CINTHYA MARTÍNEZ |
lavozdegalicia.es |
16/10/2022
(Continúa del artículo anterior)
—Uno de los ejercicios que propones en el libro
es agradecer a todo aquel que nos hizo daño en algún momento. ¿Por qué debo
agradecerle si me hizo daño?
—Es una pregunta súper importante y creo que es muy
bueno responderlo porque seguramente muchas personas cuando lo vayan a
leer digan: «¿Y yo por qué tengo que hacer esto?» Es verdad que dentro de mi
modelo de terapia no trabajamos con el pasado a no ser que haya una situación
traumática. Alguien que venga a trabajar la autoestima sin un trauma, no se va
a ver el pasado. Sí que es cierto que hay muchas veces en las que, cuando estamos
trabajando la autoestima, surge mucha sensación de rencor, mucho odio, ante
ciertas personas que nos han tratado mal o nos han quitado alguna oportunidad
en algún momento de nuestra vida porque nos han considerado poco válidos por
cualquier motivo. Este ejercicio nos puede ayudar a poder soltar y poder poner
una distancia emocional de ese sentimiento que tenemos hacia esa persona.
Cuando yo agradezco ese malestar, por ejemplo, imagínate, a un jefe que me ha
despedido y que ha dicho que yo no era apta para mi trabajo y eso ha hecho que
yo a lo mejor me cuestionara si de verdad servía para esto u no. El poder
trabajar esto y poder soltar en una carta todo lo que le tengo que decir a esa
persona e incluso buscar el lado positivo que yo he podido sacar a esa
situación es muy importante. Para asumir nuestra responsabilidad como persona,
para poner distancia emocional de eso que me hizo daño y para poder sacar
también un reforzamiento positivo de una situación que a lo mejor ha sido dura.
—¿Por qué tendemos a dar importancia a lo que los
demás digan sobre nosotros?
—Es verdad que como seres sociales que somos, tenemos
necesidad de estar en contacto con los demás, necesidad de valoración
externa de las demás personas que conviven con nosotros. Incluso a
veces, con personas que ni siquiera conocemos. Hemos aprendido a valorarnos
como personas a través del otro, no con uno mismo. Y esto es algo que es
importante trabajarlo para que nuestra valía no esté condicionada siempre a lo
que los demás puedan esperar o valorar de nosotros. Creo que esto también es
fundamental tenerlo presente.
Cuando sabemos valorarnos a través de las críticas
positivas que nos hacen los demás, empezamos, sin darnos cuenta, a generar una
dependencia emocional en las demás personas. Y si nos rodean personas que nos
valoran cosas buenas que hacemos o por cómo somos, perfecto. Pero si nos rodean
personas que continuamente nos están juzgando, eso puede ayudarnos a sentir que
a lo mejor no valemos.
—¿Qué relación tiene la autoestima con el miedo?
—El miedo es una emoción que está en la base de todo.
El miedo tiene una función muy importante que es la de protegernos de los
peligros. Cuando tenemos una autoestima que no es sana, estamos mucho más
conectados con el miedo. Tenemos miedo a que no nos valoren, a fallarnos a
nosotros mismos. Tenemos mucho miedo a la pérdida, ya sea de reconocimiento o
de relaciones. Tener un poco de miedo es sano porque siempre nos va ayudar a
mejorar, pero cuando el miedo nos domina, ahí es cuando aparece esa inseguridad.
Cuando entra en juego la inseguridad y se activa el miedo, lo que nos hace es
querer evitar aquellas cosas que nos generan malestar. ¿Y qué es lo que
ocurre? Si yo no me enfrento a mi miedo y lo evito, mi miedo se vuelve
más fuerte y más grande. Esto pasa con nuestra inseguridad. Cada vez
que nos enfrentamos a algo que nos da miedo y nos damos cuenta de que hemos
sido capaces de poder hacerlo, es como si nos estuviéramos dando una inyección
de seguridad. Una inyección de autoestima. Porque no hay nada que nos ayude más
a aumentar nuestra autoestima que sentirnos capaces. El ver que somos capaces
de enfrentarnos a algo que pensábamos que no podíamos. En cambio, cuando no lo
hacemos, esa inseguridad y ese miedo crece mucho más.
—¿Las palabras que nos dedicamos a nosotros mismos
también influyen en nuestra autoestima?
—Dentro de cada apartado lo que digo es qué cosas
tenemos que empezar a evitar hacer para no destruir nuestra autoestima. Y una
de ellas es cuidar nuestro diálogo interior. Porque las palabras son como balas
que nos atraviesan y pueden hacer mucho daño. Nos pueden ayudar a sentirnos muy
bien, o todo lo contrario. Y tenemos que tener mucho cuidado. No solamente con
lo que nos decimos a nosotros mismos, sino también con aquellas cosas que
decimos a las personas que queremos. Muchas veces pensamos que diciendo algo
que de verdad impacte, la persona va a reaccionar. Pero a veces no es así.
Sobre todo cuando alguien tiene un problema
de autoestima, y tú le dices: «Venga que como no apruebes, vas a
ser un flojo». Realmente, eso puede hacer que esa persona pierda toda la
motivación. Esas palabras, ese diálogo interno que muchas veces tenemos con
nosotros mismos, no lo tenemos con las personas que queremos. Y de eso se
trata: cuidar y poner atención en aquellas cosas que nos estamos diciendo. Si
es algo que no le diríamos a alguien que queremos, también tenemos
que aplicárnoslo a nosotros mismos.
—¿Qué es el autocuidado y qué es lo que no ayuda para
que este sea posible?
—Estamos muy acostumbrados a cuidarnos de un modo
físico. Sabemos que todos los días nos tenemos que lavar los dientes, el
cuerpo, tenemos que ir aseados, pero nadie nos ha enseñado a cuidarnos de un
modo emocional. Y esto, incluso lo vemos como una pérdida de tiempo. Cuando yo
hablo de las pautas de higiene mental, cuando digo que así como
hacemos una higiene corporal también tenemos que hacerla mental, las personas
me dicen: «Eso está muy bien, pero yo no tengo tiempo». Ya, pero no tener
tiempo para eso significa vivir alimentando el estrés y
la ansiedad. Y
vivir alimentando que nuestra mente vaya recogiendo tantas cosas que llega un
punto en que cuando te tienes que centrar en algo importante, no puedes. Porque
tienes mucha basura emocional. Pero esto ocurre porque tampoco tenemos un
hábito de higiene mental.
Tenemos que entender que no tener una higiene mental,
conlleva a tener una serie de consecuencias. Dentro del libro hablo de algo
importante: los cinco innegociables diarios que tenemos que poner en nuestro
día a día en marcha para prevenir el estrés. Cuando tengo una baja autoestima
tengo mucha más probabilidad de sufrir estrés y ansiedad porque como tengo
tanto miedo a equivocarme, a que me abandonen o a lo que otras personas puedan
opinar mal de mí, ahí conectamos con los síntomas
de la ansiedad y nos genera estrés. A veces intentamos hacer
nuestro trabajo, cumplir con las expectativas que tienen sobre nosotros, y no
llegamos a todo. Aprender a priorizar nuestra salud también es un gesto de
autocuidado. Y como no, conectar con la responsabilidad de empezar a cuidarnos
en ese sentido. A veces no tenemos ganas y preferimos dejarlo para otro
momento, pero es importante que esto nos lo tomemos en serio. Porque al final,
no hay ningún amor que se base en el descuido. Tampoco el amor propio.
—Supongo que como en todo proceso, también pueden
producirse recaídas.
—La autoestima es la relación que tenemos con nosotros
mismos. Como cualquier otra relación, tenemos que cuidarla. Trabajar la
autoestima no es, por ejemplo, voy a leer un libro, voy a poner en práctica
esto que me dicen, voy a hacer los ejercicios o ir a terapia a trabajar la
autoestima y ya me voy a olvidar. No, esto no es un título que nos dan y
decimos «ya tenemos autoestima». Es un trabajo que tenemos que hacer de forma
diaria. Al igual que tenemos que cuidar nuestra relación de pareja, de amistad,
o cualquier otro tipo de relación. La relación que tenemos con nosotros mismos
también hay que cuidarla. Si empezamos a abandonarnos, a no poner límites, a no
respetarnos, y lo hacemos de una forma continuada en el tiempo, volveremos a
tener un problema de autoestima. Por eso, dentro del libro, yo a esto lo nombro
como intolerancias. Qué cosas podemos hacer que son intolerantes para nuestra
autoestima. Tenemos que tener en cuenta que en el momento que nos tomemos
alguna ración de esas intolerancias, que no nos ayudan a tener una autoestima
sana, nos vamos a sentir mal. No quiere decir que tengamos un problema, sino
que hay algo que nos está sentando mal. Saber identificar esto es muy
importante porque la información es poder y si no tenemos la información, no
podemos responsabilizarnos. Pero cuando ya la tenemos, sí podemos ser más
responsables para evitar generarnos un problema mayor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario