jueves, 16 de mayo de 2013

Política y salud mental.

El Mundo.es  Blog de Jesús de la Gándara | 08/03/2011

-   En una de las primeras entradas de este blog allá por mayo de 2008, les preguntaba: ¿Tendrían los políticos que pasar por el psiquiatra?

-   Entonces no me faltaron adhesiones y críticas. Lógico, es un tema espinoso. Lo que no sé es que opinarían los políticos. Nada me dijeron los que conozco, y si alguno opinó en el blog no se identificó. Desde entonces no han faltado ocasiones, protagonizadas por diversos líderes políticos, que me han reafirmado en la pregunta. Basta atender a los noticieros de cada día. ¿Qué me dicen de los políticos subtipo Berlusconi, Castro…? Y en cuanto a políticos españoles, mejor los pone usted.

-   Pero en realidad de lo que quería hablar es de un libro que acabo de leer: 'En el poder y en la enfermedad', de David Owen, escritor, médico, neurólogo y ex-político (dos veces ministro laborista en UK). Básicamente lo que dice es que la frecuencia de enfermedades mentales, enfermedades somáticas graves y abuso de sustancias en los políticos es muy alta, mayor que en la población general, y cercana a la de artistas, genios y otros líderes sociales. 

-   Asimismo otro dato importante es que la mayoría trata de ocultarlo, pese a que tuvieran compromiso de transparencia pública sobre sus vidas privadas. El tema realmente no es nuevo. Ya lo decía Séneca: "ningún gran ingenio está libre de un punto de locura", y antes que él lo dijeron Platón y Aristóteles: 'Héroes, artistas, poetas tienen mentes dominadas por la bilis negra (melancolía) que causa la demencia y también sus peculiaridades de carácter'. Y más recientemente, dos investigadores anglosajones muy respetados, F. Post y A. M. Ludwig, aseguraron que las enfermedades mentales afectan entre el 20% y el 40% de los políticos y personas dedicadas vocacionalmente a la cosa pública.

-   Pero, ¿acaso tenemos que escandalizarnos de esto? No, en absoluto, peor están los artistas y los genios, y todos son seres humanos, y como tales debemos aceptarlos, pero a diferencia de los artistas, a los políticos deberíamos exigirles que sus problemas serios de salud fuesen 'cosa pública', no para alimentar el cotilleo telebasura, sino para conocerlo y controlarlo responsablemente, igual que debería ocurrir con sus haciendas, y no como esas declaraciones basura que a veces publican, que dan ganas de darles limosna. Que, digo yo, si son tan malos gestionando su economía, cómo van a gestionar la nuestra.

-   En síntesis lo que sucede es que en un buen número de líderes, políticos, gobernantes, etc. se suma un punto de personalidad previa 'peculiar', rarita, por decirlo suavemente, con el efecto de la droga del poder, que es una de las más potentes, adictógenas e incontrolables. Eso es lo que, científicamente se denomina efecto 'dual', que, más o menos, responde a la siguiente fórmula: 'Personalidad anómala + Droga adictógena= Trastorno mental'.

-   En fin, lo cierto es que en estos tiempos veloces e hipercomunicados, en los que la política puede depender de algo tan incontrolable como la opinión pública o las redes sociales, no estaría mal que se exigiera que líderes y gobernantes pasaran por la criba de la salud mental, para que al menos no fuesen demostradamente anormales, como a menudo sucede con esos líderes fanáticos y totalitarios que aún quedan por el mundo.

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