domingo, 9 de enero de 2022

Una nueva revisión respalda los efectos antidepresivos de la ketamina

 

BEATRIZ BENÉITEZ BURGADA     |     La Vanguardia     |     06/01/2022


Numerosos estudios apuntan que la pandemia del coronavirus ha provocado un aumento del número de personas que padecen depresión y ansiedad, lo que hace que se intensifiquen los esfuerzos por encontrar un tratamiento eficaz que ayude a combatir estos episodios. Más aún cuando otros tratamientos no funcionan. Ya en 2019, la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos) aceptó la ketamina como posible tratamiento en caso de depresión resistente a los fármacos. Ahora, una revisión sistemática integral publicada por la Universidad de Cambridge concluye que las revisiones y los metaanálisis respaldan los efectos antidepresivos «rápidos y transitorios» de la ketamina.

 

Este nuevo trabajo, que incluye 83 estudios previos, recoge que las revisiones sistemáticas se centran también en los efectos anti suicidas de la ketamina. En sus conclusiones, los autores sugieren efectos positivos y de corta duración en otras indicaciones, aunque de forma menos sólida. El estudio recomienda que las  conclusiones se interpreten «con cautela», debido al alto riesgo de sesgo en los estudios.


La dosis hace el veneno

Sugiere, además, que se examinen más a fondo algunas cuestiones como cuáles podrían ser los modos de administración y la dosificación óptima, así como otras formas más eficaces de terapias que puedan resultar complementarias a este fármaco desarrollado en 1964. Utilizada principalmente en anestesia veterinaria y pediátrica, la ketamina ha despertado en los últimos años el interés en el ámbito de la psiquiatría, por sus efectos antidepresivos de acción rápida. 

 

Tal y como recoge la revisión sistemática integral publicada por la Universidad de Cambridge, la dosificación de esta sustancia en los casos indicados es una cuestión clave, ya que los efectos terapéuticos y psicoactivos de la ketamina «varían sustancialmente en función de la vía a través de la cual se administre» y, muy especialmente, de la dosis indicada en cada caso, cuya evolución recoge.

 

Mientras en los primeros estudios se utilizaron dosis más altas, administradas mediante inyección intramuscular, los trabajos más recientes incluyen dosis más bajas de ketamina, administrada por vía intravenosa. Sus efectos pueden durar «desde uno o dos días hasta dos semanas», por lo que, en ocasiones, el profesional decide repetir la pauta para prolongar la recuperación.

Terapias cognitivo-conductuales

En cualquier caso, la revisión recoge la necesidad de realizar más trabajos empíricos para poder hallar un modelo óptimo de administración de ketamina en casos de depresión resistente a los fármacos, así como enfatizar en la importancia de la participación del terapeuta y la utilización de otras terapias complementarias, que pueden ser clave en algunos casos.

 

Por ejemplo, recientemente se ha descubierto que terapias como la cognitivo-conductual realizadas de forma complementaria tras la administración de la ketamina, prolonga sus efectos terapéuticos contra la depresión. Numerosos estudios inciden en el importante papel del apoyo terapéutico para acentuar y extender la longevidad de los efectos del fármaco.

 

En cualquier caso, el papel de los efectos psicoactivos de la ketamina continúa siendo motivo de debate y harán falta nuevas investigaciones para obtener datos más concluyentes al respecto que, probablemente, no tarden en llegar. 

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