Candela HorneroMadrid | telecinco.es | 20/01/2025
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El estigma que rodea a los antidepresivos aleja de ellos a
muchas personas que podrían beneficiarse
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Hablamos con Marina Díaz Marsá, presidenta de la Sociedad
Española de Psiquiatría, sobre los mitos asociados a estos fármacos
Marina Díaz Marsá, presidenta de la
Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental y jefa de la Unidad de
Trastornos de la Conducta Alimentaria del Hospital Clínico San Carlos,
reflexiona durante una entrevista con la web de Informativos Telecinco sobre
el impacto que ocasionan
los mitos que torno a los tratamientos antidepresivos.
Pregunta: ¿Cómo definiría la depresión?
Repuesta: La depresión es una
enfermedad caracterizada por síntomas como ánimo bajo, falta de energía,
desmotivación, insomnio, pérdida de apetito, pensamientos pesimistas
recurrentes, retraimiento social y dificultad para disfrutar de actividades que
antes eran placenteras. Cuando estos síntomas persisten durante al menos dos
semanas, afectan significativamente la funcionalidad de la persona, dejando de
ser una simple tristeza para convertirse en un problema clínico que requiere tratamiento.
R: La depresión tiene una etiología multifactorial. Incluye una vulnerabilidad biológica relacionada con alteraciones en neurotransmisores y la neurogénesis del sistema nervioso central. También hay factores psicológicos, como antecedentes de trauma, dificultad en las relaciones personales o rasgos de personalidad como la ansiedad. Además, influyen factores sociales, como precariedad económica, desempleo o abuso de sustancias y redes sociales. Cuando estos factores se combinan se puede desencadenar un episodio depresivo.
P: ¿Qué opciones de tratamiento existen y cómo se decide cuál es el más adecuado?
R: El tratamiento debe abordar tanto la vulnerabilidad biológica como los factores psicológicos y sociales. En casos leves, la psicoterapia suele ser suficiente, ayudando al paciente a desarrollar herramientas para gestionar conflictos o mejorar su resiliencia. Para episodios moderados o graves, se combina los antidepresivos con la psicoterapia donde tratar los factores sociales que puedan estar contribuyendo a la enfermedad.
Si después de dos
tratamientos antidepresivos a dosis adecuadas durante el tiempo recomendado la
sintomatología no remite podemos hablar de depresión resistente. En estos casos
más graves recurrimos a técnicas como la neuromodulación (estimulación cerebral
profunda o terapia electroconvulsiva) o fármacos
novedosos como la esketamina.
P: ¿Qué mitos rodean el
uso de los antidepresivos?
R: Uno de los mitos más
extendidos es que crean dependencia. Esto no es cierto. Los antidepresivos no
generan adicción, hay que tomar la dosis adecuada durante mínimo 6 meses en un
primer episodio y un año si es recurrente. Se pueden dejar gradualmente bajo
supervisión médica, no hay ningún problema.
A veces las enfermedades
tienden a reaparecer y de ahí la necesidad de tratamiento mantenido en el
tiempo, lo cual no quiere decir que el fármaco cree dependencia, sino que ante
el riesgo de recurrencia se prefiere mantener tratamiento a dosis bajas durante
largo plazo para evitar el sufrimiento asociado a un nuevo episodio de
enfermedad.
Otro mito es que causan
somnolencia o abotargamiento; en realidad, su objetivo es que el individuo
pueda estar en estado de vigilia, mejorar su ánimo y restaurar la funcionalidad
del paciente. También se habla mucho de los efectos secundarios, pero los
antidepresivos actuales son seguros y tienen mínimos efectos adversos. Si un
fármaco no es bien tolerado, se debe cambiar por otro.
Los antidepresivos actuales son seguros y tienen mínimos efectos
adversos. Si un fármaco no es bien tolerado, se debe cambiar por otro.
Está comprobada la
eficacia de los antidepresivos en la sintomatología y en la prevención de
recidivas de nuevos episodios depresivos. Eso sí, lo que hay que tener es un
poquito de paciencia, porque uno de los hándicaps de los antidepresivos es que
tardan alrededor de dos semanas en hacer efecto.
P: Algunos pacientes sí
reportan cansancio al tomar antidepresivos. ¿A qué se debe?
R: El cansancio puede deberse
a dos motivos principales. Por un lado, el tratamiento podría no estar
funcionando correctamente, lo que haría necesario sustituirlo por otro que no
genere ese síntoma. Por otro lado, el cansancio podría ser un efecto propio de
la depresión, en cuyo caso sería recomendable reevaluar el antidepresivo o
ajustar la dosis, ya que podría no estar siendo suficientemente eficaz.
P: ¿Es posible que, sin
terapia complementaria, los pacientes no adquieran herramientas para afrontar
ciertas situaciones al dejar los antidepresivos?
R: Sí. Los fármacos son
fundamentales para aliviar los síntomas, pero la psicoterapia aborda factores
de riesgo subyacentes, como rasgos de personalidad que predisponen a la
depresión. Sin estas herramientas, el riesgo de recaída es mayor.
Los antidepresivos no generan adicción, hay que tomar la dosis
adecuada durante mínimo 6 meses en un primer episodio y un año si es
recurrente. Se pueden dejar gradualmente bajo supervisión médica, no hay ningún
problema.
P: ¿Qué rol tiene la
Terapia Electroconvulsiva (TEC) en la depresión resistente?
R: La TEC es una opción
eficaz en depresiones graves y resistentes, especialmente en personas que ya
han probado numerosos fármacos pero continúan experimentando sintomatología con
un gran impacto funcional, o en personas mayores que, debido a la cantidad de
medicamentos que ya están tomando, el uso de antidepresivos resulta más
complejo.
Aunque ha sido
estigmatizada por el cine, hoy en día es un procedimiento seguro, realizado en
un entorno controlado en una unidad de cirugía ambulatoria en el mismo contexto
que se realiza una colonoscopia. Su eficacia está ampliamente documentada.
P: ¿A qué cree que se debe
el incremento en el uso de antidepresivos?
R: Hay varias razones.
Por un lado, la saturación en salud mental lleva a los médicos de atención
primaria a prescribir antidepresivos como solución inmediata, incluso en casos
donde la psicoterapia sería suficiente. Por otro, hay una tendencia a confundir
el malestar cotidiano con trastornos mentales, reflejo de una sociedad con
menor resiliencia emocional. Así mismo, el estrés y el ritmo acelerado de vida
contribuyen a un aumento de trastornos depresivos.
R: No crea dependencia.
Probablemente la persona va a mejorar su sintomatología, pero sí es cierto que
deben desarrollan habilidades emocionales para enfrentar el sufrimiento normal
de la vida y no recurrir a fármacos como una solución fácil. Digamos que, si no
adquieres una serie de habilidades para la vida, se va a querer paliar el
malestar con psicofármacos, alcohol, tabaco, drogas o con comida.
En términos de efectos
secundarios, un antidepresivo es generalmente bastante seguro y no representa
un riesgo significativo para el individuo. Sin embargo, es fundamental que la
población comprenda la importancia de desarrollar herramientas emocionales para
enfrentar situaciones como duelos, rupturas o tensiones. No todo malestar
emocional debe interpretarse como un trastorno mental.
Es fundamental que la población comprenda la importancia de
desarrollar herramientas emocionales para enfrentar situaciones como duelos,
rupturas o tensiones. No todo malestar emocional debe interpretarse como un
trastorno mental
P: ¿Qué impacto tiene el
estigma sobre los tratamientos para la depresión?
R: El estigma hace que muchas
personas no pidan ayuda por miedo a ser vistas como débiles. La depresión no
implica debilidad, sino vulnerabilidad ante una enfermedad que puede tratarse
con éxito.
El estigma social y el
temor a la dependencia de los fármacos suelen alejar a las personas de las
consultas psiquiátricas y del tratamiento adecuado, lo que prolonga su
sufrimiento. Al alargar la sintomatología depresiva, esta puede volverse más
resistente, creando una interrupción biográfica en la vida del individuo que
afecta sus relaciones laborales y personales. Incluso, sin tratamiento, la
depresión puede cronificarse, incrementando el riesgo de suicidio que puede
culminar en un fallecimiento.
Es muy grave que los
tratamientos asociados a los psiquiatras tengan estigma, porque lo hacen es que
las personas tengan miedo a acercarse a nosotros y acercarse a los
tratamientos.
P: ¿Piensas que hay
personas que no se curan por miedo a la medicación?
R: Definitivamente, así lo
creo, y es una opinión compartida por todos los psiquiatras. Es como si alguien
tiene la glucemia alta y, por miedo a ser diagnosticado con diabetes, decide no
ir al médico: su nivel de glucosa no mejorará por evitar el diagnóstico, la
enfermedad continuará. Lo mismo ocurre con la depresión. El miedo al tratamiento
no mejora la condición, sino que la intensifica, aumentando el sufrimiento, la
cronicidad y el riesgo de conductas suicidas.
El miedo al tratamiento no mejora la condición, sino que la
intensifica, aumentando el sufrimiento, la cronicidad y el riesgo de conductas
suicidas
P: ¿Cuál es el futuro del
tratamiento de las personas con depresión?
R: El futuro se dirige
hacia un enfoque multidisciplinario. Por un lado, se busca combinar fármacos
que actúan sobre diferentes neurotransmisores y receptores del sistema nervioso
central con técnicas psicoterapéuticas. Además, se está promoviendo la
importancia de adoptar medidas que mejoren la calidad de vida, como el
ejercicio, una dieta saludable y la interacción interpersonal, que han
demostrado ser fundamentales para la remisión de la depresión.
En definitiva, avanzamos
hacia la aceptación de que la depresión es una enfermedad real, pero que se
puede superar, permitiendo a la persona recuperar una calidad de vida similar a
la que tenía antes de la enfermedad.
P: ¿Qué mensaje le daría a
quienes tienen miedo de buscar ayuda o iniciar un tratamiento?
R: Pedir ayuda no es un signo
de debilidad, sino de valentía. Si tienes miedo a los antidepresivos, habla con
personas que hayan mejorado gracias a ellos. La depresión es tratable y no hay
necesidad de prolongar el sufrimiento.
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