jueves, 22 de octubre de 2020

Cómo afrontar la ansiedad y el estrés que nos produce la pandemia

ANTONIO ORTÍ   |   La Vanguardia   19/10/2020

 Psicólogos y expertos ofrecen consejos para evitar que los períodos de restricciones o el temor a ser contagiado por el virus causen estrés y preocupaciones excesivas que puedan paralizar o aumentar el sufrimiento.

 La incertidumbre provocada por la pandemia está alumbrando, dicen los expertos, un monstruo con varias cabezas (la salud, el trabajo, los hijos …) que anticipa amenazas reales o imaginarias. ¿Y si pierdo el trabajo?, ¿Y si la covid-19 afecta mi capacidad pulmonar? ¿Y si…? Una situación que motiva que proliferen iniciativas cada vez más efervescentes para mantener la calma. El último grito son los llamados consultores espirituales que comienzan a proliferar en EE.UU. y que mezclan el lenguaje de lo sagrado con el lenguaje de la consultoría de gestión para ofrecer a los teletrabajadores la posibilidad de compartir sus preocupaciones y obtener soporte espiritual.

 

También se están popularizando calcomanías con la llamada plegaria de la serenidad: “Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que puedo cambiar y la sabiduría para conocer la diferencia”. Según parece, su autor, el teólogo Reinhold Niebuhr, escribió el texto en 1943 para combatir la ansiedad que provocaba la II Guerra Mundial.

 

Un momento convulso

Pero si los consejeros espirituales norteamericanos forman parte de la parafernalia que ha traído la covid-19, es posible que la frase de Niebuhr encierre una enseñanza provechosa. “Estamos en el momento de más ansiedad generalizada de la historia moderna”, aprecia Francesc Miralles, escritor y periodista especializado en psicología, toda vez que autor de libros como Todo saldrá bien (Cúpula).

 

En opinión de este experto, el deseo insatisfecho de estabilidad y la dificultad de prever futuro está llevando a lo que los budistas denominan “mente de mono”, esto es, a saltar de pensamiento en pensamiento en función de lo que sucede en el exterior y a caer en la terribilitis, el término que usa el psicólogo Rafael Santandreu para nombrar la tendencia a pensar que todo irá a peor. “En cambio, hay culturas que saben que lo bueno y lo malo que sucede es temporal, por lo que perciben el presente como ver pasar nubes sobre un lienzo blanco”, ejemplifica.

 

Diferencias entre campo y ciudad

Miralles se ha referido en ocasiones al “zen del asfalto” para dar a entender que es en las ciudades donde más falta hace la tranquilidad. “Lo que podría llamarse el zen del asfalto es una invitación a buscar la paz y la lucidez, en medio de una metrópoli ruidosa”, indica. “Las culturas urbanas son más histéricas, porque son culturas de la inmediatez, donde todo es más cuadriculado. En cambio, las culturas tradicionales contemplan el cambio como parte fundamental de la vida, en tanto están acostumbradas a fluir con el clima y a perder las cosechas por causas meteorológicas, a diferencia de las urbanas, que son más artificiales y, por lo tanto, tienen un deseo permanente de control y de que todo suceda de una determinada manera”, apostilla. Visto así, una posible moraleja es que, pese a la dificultad de la empresa, hay que intentar vivir con la máxima serenidad la pandemia.

 

Miralles pone como ejemplo al escritor Gaspar Hernández, autor de libros como El oficio de vivir bien (Aguilar) o El silencio, obra con la que ganó el Premio Josep Pla en 2009. “Cuando entrevisté a Gaspar Hernández, me dijo que la pandemia le sorprendió durante el lanzamiento de su nuevo libro, cuando ya tenía un montón de charlas programadas, presentaciones y entrevistas, y que todo se le vino abajo de repente, lo que le sumió en un estado de ansiedad que le llevó a pensar que el libro fracasaría”, relata. “Gaspar me dijo entonces algo interesante: hay que abolir el futuro cuando no lo puedes controlar. Es decir, prohibirse a uno mismo el tiempo futuro y ocuparse solamente del día en curso”, explica.

 

Posiblemente, alcanzar la serenidad en tiempos de coronavirus se está convirtiendo en una de las piedras filosofales del momento presente, como demuestra la gran producción editorial centrada en conseguir la ataraxia, la palabra que utilizaban los antiguos griegos para tener autodominio sobre los acontecimientos externos, fueran cuales fuesen.

 

Otro tanto piensa Patricia Ramírez, “una psicóloga de la vida cotidiana” –según se define– autora de libros como Cuenta contigo (Conecta) y, anteriormente, de Educar con serenidad (Grijalbo) o Entrénate para la vida (Espasa), entre otras obras. “Sobre cómo alcanzar la serenidad y combatir la ansiedad, hay libros maravillosos como La trampa de la felicidad (Planeta), de Russ Harris, o Sal de tu mente, entra en tu vida (Desclée De Brouwer), de Steven C. Hayes”, aconseja esta psicóloga.

 

También a Ramírez el coronavirus le cogió con el pie cambiado. Al respecto, no deja de ser curioso observar cómo están predicando con el ejemplo los propios psicólogos a la hora de poner en práctica durante el coronavirus los consejos que posteriormente ofrecen a sus clientes en la consulta. Porque…¿hay algo bueno en no tener la vida bajo control?

 

“Yo, por ejemplo, me he reinventado”, contesta Ramírez. “Antes de la pandemia tenía montada mi actividad de puertas afuera, porque había dejado de ver a pacientes y me dedicaba a dar conferencias en empresas, a mis intervenciones en radio y televisión y a la obra de teatro que había montado con Silvia Congost: Diez maneras de cargarte tu relación de pareja. Pero se anuló todo…”, prosigue. “Así que decidí reinventarme y montar una plataforma para impartir talleres virtuales que ha funcionado muy bien, porque ahora llego a Latinoamérica. Asimismo, como no podía abarcar tantos pacientes, he montado una consulta virtual con ocho compañeras. A mí, la falta de control sobre cosas que tenía muy controladas, me ha dado una perspectiva de trabajo distinta”, admite.

 

No obstante, si se trata de aconsejar sobre cómo sortear la ansiedad anticipatoria que está provocando el coronavirus por no saber qué ocurrirá mañana, los expertos proponen no perder de vista estas estrategias:

Contra el desorden exterior... el orden interior.- Cuando reina el desorden exterior, tener un orden interior puede atenuar el desasosiego, recuerda Ramírez. “Se trata de fomentar un orden personal basado en rutinas que den seguridad. Que el hogar no sea un caos, porque cuando hay confusión y desorden en el exterior, es necesario un orden interior”, reflexiona.

Mejor no pensar en lo que puede pasar... porque es probable que no pase.- “Durante mi vida, he sufrido muchas desgracias que nunca llegaron a suceder”, señaló en su día el escritor norteamericano Mark Twain, autor de libros inolvidables como El príncipe y el mendigo, Las aventuras de Tom Sawyer. Esta frase de Mark Twain es muy celebrada por los expertos en psicología por prevenir del peligro de anticipar el futuro.

 Si insiste en pensar que le pasará algo... puede que al final le acabe sucediendo.- Hay que mirar de frente a la intranquilidad y cortarle las alas. En opinión de Ramírez, si una persona piensa que acabará contagiándose de coronavirus, es más probable que suceda. “El consejo es poner distancia con las cavilaciones negativas, a ser posible con sentido del humor”.

Concéntrese en lo que puede controlar... y olvídese de lo que no esté en sus manos.- “Por ejemplo, si tu hijo va al colegio y en su clase hay un positivo, lo  controlable es llevarlo al hospital a que le hagan la PCR”

Ponerse en lo peor podría servir... pero es mejor dejar vivir el presente.- Pensar ocasionalmente en lo peor puede ayudar a amortiguar los miedos. El consejo de Ramírez es no imaginarse ni lo peor ni lo mejor, sino fluir por el presente.

La mente no puede cargar con todo... el cuerpo también debe ayudar.- Las grandes victorias siempre son psicológicas pero no hay que poner todos los huevos en el cesto de la mente. No centrarlo todo en la cabeza sino también ocupare del cuerpo; alimentación saludable, hacer ejercicio físico y tener un sueño reparador.

Mejor que luchar contra las emociones... es dejar que fluyan.- Hay que evitar luchar contra aquello que nos irrita. Es decir “al enfadarnos por la situación que vivimos nos enfadamos al mismo tiempo por estar enfadados, lo que propicia un segundo nivel de malestar. Según Miralles hay que dejar fluir la emoción, para no entrar en un bucle negativo.

Observe sus pensamientos con distancia… porque puede que no sean “la realidad”.- Según indica Miralles, un profesor de yoga de los Angeles, Arthur Jeon, sostiene que “el sufrimiento no lo generan las personas que nos rodean ni el lugar en el que nos encontramos, sino la lectura que hacemos de lo que sucede”

 Es mejor adaptarse a una situación adversa... que enfrentarse a ella y “romperse”.- Ser resiliente. El término está de moda desde hace tiempo, se trata de adaptarse lo mejor posible a una situación complicada.

La serenidad no se halla en ninguna parte... pero se encuentra en la búsqueda.- Inspirarse en culturas más serenas, como la asiática por ejemplo, que enseña que la mayor o menor gravedad de un acontecimiento reside en la manera de filtrarlo a través de la mente. Tanto puede encontrarse “renunciando al control del entorno seguro, como cuando uno baila hacia atrás un tango argentino”.

Nota.- Al transcribir las estrategias lo he abreviado porque el artículo ya es largo. Si alguien lo quiere leer entero lo encontrará en la información que pongo en el encabezamiento. 

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