CLÍNICAS CITA | Con la supervisión de “Psicología y Mente” | 28/12/2021
Consejos y estrategias usadas para ayudar a las personas adictas al alcohol a no recaer.
El proceso de mantenimiento de la abstinencia, es
decir, de no adicción, es complicado; por este motivo es importante no bajar la
guardia y seguir trabajando para no recaer en el consumo.
Durante
la realización de la terapia, es fundamental empezar a entrenar y concienciar
al paciente de las posibles situaciones de riesgo de recaída que se puede
encontrar en el camino, para que así las afronte de manera eficaz. Para este
propósito existen programas específicos para prevenir la recaída del consumo de
sustancias como el alcohol.
Del
mismo modo, también será importante que el entorno cercano del sujeto como la
familia y amigos colaboren, que lo refuerce, lo apoye y lo motive para seguir
con el proceso y ayudarle a crear un ambiente sano, alejándole de estímulos,
lugares, situaciones y personas que le inciten a consumir y de esta manera ser
un soporte con quien puedan comunicarse, expresar cómo se sienten sin ser
juzgado y les apoyen si necesita pedir ayuda profesional.
En este artículo encontrarás un resumen de las
características principales del alcoholismo y algunas técnicas de ayuda y estrategias
usadas por profesionales de la salud y por parte de personas del entorno de la
persona adicta que se usan para ayudarle a prevenir las recaída en el consumo
de alcohol.
Características del alcoholismo
El
alcoholismo es uno de los trastornos por consumo de sustancias más comunes, clasificado en la quinta edición del Manual
Diagnóstico de la Asociación de Psiquiatras Americanos (DSM 5) como patología
capaz de deteriorar gravemente la calidad de vida de la persona.
Estadísticamente surge de manera distinta según el sexo de la población, con
una proporción del 12,2% en varones versus un 4,9% en mujeres. También hay
diferencias según edad, con un 4,6% en sujetos entre 12 y 17 años en
contraposición a los sujetos mayores de 18 años con un 8,5%.
Así
pues, la edad de inicio del trastorno suele ser entre los 20 y 30 años,
en la etapa de la juventud y en la que es frecuente consumir bebida alcohólica
en contextos de ocio, presentándose normalmente la primera intoxicación por
alcohol antes de los 20 años.
Del
mismo modo, esta afectación también influye en la posibilidad de desarrollar
otro trastorno comórbido, aumentando al doble la probabilidad de que aparezca
otro trastorno psiquiátrico, siendo como el trastorno bipolar, la
esquizofrenia, los trastornos depresivos y de ansiedad y el trastorno de
personalidad antisocial.
El
alcohol actúa como depresor del sistema nervioso central, afectando y lesionando distintas áreas
cerebrales como los cuerpos mamilares, que forma parte del sistema límbico y se
relacionan principalmente con la memoria o como el tálamo, órgano de
integración emocional y sensorial que envía y recibe información de la corteza
cerebral. De este modo, el alcohol es la sustancia psicoactivas que repercute
más en la vida personal, social y en la salud de los individuos afectados,
aumentando el riego de suicidio y de mortalidad.
Maneras
de ayudar a una persona a no recaer en el alcoholismo
Como
sucede con otros trastornos adictivos, es probable que se dé una recaída en el
consumo. Por este motivo será importante trabajar, preparar y dar herramientas
a los pacientes para que puedan afrontar distintas situaciones de
riesgo que aumentan la probabilidad de recaída tanto durante el tratamiento
como sobre todo finalizada la terapia, cuando ya no recibe tanto apoyo, ya
que el proceso de mantenimiento de la abstinencia es igual de complicado que el
de desintoxicación.
Del
mismo modo el soporte y trabajo que se da para evitar recaídas viene del
terapeuta, pero también es fundamental y beneficioso que el entorno del
paciente como su familia y amigos estén informados del problema y colaboren en
el tratamiento y mantenimiento de la abstinencia.
Entrenamiento en prevención de recaídas desde el
ámbito profesional
De
este modo será fundamental empezar a trabajar con el paciente durante las
sesiones de terapia las posibles situaciones de riesgo de recaídas y posibles
consumos que se puedan dar. Por esta razón existe un modelo específico
para la prevención de recaídas creado por Marlatt y Gordon; este plantea
que hay distintas variables que influyen en la recaída, tanto individuales,
fisiológicas, situacionales o socioculturales.
Estos
autores apuntan como componente esencial de este entrenamiento explicar al
paciente la diferencia que existe entre caída y recaída, ya que genera
confusión, pero no son para nada lo mismo. En el primer caso, en la caída, solo
se produce un consumo aislado, es decir el paciente ha vuelto a beber en una
situación o momento puntual y específico. En cambio, la recaída sí que supone
volver a adquirir el hábito de consumo.
De
igual forma Marlatt y Gordon distinguen tres factores cognitivos que influyen
en el proceso de recaída que son: la autoeficacia, que es la confianza
propia para alcanzar tus objetivos, las expectativas de los resultados del
consumo y la atribución de causalidad.
Así
pues, se plantean programas específicos para la prevención de recaídas apareciendo
componentes como la psicoeducación,
donde se le enseñe la diferencia entre caída y recaída, al anunciarle que las
recaídas son posibles y que no supone el fin del proceso de rehabilitación, no
son un fracaso; tener en cuenta y analizar las variables que pueden hacer que
recaiga; trabajar habilidades para hacer frente a estas situaciones de riesgo,
entrenar para que se mantenga firme en el no consumo y trabajar el
afrontamiento y estilo de vida para favorecer la abstinencia.
De
este modo, es importante hablar con el sujeto de la posibilidad de
recaídas para que así se pueda crear un plan de actuación para prevenirlas.
Así mismo se le planteará todos los posibles estímulos y situaciones de riesgo
que puede encontrar y tener especialmente en cuenta los que son de aparición
más probable; por ejemplo, ciertas personas con las cuales normalmente bebía,
lugares como bares y casas de amigos donde era habitual el consumo u objetos y
momentos del día o días particulares que relacione con la bebida.
También pueden
influir distintos eventos sociales, como por ejemplo la celebración de un
cumpleaños o salir de fiesta donde encontrar alcohol es mucho más probable o el
estado en el que se encuentre el individuo si está viviendo una situación de
estrés. No olvidemos que el trastorno por consumo de alcohol puede presentar
otras afecciones o trastornos asociados que pueden dificultar también el
mantenimiento.
Así
mismo, si el paciente es conocedor de los factores que le pueden llevar a
recaer puede optar por evitarlos, es decir dejar de exponerse a ellos, por
ejemplo será mejor que durante un tiempo no se relacione con el grupo de amigos
con los que siempre consumía o en caso de no poderlo evitar como puede ser una
época festiva, intentar estar acompañado y tener el soporte de un amigo que no
vincule con el alcohol y refuerce así el no consumo.
Del
mismo modo le recomendaremos que se relacione e interactúe con un ambiente
sano, es decir que intente buscar nuevos lugares o se relacione con personas
que no toman alcohol, ya que el ambiente donde se mueva será determinante para
mantener la abstinencia. Puede ser favorable asistir a un grupo de soporte o de
ayuda donde pueda interactuar con otros sujetos que estén en su misma situación
reforzándose unos a otros y evitando estímulos perjudiciales para el proceso,
también hay bares donde no se permite la venta de alcohol, ayudando a mantener
el entorno sano.
Apoyo de las personas de su entorno
Como
ya venimos explicando, obtener el soporte de la gente que le rodea, sobre todo
de las personas más cercanas a la persona que ha desarrollado la adicción, será
esencial, ya que estos ayudantes actuarán como apoyo y refuerzo en las
situaciones donde se puedan dar dificultades y que quedan más allá del contexto
clínico. Podemos entender a estos familiares y amigos como los
"andamios" sobre los que se irá asentando el nuevo estilo de vida y
conjunto de hábitos saludables cuando haya salido de las sesiones de
terapia o del programa de tratamiento por ingreso en un centro de salud.
De
esta manera es importante que estas personas mantengan un constante flujo de
comunicación con los profesionales de la salud que han tratado o están tratando
a la persona, de manera que dispongan de las pautas y consejos que se adapten a
las necesidades del adicto y a la vez tengan información de fuetes fiables.
Como
ayudantes de la persona que está superando el alcoholismo, ésta encontrará en
nosotros un confidente con el que pueda expresar lo que se siente, qué
dificultades está teniendo... y sin sentir la presión de los prejuicios y las
constantes valoraciones morales. Intentaremos motivarla para que siga
con el proceso y reconoceremos sus avances; cada pequeño progreso y día sin
consumir es fundamental.
De igual modo, intentaremos ser comprensivos y un buen referente. Tendremos en cuenta las circunstancias de esa persona y procuraremos no efectuar nosotros una conducta que pueda precipitar la recaída como beber en frente de él, y no le forzaremos a hacer cosas por las que no se vea preparado como asistir a una fiesta donde seguro que habrá alcohol.
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