SOLANGE
VÁZQUEZ | El Correo |
07/05/2022
Son un reto, una lata... y la clave es no entrar en su juego. «Con cierto
nivel de estrés, todos podemos volvernos 'difíciles'», alerta el psiquiatra
francés François Lelord
El
ansioso que transmite su estrés a los demás en plan aspersor que a todos salpica,
el paranoico que se ofende al menor comentario y que te obliga a andar con pies
de plomo, el obsesivo que se pierde en los detalles y te saca de quicio porque
no llega a ninguna parte, el narcisista que siempre piensa en sí mismo, el
depresivo cuya inercia desarma y desespera a partes iguales, el hiperexigente
para el que nunca nada será suficiente y que no deja de recordárselo al mundo…
Ay, ay, ay, ¡cómo pueden alterarnos los individuos con personalidades
'difíciles'!
Si
tenemos suerte y sólo tratamos con estos 'complicaditos' ocasionalmente, quizá
salgamos más o menos indemnes, pero, si compartimos algo más de tiempo con
ellos..., pueden perturbar o incluso destrozar nuestra vida cotidiana. Y, como
todos conocemos a este tipo de personas (¡o somos una de ellas!), Christophe
André y François Lelord, psiquiatras de reconocido prestigio internacional y
autores de 'Cómo tratar con personalidades difíciles' (editorial Arpa), nos
ofrecen un manual de uso para estos individuos «que no solo se encuentran en las
consultas de psiquiatría».
Los 'borderline'
Que
no nos engañe el nombre, porque no se refiere a su capacidad intelectual.
'Borderline' en este caso hace referencia a su tendencia a vivir siempre en una
línea 'fronteriza': son inestables, impulsivos, con estallidos de cólera... y
combinan todo esto con periodos de sentirse vacíos (algunos han tenido ideas
suicidas) y de buscar apoyos con ahínco (a veces se les tacha de 'pegajosos').
Qué hacer con ellos: Su hipersensibilidad e
inestabilidad solo se manifiesta en situaciones 'gatillo' (de estrés), por eso
debemos ser constantes con ellos y animarles mucho cuando se comportan 'bien'.
Siempre hay que reaccionar ante ellos cuando están de buenas y criticar su
comportamiento, nunca a la persona. Por ejemplo, decir «no me gustan los
gritos» en lugar de «te pasas la vida gritándome». También funciona empatizar
con ellos: «Temo lastimarte, pero tengo que decirte que no llevo bien que me
grites».
Narcisistas
Piensan
que merecen admiración y se enfadan cuando no la obtienen. Cuidan mucho su
apariencia, desean éxitos, pero carecen de empatía y las relaciones duraderas
no les interesan. Tienen tendencia a manipular
Qué hacer: Alábales cuando tengas motivos sinceros
para ello. Así desactivas su ansiedad por gustarte. Como son susceptibles, sé
considerado y evita llegar tarde si has quedado con uno, por ejemplo. Sé
discreto con tus éxitos y critícale lo indispensable y solo en cosas concretas
y limitadas en el tiempo, nunca a lo grande. No te opongas a él sistemáticamente
ni esperes reciprocidad.
Ansiosos
Están
siempre muy preocupados por los riesgos de la vida para ellos o para sus
allegados. Sufren mucha tensión por su exceso de prudencia y su intento de
controlarlo todo.
Qué hacer: Se hacen más daño a sí mismos que a los
demás, pero vivir con ellos tampoco es fácil. Los gestionarás bien si les
muestras que eres de confianza y que no tienen que preocuparse porque 'falles'.
El uso del humor y la ironía también ayudan con ellos. Eso sí, no les
sorprendas –reaccionan mal–, ni te dejes esclavizar por sus miedos, ni les
cuentes tus propias inquietudes para no potenciar su 'defecto'.
Psicopáticos
No,
no son los psicópatas de los 'thrillers'. Son personas que saben encandilar,
que se gustan a sí mismas, con tendencia a mentir y manipular, sin empatía ni
remordimientos y sin preocupación por las consecuencias de sus actos. Tampoco
soportan el aburrimiento.
Qué hacer: Si no puedes evitarlos, recuérdales que
no aceptas sus ideas. Reacciona cuando actúen mal y no les permitas
justificarse ni que te encandilen, son muy hábiles en eso. También es
aconsejable no contarles tu vida, porque son envidiosos. ¿Cómo te los ganas? Se
quieren tanto a sí mismos que les gusta que aprecies públicamente alguno de sus
puntos fuertes. «Por ello, nunca le humilles», dicen los psiquiatras. Tendrías
un enemigo para toda la vida.
Evitativos
Son
hipersensibles, tienen miedo al ridículo y no dan el primer paso en nada a no
ser que sepan que van con garantías de éxito. Evitan las situaciones en las que
temen sentirse heridos o incómodos. La autoestima la tienen por los suelos y su
miedo al fracaso los mantiene en un papel gris o en puestos inferiores a sus
capacidades.
Qué hacer: Hay que proponerles objetivos de dificultad
progresiva para que se reafirmen y hacerles ver que valoras su opinión y que
pueden contradecirte sin problema, que noten tu apoyo. Irritarse o bromear a su
costa empeora su comportamiento.
Pasivo-agresivos
«Se
resisten a las exigencias de los otros en el ámbito personal y profesional,
discuten exageradamente las órdenes, critican las figuras de autoridad y, de
forma enmascarada, 'obstaculizan': son voluntariamente ineficaces en ocasiones
y se quejan de ser un incomprendido», dicen André y Lelord.
Qué hacer: Como son muy sensibles a todo lo que
'huela' a falta de consideración, ser amables con ellos da sus frutos. Por eso,
si les pides su opinión, los desactivas bastante. Lo que no debes hacer es
disimular que no te ha llamado la atención su oposición o criticarle en plan
moralizante. Otro consejo: no entres a su juego de represalias recíprocas.
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François Lelord, psiquiatra
“Con cierto nivel de estrés, todos
podemos volvernos difíciles”
-A veces pensamos que con este tipo de
personas con personalidades problemáticas lo único que podemos hacer es
aguantarlas... ¿no hay otra opción?
-Depende de la intensidad del problema y de la necesidad de la relación: si es un pariente, un compañero de trabajo o tu jefe, tendrás que gestionarlo, con la esperanza de que la relación puede mejorarse aplicando los principios que recomendamos. Si consume demasiado tiempo y energía, uno puede pensar en la ruptura o, al menos, en la limitación del contacto.
-¿Cuál es el perfil 'problemático' que
causa más problemas?
-Las personalidades que no son conscientes de su
problema: las personalidades paranoicas, narcisistas, obsesivas. Pero la clave
está en la intensidad de los síntomas de sus otros talentos. Uno puede apreciar
a una persona narcisista pero muy talentosa como jefe o compañero de trabajo,
un contable obsesivo pero excelente, un jefe de seguridad ligeramente paranoico
pero concienzudo...
-Solemos ver personalidades difíciles por
todas partes, pero... ¿somos capaces de reconocer que tenemos una de ellas, sea
del tipo que sea?
-Uno
de los propósitos de nuestro libro es ayudar a los lectores a observar sus
propias peculiaridades. Con cierto nivel de estrés, todos podemos volvernos
difíciles, y las personalidades que ya son difíciles todavía más.
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