RUBÉN GARCÍA – MARTA DÍAZ DE SANTOS |
serpadres.es | 03/03/2024
¿Sabías que un niño
con altas capacidades puede también tener una sensibilidad mayor a la media?
Aunque son conceptos aparentemente muy distintos, su vínculo es estrecho. A
continuación te lo explicamos.
Los niños con altas capacidades intelectuales a menudo
muestran un sentido de la justicia excepcionalmente avanzado desde una edad
temprana. Esta característica, que puede sorprender a muchos, encuentra su
origen en una serie de factores intrínsecos y ambientales que influyen
en su desarrollo.
Las altas capacidades
(AACC) y la hipersensibilidad son conceptos diferentes, pero tienen
una vinculación alta porque un porcentaje considerable de los niños con altas
capacidades son también hipersensibles. Y esta sensibilidad a flor de piel se
puede reflejar de múltiples formas. Entre ellas, con una sensibilidad auditiva por encima de la media, lo cual
puede provocar que el ruido les perturbe.
Tal y como explica
la asociación Española para Superdotados y con Talento (AEST),
según investigaciones de la psicóloga estadounidense especializada en
superdotación Leta Hollingworth, el 90% de los niños y niñas superdotados
tienen una sensibilidad muy alta. “Muchos de los niños con alta capacidad
tienen hiperemotividad, es decir, sienten todo de manera amplificada. Son
amplificadores emocionales. Sufren unas oscilaciones tremendas de su volumen
emotivo, como olas que recorren su cuerpo. De hecho, una característica
que se repite sistemáticamente en los tests de personalidad de los superdotados
es la altísima sensibilidad”, señalan desde la asociación.
La búsqueda de la verdad y la equidad es una motivación constante para estos niños. Tienen una sed insaciable de conocimiento y una profunda convicción en la importancia de la igualdad y la justicia para todos. Esta búsqueda incansable de la verdad les lleva a desafiar las normas establecidas y luchar por un mundo más justo y equitativo.
Esta sensibilidad puede aparecer en los niños y niñas con altas capacidades puede percibirse en cuestiones dispares. Desde la hipersensibilidad física, ya que para ellos y ellas un simple golpe puede hacerles sentir un dolor intenso, a la sensibilidad emocional, de ahí que les afecten cosas que les ocurren o decimos en un grado mucho mayor de la importancia que tiene para nosotros eso mismo. Pero también hay sensibilidades concretas, como puede ser la de las texturas, la de las etiquetas o la del ruido.
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PAS (Personas Altamente Sensibles)
El concepto de “Personas
Altamente Sensibles” (PAS) fue popularizado por la psicóloga y autora Elaine
Aron en la década de 1990, basándose en investigaciones sobre la
sensibilidad emocional y sensorial en un subconjunto de la población. Aunque el
término no está reconocido oficialmente en el Manual Diagnóstico y Estadístico
de los Trastornos Mentales (DSM) publicado por la Asociación Americana de
Psiquiatría (APA), en los últimos años ha ganado popularidad en algunos
círculos de la psicología y la educación como una característica de
personalidad válida y significativa.
Por su parte, Elaine Aron
se refería a la "sensibilidad a las sutilezas" como
una característica central de las personas con alta sensibilidad. En lugar de
usar "hipersensibilidad" en su investigación, Aron empleó el término
"sensibilidad a las sutilezas" para describir la capacidad de ciertas
personas para notar y procesar detalles y matices en su entorno de una manera
más profunda y reflexiva. Estas personas pueden ser más conscientes de los
cambios sutiles en su entorno, ser más reflexivas y responder de manera más
emocional a ciertas situaciones.
Cabe resaltar que Aron
desarrolló el concepto de PAS y enfatizó que la alta sensibilidad es una característica
de la personalidad mas no un trastorno mental. Alegaba que las personas
con alta sensibilidad pueden experimentar el mundo de manera diferente a otros
individuos, y esta cualidad puede tener tanto ventajas como desafíos.
En la actualidad, la
psicóloga María Gómez asegura, citando estudios científicos, que un 77% de las
personas superdotadas se identifican como PAS al hacer el cuestionario de la
doctora Aron, que se puede autorrealizar. Además, tanto la doctora Gómez como
el centro Ayalga recalcan que el 20% de la población es altamente
sensible, siendo un 10% la población con altas capacidades.
Hiperactividad sensorial, no hipercusia.
Dentro de todos los tipos
de hipersensibilidad que pueden experimentar los niños y niñas con altas
capacidades, en este caso nos interesa la que tiene que ver con el oído.
Esto es, la sensibilidad auditiva.
Para entenderla, hay que
hablar primero de la hiperactividad sensorial, que es esa capacidad de
este tipo de personas por la cual son “más perceptivas de los estímulos, tanto
táctiles, visuales, olfativos o auditivos”, explica el doctor
Martínez-Monche, fundador de Ototech, centro especializado en hipoacusia.
El especialista en el
aparato auditivo incide en que las personas con altas capacidades y altamente
sensibles “suelen sobresaturarse y sobreestimularse en ambientes concurridos,
con luces intensas o ruidos fuertes, porque su cerebro capta mucho más
intensamente estos”. El origen de esta cuestión, continúa, es neuronal, de ahí
que no sea lo mismo que una hiperacusia o hipersensibilidad a los ruidos
fuertes.
El origen de esta
sensibilidad es una sobreestimulación neuronal. No se debe confundir
con la alta sensibilidad auditiva o hiperacusia, es decir, hipersensibilidad a
los ruidos fuertes. “Aunque muy parecidos, no se trata de lo mismo”, apunta el
doctor.
Dado que ambas cuestiones se pueden confundir, el doctor
Martínez-Monche recomienda las siguientes pautas de actuación:
En primer lugar, asegura
que es importante “consultar a un profesional de la psicología o de la
alta sensibilidad para conocer si se es una PAS, o realizar el test oficial”,
aunque, como hemos dicho, no se puede diagnosticar oficialmente a una persona
como PAS, pero se le puede dar al paciente algunos indicios de que puede tener
un grado de sensibilidad mayor a la media.
En segundo lugar, “recibir
asistencia por parte de un profesional de la audición para que determine la
causa de esa mayor sensibilidad al ruido y podamos actuar en
consecuencia”. Y en tercer y última instancia, “intentar evitar en lo posible
los sonidos que generan estas molestias y dedicarnos un tiempo y un espacio
para estar tranquilos y en silencio”, concluye.
Para ello, cuando no se
puede evitar acudir a un espacio concurrido o ruidoso con niños altamente
sensibles y/o de altas capacidades, pueden ser de gran ayuda los cascos
de cancelación de ruido.
Nota.- Los dos artículos venían
uno detrás de otro aunque en Internet solo figurara el título del primero. Pero
me ha parecido interesante publicarlo porque veo alguna relación entre ambos.
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