sergi escudero
(EFE) | Barcelona | La
Vanguardia | 02/04/2020
Santi Díaz atiende a EFE vía telefónica
después de hacer una consulta con su psiquiatra y poco antes de empezar una
clase conjunta de ejercicios físicos mediante videoconferencia. "Ahora
hablaba con mi psiquiatra sobre el hecho de que yo estoy acostumbrado a estar
confinado y eso me permite llevar mejor la situación actual. He estado
ingresado 15 veces en un centro psiquiátrico", explicó.
Hace
un año, Díaz, un hombre de mediana edad, se reconcilió con el deporte en la
unidad de subagudos del área de psiquiatría del Hospital Mare de Déu de la
Mercè de Barcelona. Allí se lo recomendó una trabajadora social del centro.
La
primera experiencia de Díaz fue salir a correr en grupo y con un monitor (de
una empresa que usa el deporte para que mejore la vida de las personas con
trastornos mentales y adicciones) por la ribera del Rio Besòs, el cual
desemboca en la playa de Sant Adrià. Pero no tardó en pasarse a las clases de
'wellness' en un gimnasio barcelonés, donde hasta el confinamiento acudía tres
veces por semana.
"El
deporte te pone las pilas. Yo soy una persona muy intelectual, dedico mucho
tiempo a la música, a la pintura y a la escritura, y a veces, desdeño un poco
el deporte. Hacerlo en grupo me motiva", relató Díaz, diagnosticado de bipolaridad
tipo 1. En el pasado tuvo otros diagnósticos diferentes.
"Ahora
estoy compensado, que le llaman", relató. "El deporte te fortalece el
cuerpo, produce endorfinas y me ha ayudado a mejorar mi flexibilidad, que la
tenía muy poco desarrollada", añadió.
Por
eso, se quejó de la poca importancia que se le da en los centros psiquiátricos.
"Básicamente lo que hace la mayoría es tenerte controlado. Allí todavía se
llevan a cabo prácticas como atar personas a la cama u obligarlas a comerse
todo lo que hay en el plato", sentenció Díaz. "No querer tomarte la
medicación te puede crear problemas. Es una cosa con la que yo he tenido que
lidiar mucho tiempo porque no quería medicarme. Pero, al final, mi propia
experiencia ha hecho que prefiera hacerlo".
Durante
estas semanas de estado de alarma las comunidades terapéuticas se han
encontrado con dificultades para que sus pacientes con trastornos mentales
puedan seguir practicando deporte justo en el momento que más lo necesitan. Las
empresas externas que acudían a dar las clases se han visto con problemas para
seguir llevándolas a cabo, aunque algunos centros han considerado el deporte
como una actividad sanitaria imprescindible y han permitido que los monitores
pudiesen seguir acudiendo a ellos gracias a una carta que así lo certifica.
En
el caso de los pacientes que viven en sus casas, como Santi Díaz, los monitores
les están ofreciendo clases grupales virtuales para que sigan haciendo deporte
durante el confinamiento.
"Hay
que seguir pensando en los pacientes durante estos días de confinamiento",
advirtió Eduardo Torras, CEO de una de las empresas que utilizan el deporte
para mejorar la salud mental de pacientes con trastornos psicológicos. "A
los pacientes siempre les decimos que la rutina es lo que les ayudará a mejorar
y, de golpe, sucede una cosa así y la rutina se rompe en añicos", añadió.
"Nosotros
llevamos tiempo intentando que cale en la sociedad el discurso de que el
deporte es imprescindible, algo que se está pudiendo comprobar muy bien estas
semanas. Las personas con problemas de salud mental ahora necesitan el deporte
más que nunca, pero este país aún no lo entiende", continuó Torras.
Muchos
de los pacientes que a día de hoy se encuentran ingresados en centros
psiquiátricos están acostumbrados a estar confinados en un lugar, así que no se
les hace especialmente nueva esta situación que están viviendo. Lo que más les
preocupa, y les estresa, según los profesionales, es lo que sucede en el
exterior, sobre todo a sus familiares.
Díaz
se encuentra mejor y vuelve a vivir en su casa. Allí escribe poesía para
expresar lo que siente y lo que sueña, compone canciones y dibuja. Además, vive
en una calle donde habitan otros músicos y estos días de confinamiento se
animan unos a otros desde los balcones mientras comparten su arte.
"Está
bien soñar y salir un poco de la monotonía del fútbol y el periódico, de lo de
siempre, para sacar lo que uno tiene dentro", sentenció Santi Díaz. EFE
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