ANTONIO ORTÍ | La Vanguardia 19/10/2020
Psicólogos y expertos ofrecen
consejos para evitar que los períodos de restricciones o el temor a ser
contagiado por el virus causen estrés y preocupaciones excesivas que puedan
paralizar o aumentar el sufrimiento.
También se están popularizando calcomanías con la llamada plegaria de
la serenidad: “Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo
cambiar, el valor para cambiar las cosas que puedo
cambiar y la sabiduría para conocer la
diferencia”. Según parece, su autor, el teólogo Reinhold Niebuhr, escribió el
texto en 1943 para combatir la ansiedad que provocaba la II Guerra Mundial.
Un momento convulso
Pero si los consejeros espirituales norteamericanos forman parte de la
parafernalia que ha traído la covid-19, es posible que la frase de Niebuhr
encierre una enseñanza provechosa. “Estamos
en el momento de más ansiedad generalizada de la historia moderna”, aprecia Francesc Miralles, escritor y periodista especializado en
psicología, toda vez que autor de libros como Todo saldrá bien (Cúpula).
En opinión de este experto, el deseo insatisfecho de estabilidad y la
dificultad de prever futuro está llevando a lo que los budistas denominan
“mente de mono”, esto es, a saltar
de pensamiento en pensamiento en función de lo que sucede en el exterior y a
caer en la terribilitis, el término
que usa el psicólogo Rafael Santandreu para nombrar la tendencia a pensar que
todo irá a peor. “En cambio, hay culturas que saben que lo bueno y lo malo que
sucede es temporal, por lo que perciben
el presente como ver pasar nubes sobre un lienzo blanco”, ejemplifica.
Diferencias entre campo y ciudad
Miralles se ha referido en ocasiones al “zen del asfalto” para dar a
entender que es en las ciudades donde más falta hace la tranquilidad. “Lo que
podría llamarse el zen del asfalto es una invitación a buscar la paz y la
lucidez, en medio de una metrópoli ruidosa”, indica. “Las culturas urbanas son más histéricas, porque son
culturas de la inmediatez, donde todo
es más cuadriculado. En cambio, las
culturas tradicionales contemplan el cambio como parte fundamental de la vida, en tanto están acostumbradas a fluir con el clima y a perder las
cosechas por causas meteorológicas, a diferencia de las urbanas, que son más
artificiales y, por lo tanto, tienen un deseo permanente de control y de que
todo suceda de una determinada manera”, apostilla. Visto así, una posible
moraleja es que, pese a la dificultad de la empresa, hay que intentar vivir con
la máxima serenidad la pandemia.
Miralles pone como ejemplo al escritor Gaspar Hernández, autor de
libros como El oficio de vivir bien (Aguilar) o El
silencio, obra con la que ganó el Premio Josep Pla en 2009. “Cuando
entrevisté a Gaspar Hernández, me dijo que la pandemia le sorprendió durante el
lanzamiento de su nuevo libro, cuando ya tenía un montón de charlas
programadas, presentaciones y entrevistas, y que todo se le vino abajo de
repente, lo que le sumió en un estado de ansiedad que le llevó a pensar que el
libro fracasaría”, relata. “Gaspar me dijo entonces algo interesante: hay que abolir el futuro cuando no lo puedes controlar. Es decir, prohibirse a uno mismo el tiempo futuro y ocuparse
solamente del día en curso”, explica.
Posiblemente, alcanzar la serenidad en tiempos de coronavirus se está
convirtiendo en una de las piedras filosofales del momento presente, como
demuestra la gran producción editorial
centrada en conseguir la ataraxia, la palabra
que utilizaban los antiguos griegos para tener autodominio sobre los
acontecimientos externos, fueran cuales fuesen.
Otro tanto piensa Patricia Ramírez, “una psicóloga de la vida
cotidiana” –según se define– autora de libros como Cuenta contigo (Conecta)
y, anteriormente, de Educar con serenidad (Grijalbo) o Entrénate
para la vida (Espasa), entre otras obras. “Sobre cómo alcanzar la serenidad y combatir la ansiedad,
hay libros maravillosos como La
trampa de la felicidad (Planeta), de Russ Harris, o Sal de tu
mente, entra en tu vida (Desclée De Brouwer), de Steven C. Hayes”,
aconseja esta psicóloga.
También a Ramírez el coronavirus le cogió con el pie cambiado. Al
respecto, no deja de ser curioso observar cómo están predicando con el ejemplo
los propios psicólogos a la hora de poner en práctica durante el
coronavirus los consejos que posteriormente ofrecen a
sus clientes en la consulta.
Porque…¿hay algo bueno en no tener la vida bajo control?
“Yo, por ejemplo, me he reinventado”, contesta Ramírez. “Antes de la
pandemia tenía montada mi actividad de puertas afuera, porque había dejado de
ver a pacientes y me dedicaba a dar conferencias en empresas, a mis
intervenciones en radio y televisión y a la obra de teatro que había montado
con Silvia Congost: Diez maneras de cargarte tu relación de pareja.
Pero se anuló todo…”, prosigue. “Así que decidí reinventarme y montar una plataforma para impartir talleres
virtuales que ha funcionado muy bien, porque ahora
llego a Latinoamérica. Asimismo, como no podía abarcar tantos pacientes, he
montado una consulta virtual con ocho compañeras. A mí, la falta de control
sobre cosas que tenía muy controladas, me ha dado una perspectiva de trabajo
distinta”, admite.
No obstante, si se trata de aconsejar sobre cómo sortear la ansiedad
anticipatoria que está provocando el coronavirus por no saber qué ocurrirá
mañana, los expertos proponen no perder de vista estas estrategias:
Contra el desorden
exterior... el orden interior.- Cuando reina el
desorden exterior, tener un orden interior puede atenuar el desasosiego,
recuerda Ramírez. “Se trata de fomentar un orden personal basado en rutinas que
den seguridad. Que el hogar no sea un caos, porque cuando hay confusión y
desorden en el exterior, es necesario un orden interior”, reflexiona.
Mejor no pensar en
lo que puede pasar... porque es probable que no pase.- “Durante mi vida, he sufrido muchas desgracias que nunca
llegaron a suceder”, señaló en su día el escritor norteamericano Mark Twain,
autor de libros inolvidables como El
príncipe y el mendigo, Las aventuras de Tom Sawyer. Esta frase de Mark
Twain es muy celebrada por los expertos en psicología por prevenir del peligro de anticipar el futuro.
Si insiste en pensar que le
pasará algo... puede que al final le acabe sucediendo.- Hay que mirar de frente a la intranquilidad y cortarle
las alas. En opinión de Ramírez, si una persona piensa que acabará
contagiándose de coronavirus, es más probable que suceda. “El consejo es poner
distancia con las cavilaciones negativas, a ser posible con sentido del humor”.
Concéntrese en lo
que puede controlar... y olvídese de lo que no esté en sus manos.- “Por ejemplo, si tu hijo va al colegio y en su clase
hay un positivo, lo controlable es
llevarlo al hospital a que le hagan la PCR”
Ponerse en lo peor
podría servir... pero es mejor dejar vivir el presente.- Pensar ocasionalmente
en lo peor puede ayudar a amortiguar los miedos. El consejo de Ramírez es no
imaginarse ni lo peor ni lo mejor, sino fluir por el presente.
La mente no puede
cargar con todo... el cuerpo también debe ayudar.- Las grandes victorias siempre son psicológicas pero
no hay que poner todos los huevos en el cesto de la mente. No centrarlo todo en
la cabeza sino también ocupare del cuerpo; alimentación saludable, hacer
ejercicio físico y tener un sueño reparador.
Mejor que luchar
contra las emociones... es dejar que fluyan.- Hay que evitar luchar contra aquello que nos irrita. Es
decir “al enfadarnos por la situación que vivimos nos enfadamos al mismo tiempo
por estar enfadados, lo que propicia un segundo nivel de malestar. Según
Miralles hay que dejar fluir la emoción, para no entrar en un bucle negativo.
Observe sus
pensamientos con distancia… porque puede que no sean “la realidad”.- Según indica Miralles, un profesor de yoga de los
Angeles, Arthur Jeon, sostiene que “el sufrimiento no lo generan las personas
que nos rodean ni el lugar en el que nos encontramos, sino la lectura que
hacemos de lo que sucede”
Es mejor adaptarse a una
situación adversa... que enfrentarse a ella y “romperse”.- Ser resiliente.
El término está de moda desde hace tiempo, se trata de adaptarse lo mejor
posible a una situación complicada.
La serenidad no se
halla en ninguna parte... pero se encuentra en la búsqueda.- Inspirarse en culturas más serenas, como la asiática por
ejemplo, que enseña que la mayor o menor gravedad de un acontecimiento reside
en la manera de filtrarlo a través de la mente. Tanto puede encontrarse
“renunciando al control del entorno seguro, como cuando uno baila hacia atrás
un tango argentino”.
Nota.- Al transcribir las estrategias lo he abreviado porque el artículo ya es largo. Si alguien lo quiere leer entero lo encontrará en la información que pongo en el encabezamiento.
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