agravar el deterioro cognitivo, lo que
subraya la necesidad de una intervención integral.
Como
respuesta a estos riesgos, los expertos proponen estrategias prácticas y
sostenibles para manejar el estrés y proteger la salud cerebral. Knezevic aclara
que la regulación eficaz del estrés no depende de suplementos hormonales ni
“cócteles de cortisol”, cuya utilidad carece de respaldo científico.
Expertos recomiendan hábitos saludables,
ejercicio regular y descanso adecuado para proteger la salud cerebral frente al
estrés (Imagen Ilustrativa Infobae)
Recomienda
incorporar hábitos saludables a largo plazo: ejercicio regular, alimentación
equilibrada y descanso nocturno adecuado. También resultan
útiles técnicas de atención plena y relajación, la práctica de respiración
profunda, la reducción del consumo de cafeína y alcohol, y el apoyo profesional
en salud mental cuando sea necesario.
El papel protector de las relaciones sociales
La
dimensión social representa otro factor clave. Knezevic destaca
que el entorno social y las relaciones sanas actúan como amortiguadores frente
al estrés; en contraste, el aislamiento y los ambientes tóxicos pueden
aumentar los niveles de cortisol y profundizar el daño cerebral. Investigaciones
recientes han evidenciado que la meditación diaria, incluso durante periodos
breves, mejora la memoria y disminuye la fatiga y la ansiedad.
Las relaciones sociales sanas y el apoyo
emocional actúan como barrera protectora contra el daño cerebral por estrés crónico
(Imagen Ilustrativa Infobae)
A
pesar de las dificultades que plantea el estrés crónico, los especialistas
consultados por Verywellhealth recuerdan que el cerebro
mantiene una notable capacidad de adaptación.
Con
intervenciones tempranas y cambios sostenidos en el estilo de vida, muchas
personas logran recuperar el equilibrio y preservar su salud cognitiva a largo
plazo.