martes, 23 de abril de 2013

Fumar en el psiquiátrico


Blog Salud | El Mundo | 11-01-2011

-  Desde que entró en vigor la nueva ley antitabaco, en el Servicio de Psiquiatría hemos observado un curioso fenómeno. Ha aparecido por él gente del propio hospital que jamás antes lo había pisado; es más, que lo consideraban una planta proscrita, una especie de gueto peligroso y marginal. Todas han sido personas con el mismo problema: ser fumadoras empedernidas.
-  El caso es que se ha extendido la creencia de que en el servicio de Psiquiatría está permitido fumar, y allá que van ellas, dispuestas a eludir con estilo la norma, sin pasar por el rigor del clima, ni dejarse ver en la incómoda tesitura del estigma del humo. Pero su sorpresa es mayúscula cuando se les advierte que aquí tampoco…  y les mostramos el sencillo párrafo de la nueva redacción que aclara el asunto, diáfanamente:
-  Veinticuatro. Se modifica la disposición adicional octava, que queda redactada del siguiente modo: "Disposición adicional octava. Centros o establecimientos psiquiátricos. En los establecimientos psiquiátricos de media y larga estancia se permite fumar a los pacientes en las zonas exteriores de sus edificios al aire libre, o en una sala cerrada habilitada al efecto, que habrá de estar debida y visiblemente señalizada y contar con ventilación independiente o con otros dispositivos para la eliminación de humos".

-  Ahora bien, esta anécdota no es lo que preocupa a este bloguero. Allá cada cual con sus humos. Lo que me preocupa es que la ley considere una vez más a las personas con enfermedad mental de manera diferente al resto. Seré sencillo y directo.
-  Llevamos muchos años luchando contra el estigma, la discriminación y la marginación de las personas con enfermedad mental. No queremos que sean diferentes a las personas con enfermedad renal, por ejemplo. Luego, ¿a qué viene que una nueva ley normalice y sancione una nueva discriminación? ¿Que es positiva y necesaria para ellas?
-  Bueno, eso hay que demostrarlo. Hay estudios que dicen que no pueden dejar de fumar, que la nicotina tienen efectos psicotrópicos en sus cerebros, que les ayuda a tolerar los tratamientos... pero eso no son más que datos 'pre-científicos'. Que se sepa, nadie mejora, ni se cura por fumar.
-  A lo sumo no se ponen más ansiosos, angustiados, etc. Otros dicen que fumar les ayuda a sobrellevar sus atribuladas existencias. Pero todo eso son superficialidades de las que sólo pueden opinar quienes no saben de qué hablan, quienes no han visitado nunca uno de esos centros de 'media y larga estancia', y menos aún, la sala de fumadores de esos centros.
-  Son, no sólo insalubres, sino antiestéticas, antinaturales, verdaderos reductos de marginalidad al cubo. La madre de todas las marginaciones, el estigma más agudo de todos los estigmas.
-  Un gueto en el que se reúnen personas marginadas por los propios marginados. Un horror, se lo aseguro. Pero no queda ahí la cosa. Resulta que llevamos años estudiando, analizando, investigando los riesgos de la salud física de los enfermos mentales.
-  Sabemos que los problemas metabólicos, cardiovasculares, respiratorios, la obesidad, la inactividad, etc. afectan mucho más a estas personas que a la población general. Que esos son los problemas de salud más graves y que más limitan y acortan sus vidas.
-  Las sociedades científicas y agencias estatales intervienen en estos estudios y promueven estrategias y programas de prevención y tratamiento. Es más, se culpa a ciertos fármacos de estos problemas, se regula su prescripción y casi se los estigmatiza. Pero al tiempo, se tolera, se normaliza el tabaquismo en las personas con enfermedad mental grave y crónica, las que tienen más riesgos físicos, más inactividad, más tratamientos... Esas son, justamente, las que entran en esos guetos, donde fuman lo suyo y lo de los demás, y si me apuran ahora fumarán incluso lo que fumen sus médicos, enfermeras, cuidadores... En fin, un dislate.
-  Puede que aún haya quien argumente: "El artículo veinticuatro es un regalito de los Reyes Magos para los pobres afectados por enfermedad mental y adicción tabáquica". Pues vaya regalito. ¿No sería mejor que nos lo tomásemos en serio y dotásemos de los medios adecuados para que esas personas tan marginadas, necesitadas e injustamente estigmatizadas viviesen mejor, más sanamente y con menos humos?


1 comentario:

  1. Quiero exponer, porqué lo he vivido en un ingreso hospitalario de 3 meses de duración, lo que se explica en el artículo sobre los fumadores. Es penoso que se les deje fumar y se les una parte del personal sanitario, teniendo en cuenta además que en el Centro donde me encontraba no había una pared que separara totalmente su recinto sin ventilación al exterior, de la sala de estar del resto de enfermos, donde estaba el televisor, había juegos de mesa y recibíamos a las visitas. Nos convertimos en fumadores pasivos, y aunque lo expusimos al personal sanitario para que lo hiciera llegar a Dirección, creo que la propuesta cayó en saco roto, pues marché de allí, y el tema del humo seguía incomodando a los no fumadores.

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