BEATRIZ BENÉITEZ BURGADA | La Vanguardia | 06/01/2022
Numerosos estudios apuntan que la
pandemia del coronavirus ha provocado un aumento del número de personas que
padecen depresión y ansiedad, lo que hace que se intensifiquen los esfuerzos
por encontrar un tratamiento eficaz que ayude a combatir estos episodios. Más
aún cuando otros tratamientos no funcionan. Ya en 2019, la FDA (Administración
de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos) aceptó la ketamina como posible
tratamiento en caso de depresión resistente a los fármacos. Ahora, una revisión sistemática integral
publicada por la Universidad de Cambridge concluye que las revisiones y los
metaanálisis respaldan los efectos antidepresivos «rápidos y transitorios» de
la ketamina.
Este nuevo trabajo, que incluye
83 estudios previos, recoge que las revisiones sistemáticas se centran también
en los efectos anti suicidas de la ketamina. En sus conclusiones, los autores
sugieren efectos positivos y de corta duración en otras indicaciones, aunque de
forma menos sólida. El estudio recomienda que las conclusiones se interpreten «con cautela»,
debido al alto riesgo de sesgo en los estudios.
La dosis hace el veneno
Sugiere, además, que se examinen
más a fondo algunas cuestiones como cuáles podrían ser los modos de
administración y la dosificación óptima, así como otras formas más eficaces de
terapias que puedan resultar complementarias a este fármaco desarrollado en 1964.
Utilizada principalmente en anestesia veterinaria y pediátrica, la ketamina ha
despertado en los últimos años el interés en el ámbito de la psiquiatría, por
sus efectos antidepresivos de acción rápida.
Tal y como recoge la revisión sistemática integral publicada por la Universidad de Cambridge, la dosificación de esta sustancia en los casos indicados es una cuestión clave, ya que los efectos terapéuticos y psicoactivos de la ketamina «varían sustancialmente en función de la vía a través de la cual se administre» y, muy especialmente, de la dosis indicada en cada caso, cuya evolución recoge.
Terapias
cognitivo-conductuales
En cualquier caso, la revisión
recoge la necesidad de realizar más trabajos empíricos para poder hallar un
modelo óptimo de administración de ketamina en casos de depresión resistente a
los fármacos, así como enfatizar en la importancia de la participación del terapeuta
y la utilización de otras terapias complementarias, que pueden ser clave en
algunos casos.
Por ejemplo, recientemente se ha
descubierto que terapias como la cognitivo-conductual realizadas de forma
complementaria tras la administración de la ketamina, prolonga sus efectos
terapéuticos contra la depresión. Numerosos estudios inciden en el importante
papel del apoyo terapéutico para acentuar y extender la longevidad de los
efectos del fármaco.
En cualquier caso, el papel de los efectos psicoactivos
de la ketamina continúa siendo motivo de debate y harán falta nuevas
investigaciones para obtener datos más concluyentes al respecto que,
probablemente, no tarden en llegar.
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