martes, 18 de noviembre de 2025

Nazareth Castellanos, neurocientífica: "Tuve un impacto inmediato en mi vida al aprender técnicas de respiración"

ACyV     |      elconfidencial.com     |     30/10/2025

Tras años de investigación sobre cómo influye en el cerebro, descubrió que una simple práctica diaria puede transformar el estado emocional, la calidad del sueño y la relación entre mente y cuerpo

La neurocientífica Nazareth Castellanos lleva años estudiando cómo la respiración influye en el cerebro, y lo que comenzó como una línea de investigación acabó transformando su propia vida. “Tuve un impacto inmediato al aprender técnicas de respiración”, confesó en el pódcast de Pepe García 'El Estoico' al recordar cómo ese conocimiento científico se convirtió en una herramienta práctica para mejorar su bienestar físico y emocional.

Durante sus experimentos, Castellanos y su equipo midieron con precisión la presión del aire en ambas fosas nasales, sincronizándola con la actividad del cerebro y el corazón. “Fue un experimento complejísimo”, relata, “pero los resultados mostraban algo claro: ralentizar la respiración cambia la forma en que el cerebro se comporta”.

Según explica, al inhalar y exhalar de manera más suave y prolongada se logra calmar la actividad del sistema nervioso simpático, el encargado de activar el cuerpo ante el estrés, y se favorece el sistema parasimpático, que induce la relajación.

De la teoría a la práctica: dormir mejor y reducir el estrés

Castellanos confiesa que el verdadero cambio llegó cuando aplicó esas técnicas a su rutina diaria. Como madre primeriza, las noches sin dormir se convirtieron en un reto. “Mi hija se despertaba muchas veces por la noche y yo ya no podía volver a dormirme”, cuenta. Fue entonces cuando empezó a practicar respiraciones nasales lentas, con una inspiración corta y una exhalación más larga, de hasta seis segundos. “Solo eso ya me ayudaba a conciliar el sueño y a sentirme más tranquila”, asegura.

Estas prácticas, añade, no requieren grandes esfuerzos ni espacios especiales. Bastan unos minutos y algo de conciencia corporal. “Estamos siempre buscando fórmulas mágicas o recetas para sentirnos mejor, y la respiración la tenemos siempre con nosotros”, reflexiona la neurocientífica.

Uno de los descubrimientos que más la fascinó fue la relación entre la respiración y la amígdala cerebral, una región clave en la gestión de las emociones. “Después de dar a luz, la amígdala crece, y eso explica por qué las madres somos más sensibles o reactivas”, señala. Para contrarrestar ese exceso de actividad, recomienda centrarse en exhalaciones suaves y prolongadas, lo que ayuda a “bajar la intensidad emocional y relajar el cerebro”.

También observó un fenómeno sorprendente: la sincronización entre el corazón de la madre y el del bebé. Cuando ambas respiraciones son lentas, los ritmos cardíacos tienden a alinearse. “Era precioso ver cómo mi respiración inducía la suya”, explica.

Una herramienta disponible para todos

Castellanos insiste en que no se trata de una moda pasajera ni de un método milagroso, sino de una práctica ancestral respaldada ahora por la neurociencia. “Está en todas las tradiciones, y hoy tenemos la evidencia de lo que produce en el cerebro”, destaca.

Para ella, aprender a respirar de forma consciente es una forma de reconectar con el cuerpo y calmar la mente, especialmente en tiempos donde la sobrecarga mental es constante. “La respiración es el órgano al que más acceso tenemos. No puedo cambiar la dinámica del corazón o del cerebro a voluntad, pero sí cómo respiro. Y eso ya cambia todo”. 

1 comentario:

  1. Doy fe de que va muy bien. Lo incorporé a mi rutina en el año 2008 a raíz del consejo de la psicóloga en un ingreso hospitalario. Incluso a veces lo pongo en práctica en la calle, parándome delante de un escaparate o en la parada del autobús. Cuando noto presión interior, respirar con pausa, profunda y conscientemente ayuda mucho, y nadie se entera aunque estén a tu lado. Os animo a probarlo.

    ResponderEliminar