lunes, 21 de octubre de 2019

Una hora con el psiquiatra Jerónimo Sáiz

EDUARDO MARTÍNEZ RICO  |   EL DIADIGITAL.ES    |    12/02/2019


Jerónimo Sáiz Ruiz es uno de los psiquiatras más destacados de nuestro país, gran especialista en el trastorno bipolar, aunque también se le considera experto en otras especialidades como la ludopatía. Jerónimo Sáiz me recibió en su despacho del Hospital Ramón y Cajal de Madrid donde actualmente es profesor emérito. El Dr. Sáiz se encuentra plenamente activo, participando en congresos y seminarios, escribiendo artículos científicos, enseñando en este Hospital Ramón y Cajal y viendo enfermos prácticamente todas las tardes en su consulta privada.

El Dr. Sáiz es un médico humanista en la línea de nuestros mejores médicos. Es más, ya desde el principio tuvo esta inquietud, pues cursó los dos bachilleratos, según me cuenta, el de ciencias y el de letras, porque a él siempre le gustaron más las Humanidades, pero ya al final, en el último año, cursó sólo el de Ciencias para ingresar en la carrera de Medicina.

Antes de dialogar con él me documenté en Internet y leí varias entrevistas suyas. Me llamó la atención que siempre, o casi siempre, hablaba del “estigma de la enfermedad mental”. Se lo comenté.

Respuesta.- Por supuesto, es que es muy importante. La persona a la que le diagnostican una enfermedad mental no sólo tiene que enfrentarse con la enfermedad, que ya es mucho, también tiene que hacer frente al prejuicio social. La gente suele tener una visión racional de este asunto, suele admitir que un enfermo mental es como cualquier otro y que tiene las mismas posibilidades de curarse que cualquier otro enfermo, pero si se trata, por ejemplo, de que su hija tenga un novio enfermo mental o que ese enfermo mental aspire a un trabajo relacionado con esa persona, entonces ahí se percibe el estigma.

Pregunta.--¿Y cree que ese estigma está mejorando?   |   R.- No, yo creo que no, que tiene toda su fuerza.

El Dr. Sáiz ha tenido una larga trayectoria. Ha dirigido más de treinta tesis doctorales, y me habla de los tiempos en los que colaboró en el programa de “La mañana” de Jesús Hermida o en “La Clave” de José Luis Balbín.   -Como soy muy viejo –sonríe- he estado en muchos sitios.

Lo cierto es que el Dr. Sáiz está muy en forma y con una actividad de vértigo, amplia y muy productiva por todo lo que me cuenta.

 P.-¿Por qué se especializó en el trastorno bipolar?   |   R.-Por las circunstancias de la vida, como ocurre casi siempre. El que fue mi maestro-maestro, Juan José López Ibor –el primer psiquiatra de la saga López Ibor, me explica-, introdujo las sales de litio como fármaco en el Hospital San Carlos para los enfermos bipolares, la primera vez que se hacía en España. Por este motivo vinieron muchos enfermos bipolares al Hospital y yo tuve la ocasión de verlos. Fue de esta manera que me especialicé en este trastorno.

P.- He leído que no le gusta nada la sangre.   |   R.-Más que no gustarme, me mareaba con ella. Cuando era muy jovencito, mi padre, que era cirujano, me llevó a ver una operación de tiroides, en la zona del cuello. Para no dañar las cuerdas vocales entonces se hacía hablar a los enfermos, despiertos, durante la operación. El cuello sangra muchísimo y cuando yo llegué me encontré con una persona sangrando una barbaridad y hablando. Entonces me desmayé. Incluso  me hice una brecha, cicatriz que aún conservo.

P.-Entonces la elección de su especialidad como psiquiatra era la adecuada.   |   R.-Sí, además a mí siempre me han interesado más las Humanidades que las Ciencias, aunque terminé el Bachillerato de Ciencias para luego ingresar en Medicina. Por otra parte, yo no soy nada mañoso, no tengo mucha habilidad con las manos, algo que mi padre sí tenía; en cambio siempre he sido muy bueno para lo conceptual y siempre he tenido notas muy buenas.

Sé que siempre ha sido un gran estudiante, con notas brillantísimas, algo que le debió de abrir muchas puertas en su carrera desde muy joven, por ejemplo cuando fue a estudiar a Francia o a Inglaterra. Precisamente por aquellas fechas estudiaba también, aparte de Medicina, por afición, la carrera de Periodismo.    |    R.-Me gustaba –sonríe-, pero no llegué a examinarme, no pude, por mi dedicación a la Medicina. Sin embargo luego me casé con una periodista.

El Dr. Sáiz es un hombre muy pulcro, perfectamente ataviado, que tiene la costumbre de hablar bajo. Esto me llama la atención porque me parece que la gente que habla bajo es porque tiene la seguridad de que la escuchan, y creo que el que habla bajo también dice más cosas que el que habla alto, o llega más. El que escucha tiene que aguzar el oído para escuchar y consecuentemente presta más atención.

Jerónimo Sáiz habla sin ningún énfasis, bajo y con lentitud, pero en sus palabras está todo un caudal ingente de experiencia y estudio.

P.-¿Se están produciendo muchos avances en la farmacología de la Psiquiatría?   |   R.-Se han producido grandes avances, pero no en la esencia de los fármacos. Los fármacos que tenemos ahora casi todos provienen de una década prodigiosa, la de los cincuenta, donde se produjeron grandes avances. Ahora se producen avances que facilitan los tratamientos, pero no en la esencia. Es decir, por ejemplo, ahora se puede inyectar un fármaco a un enfermo para que no tenga que tomar las pastillas durante dos o tres meses.

P-Y en el futuro, pongamos en los próximos cuarenta años, cree que se producirán avances importantes.   |   R.-Sin duda que lo creo. Ahora tenemos muchos más medios y habrá grandes avances.

 El Dr. Sáiz es un hombre que ama su trabajo –“éste es un trabajo muy gratificante”-, un hombre que en una entrevista anterior me dijo –y fue el titular que puse- que los psiquiatras tenían tasas de curación comparables a cualquier otra especialidad.

 P-¿Qué le queda por hacer? ¿Qué espera del futuro?   |   R.-Desde ese punto de vista estoy muy tranquilo porque creo que lo he hecho todo.

Sin embargo sus palabras desmienten lo que dice. El Dr. Sáiz lo ha  hecho todo en el sentido de que profesionalmente ha alcanzado toda clase de éxitos y reconocimientos. Pero su futuro, según me cuenta, está lleno de congresos, seminarios, editoriales científicos por escribir, muchos retos que sin duda llenarán de satisfacción a este vocacional de la Psiquiatría que ha hecho mucho bien a muchos enfermos y a muchos estudiantes de Medicina.

Yo desde aquí le deseo mucha salud y larga vida para que siga ayudando tanto a sus enfermos y a sus discípulos y alumnos. Y para que disfrute de todo lo que hasta ahora ha sembrado, en lo personal y en lo profesional.



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