Escrito por el equipo de RANCHO PUNTO CERO | 30/09/2020
La discriminación hacia personas con enfermedades
mentales y adicciones es muy recurrente en nuestra sociedad.
Muchas estadísticas nos indican que una de cada cinco
personas tendrá un problema de salud mental o una adicción a lo largo
de su vida. Desafortunadamente, la gran mayoría de ellas no busca ayuda porque
sienten vergüenza o temor; muchas veces creen que otras personas van a
juzgarlas negativamente basándose en esos problemas de salud mental.
Además, el encontrar y mantener un trabajo, tener
relaciones estables y otros aspectos importantes de la vida son difíciles de
superar si no se puede hablar de ellos abiertamente, y recibir
la asistencia necesaria. Las personas que viven con estas dificultades
plantean que la discriminación que experimentan suele ser peor que la
dificultad en sí misma.
El problema con el prejuicio es que se sostiene en
ciertas ideas o actitudes negativas acerca de personas que son vistas como
diferentes. Cuando discriminamos a alguien estamos ejerciendo una
acción basándonos en esos prejuicios.
Algunas investigaciones, dicen que más de la mitad de
las personas que viven con problemas de salud mental han sido avergonzadas e
igualmente discriminadas.
La salud y el bienestar, incluyen especialmente el
reconocimiento de los derechos humanos, por ejemplo en la posibilidad de
desarrollar conexiones de sentido y propósito en nuestra sociedad y lograr
oportunidades igualitarias. Cuando se discrimina a las personas, se niegan,
precisamente, esos derechos humanos tan importantes que nos unen a todos, se
dificultan las relaciones entre las personas y se impide el acceso a
oportunidades.
Sin embargo, eso no es todo.
Muchas personas, cuando comienzan a tratarse, suelen temer que otros conozcan
algún aspecto relacionado con su salud mental; por ejemplo, mantienen en
secreto que padecen un problema, ocultan o niegan que están en tratamiento, lo
que impide recibir la ayuda que necesitan por temor a ser discriminadas.
Recordemos que cuando sentimos y hacemos esto, estamos alejándonos de la
valiosa ayuda que necesitamos. Aislarnos y no hablar de lo que nos sucede, si
tenemos una enfermedad mental suele profundizar el problema, provocando una
mayor desconexión, lo que termina haciendo más difícil la evolución de la
situación.
He publicado este artículo porque en La Marató de TV3 que se emitió la semana anterior a la pasada Navidad, los fondos recaudados eran para investigación en Salud Mental y entrevistaban a personal sanitario y pacientes y todos coincidían en los prejuicios y la falta de inclusión en el mundo social, laboral y algunas veces también en el familiar.
ResponderEliminarPor ello las personas más jóvenes afectadas por algun trastorno en muchos casos lo ocultan para no sufrir vejaciones y sin acudir a terapia empeoran. ¿Cuándo entenderemos que cualquier enfermedad mental no es buscada ni propiciada por la persona que la padece?. Bastante duro es convivir con ella como para ponerlo más difícil, ocultándola por no ser discriminado.