viernes, 30 de septiembre de 2022

¿Qué es la aritmomanía?


JOSÉ PADILLA         |      La Mente es Maravillosa     |     15/09/2022
 
El trastorno obsesivo-compulsivo tiene diferentes manifestaciones, pero todas ellas derivan en actos que acaban por limitar la vida de la persona. En esta ocasión hablaremos de la aritmomanía, un tipo de TOC relacionado con los números. ¡Sigue leyendo!
 
El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es a menudo una condición incapacitante que consiste en pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes, molestas e intrusivas que provocan una sensación de incomodidad. Para reducir la ansiedad y la angustia asociadas con estos pensamientos, el paciente puede emplear compulsiones o rituales. El DSM-5 define las compulsiones por los siguientes puntos:
 
·        Comportamientos repetitivos o actos mentales que la persona se siente impulsada a realizar en respuesta a una obsesión.
·        Las conductas o actos mentales tienen como objetivo reducir la ansiedad o prevenir alguna situación temida. No obstante, estos comportamientos o acciones mentales no conectan de manera realista con lo que quieren prevenir.
 
La causa del TOC aún se desconoce, pero es probable que sea multifactorial. Se cree que existe una predisposición genética, ya que del 45 % al 65 % de sus variaciones son atribuibles a factores genéticos. De hecho, la investigación ha demostrado que la heredabilidad de este trastorno es tan alta que va del 45 % a 65 % en niños y del 27 % a 45 % en adultos.
 
También se ha observado que la incapacidad para hacer frente a la incertidumbre, un mayor sentido de la responsabilidad y el pensamiento mágico parecen predisponer a los hábitos obsesivo-compulsivos.
 
Ahora que ya tenemos un panorama global del TOC, adentrémonos en una de sus más interesantes variaciones: la aritmomanía.
 
¿Qué es la aritmomanía?
 
Es un tipo de TOC caracterizado por la compulsión de contar objetos o acciones y hacer cálculos matemáticos. La persona puede verse desbordada por un irresistible impulso de llevar cuentas de las cosas que tiene a su alrededor. Quienes padecen aritmomanía no pueden evitar contar números, objetos, palabras o, incluso, dejar de repetir acciones cierto número de veces.
 
Este TOC opera como cualquier otro, un pensamiento incómodo (obsesión) invade a la persona, la angustia se dispara y las acciones o rituales emergen (compulsiones) como mecanismo para neutralizarla.
 
Apelar a los rituales compulsivos es la principal estrategia que la persona obsesiva usa para afrontar su angustia. Sin embargo, aunque puede que esto le ayude en el momento, a la larga es muy perjudicial y produce más angustia que no hacer la compulsión.
 
Las manifestaciones más comunes de la aritmomanía
 
·        Contar palabras. La persona puede contar las palabras en una conversación, en un texto…
·        Contar objetos. Hay quienes cuentan los escalones que van subiendo, las matrículas de los coches, la cantidad de cosas en una sala, etc.
·        Realizar cálculos matemáticos. El individuo está constantemente haciendo cálculos aritméticos: sumas, restas, multiplicaciones, entre otros.
·        Contar hasta un número antes de hacer algo. Antes de salir de casa, la persona tiene que contar hasta 50, por ejemplo.
·        Repetir algo un número de veces. El sujeto puede mirarse al espejo 3 veces, dar 5 vueltas al café antes de tomarlo, enjabonarte las manos 3 veces…
·        Evitar un determinado número. La persona evita un número (esto no tiene nada que ver con la superstición). Por ejemplo, tiene que lavarse 3 veces las manos porque hacerlo una vez le generaría demasiada ansiedad.
 
Otros ejemplos de la aritmomanía son los siguientes:

·        Contar los elementos de un cuadro.
·        Pulsar el interruptor de encender la luz un determinado número de veces.
·        Hacer las cosas un determinado número de veces y que sea par o impar.
·        Comprobar que la puerta de casa está cerrada un determinado número de veces, etc.
 
La aritmomanía afecta negativamente la calidad de vida
 
Al igual que todo TOC, la aritmomanía puede afectar de manera significativa la vida de quien lo padece. Este trastorno puede obstaculizar el crecimiento y el desarrollo social de una persona.
 
Un estudio encontró un marcado deterioro en todos los dominios específicos de la calidad de vida del paciente con TOC, incluida la capacidad para trabajar y realizar tareas domésticas, la sensación subjetiva de bienestar, las relaciones sociales y la capacidad para disfrutar de actividades de ocio en comparación con las normas de la comunidad.
 
Como te podrás imaginar, la aritmomanía es limitante, ya que requiere estar constantemente prestando mucha atención al entorno. Las consecuencias más frecuentes son las siguientes:
 
·        No poder mantener un trabajo. Estar constantemente contando hará que no se pueda rendir lo suficiente en las labores asignadas. En muchos casos, conlleva al despido por bajo rendimiento.
·        Aislamiento social. Como la mente suele estar ocupada contando, la persona no suele estar atenta a sus interacciones sociales.
·        Ansiedad. Hemos dicho previamente que la compulsión, a corto plazo, puede reducir la ansiedad. Sin embargo, a la larga solo genera más.
·        Depresión. Los sentimientos de tristeza suelen ser recurrentes en este tipo de trastornos.
 
Intervenciones para afrontar la aritmomanía
 
La identificación temprana y la intervención inmediata del TOC son importantes. Es más, la intervención puede ser más efectiva cuando el trastorno se diagnostica temprano. A menudo, quienes tienen este trastorno experimentan una mejora significativa en los síntomas con un trabajo terapéutico adecuado y oportuno. Algunas incluso logran la remisión (Fenske y Schwenk, 2009).
 
·        Terapia de exposición con prevención de respuesta. Es un tipo de terapia cognitiva que se usa para tratar el TOC. La exposición con prevención de respuesta tiene como finalidad ayudar al paciente a romper el ciclo de obsesiones y compulsiones para mejorar su calidad de vida en general. Este tipo de terapia alienta a la persona a enfrentar sus miedos sin involucrarse en conductas compulsivas.
·        Terapia cognitiva conductual. Este tipo terapia se enfoca, entre otras cosas, en las distorsiones cognitivas, los pensamientos irracionales, las emociones y los comportamientos problemáticos que son parte del TOC.
·        Entrevista motivacional. En algunos estudios se ha demostrado que el uso de entrevistas motivacionales aumenta la participación en la terapia y mejora los resultados para las personas con TOC.
·        Psicofármacos. Hay varios tipos de medicamentos que se pueden recetar para tratar el TOC. Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) son la farmacoterapia inicial preferida para este trastorno. Los ISRS funcionan bloqueando la recaptación del neurotransmisor serotonina para que no sea reabsorbido de nuevo en la neurona presináptica que lo liberó.
 
Para concluir, la aritmomanía es un tipo TOC relacionado con contar o hacer cálculos matemáticos. Es una condición bastante limitante que afecta la calidad de vida de las personas.
 
Lidiar con el TOC puede ser un desafío, tanto para el paciente como para los miembros de su familia, por eso, es necesario que quien lo padezca reciba el acompañamiento de un profesional de la salud mental.

miércoles, 28 de septiembre de 2022

La Fageda, la empresa de yogures de un psiquiatra para enfermos mentales


@Lucía Martín (colaborador de idealista news), @luis manzano    |    09/09/2022
 
Nacieron hace 40 años. El fundador, de nombre Cristóbal Colón y psiquiatra de formación, reunió a 15 discapacitados severos y con ellos arrancó el proyecto empresarial que hoy da trabajo a más de 400 personas y produce casi cien millones de yogures al año.
 
En cuanto el coche coge el camino que llega hasta la finca de Els Casals, dejamos de tener cobertura y no la volveremos a tener hasta que recuperemos la carretera principal: es lo que tiene estar rodeados de árboles, en un entorno natural mágico que todos los que nos cruzamos repiten que es más bello, si cabe, en otoño.

Nos podemos hacer una idea porque el Parque Natural de La Garrotxa es una joya. Una joya que esconde en su interior un proyecto social y empresarial (poner el adjetivo social antes del empresarial no es capricho) digno de admiración. Hay historias que da especial gusto contar, no solo por el objetivo que las puso en marcha en su día, también por el exitazo cosechado tras años de trabajo. Y ésta es una de ellas. Si decimos La Fageda y no eres de Cataluña quizás este nombre no te diga nada. Allí, sin embargo, son ampliamente conocidos, no solo porque tengan uno de los mejores yogures de la Comunidad sino porque han cosechado muchos premios a lo largo de sus 40 años de historia.
 
Una historia que no tuvo unos principios fáciles. Si bien no suelen serlo para nadie que emprende en este caso, menos aún porque contaban con una etiqueta que no suele vender: la de la enfermedad mental. Nos vamos a los años ochenta, en una España en la que, como en otros países, se estaban desmantelando los denominados entonces manicomios, poniendo en la calle a mucha población que se consideraba podía vivir por sus propios medios. Sin embargo, no era así: muchos de esos pacientes se veían ya sin familia o con familias que no querían hacerse cargo de ellos.
 
¿Qué hacer con ellos? Entra en juego ahí un personaje de nombre histórico, Cristóbal Colón, que comparte con el descubridor de América la capacidad de cambiar realidades y de convencer sobre aventuras poco convencionales. Él había trabajado como psicólogo en esos centros psiquiátricos y se había percatado de cuán beneficioso era el trabajo para los internos. ¿Por qué no montar entonces una iniciativa empresarial que les diese una ocupación? “El origen de La Fageda está en Olot, en 1982, cuando Cristóbal le expone el proyecto al alcalde y él le cede una sala de un emblemático convento de la ciudad para empezar la experiencia. Y es así como nace La Fageda, con unas 15 personas que sufrían trastornos mentales severos”, explica Esther Carreras, responsable de comunicación de la firma.
 
El yogur es el vehículo, no el fin
 
Empezaron desarrollando una actividad muy arraigada en la ciudad, la imaginería religiosa. Y poco después surgió la oportunidad de comprar la finca en la que se ubican, de unas 16 hectáreas, y donde ya había vacas. Así es como empiezan a producir leche que en sus inicios vendían a Nestlé y se dedican también a los viveros forestales, de hecho en su día fueron de las empresas más importantes de este sector en España.
 
Y entonces llegó la cuota láctea por parte de la UE: “Lo de los viveros fue cayendo en picado y coincidió con el excedente de leche en Europa del año 91. Es ahí cuando de un problema se hace una oportunidad: Cristóbal dice “Si dejamos de producir leche, vamos a reducir lugares de trabajo, con lo cual nuestra misión que es mejorar la vida de colectivos vulnerables, se va a pique. Vamos a reconvertir la leche en otro producto y ese producto fue el yogur”, explica Carreras. Así nació el que hoy es el yogur natural de fabricante más vendido en Cataluña.
 
Y no nos extraña, está exquisito, pero atentos al mensaje: el yogur no es el objetivo, es solo un vehículo. Su misión, que es algo que repetirán varias veces a lo largo de la entrevista, es otra: “Todas aquellas actividades empresariales que llevamos a término desde la producción de yogures, de postres, de helados, mermeladas, son un medio para generar puestos de trabajo. No son un fin. Son el medio que permite crear puestos de trabajo para todos los colectivos de personas vulnerables que atendemos, personas con discapacidad intelectual y trastorno mental severo y desde el año 2019, personas de otros colectivos en riesgo de exclusión”, añade. Como mujeres maltratadas, inmigrantes… Hoy trabajan más de 400 personas en La Fageda, y alrededor de 180 pertenecen a colectivos vulnerables.
 
Para entrar en su Centro Especial de Empleo hay que presentar un certificado de discapacidad intelectual y estar empadronado en la comarca. 40.000 visitantes al año Mariona Martí es la relaciones públicas de la empresa y se encarga de las visitas, sean escuelas, empresas, familias. Reciben unos 40.000 visitantes al año: “Cada vez ampliamos más los tipos de colectivos que vienen a visitarnos. Antes nos centrábamos mucho con escuelas y luego familias. Sí que es verdad que, sobre todo la parte más académica se está estirando como un chicle. Recibimos también bastantes personas de la empresa para hacer un día lúdico de empresa, venir a conocer el modelo, para inspirarse…”, explica.
 
Las visitas empezaron de forma muy espontánea: “Tenemos la suerte de estar dentro de un parque natural y dentro de una reserva natural. De manera esporádica había gente que estaba andando por la zona y de repente llegaba aquí y siempre había alguien de La Fageda que podía dedicarles tiempo a explicar el proyecto”, cuenta Martí.
 
¿Cómo impacta en el territorio su presencia? “Estamos intentado hacer un estudio de esto pero es difícil, no son datos cuantitativos. Lo que sí que sabemos es que hace ya años que la comarca de la Garrotxa es la única con un 0% de paro en las personas con discapacidad intelectual y trastorno mental grave. Todas las personas que vienen de este colectivo y quieren trabajar están trabajando. Para nosotros esto es un éxito brutal. De hecho, fue uno de los cambios que hicimos hace cuatro años, cuando vimos que no había personas de estos colectivos para trabajar y nosotros, de manera muy natural, cada vez vendíamos más. ¿Qué hicimos? Siempre de la mano de los servicios sociales de la comarca preguntamos quién más necesitaba ayuda”, aclara.
 
Y así fueron llegando los jóvenes con riesgo de exclusión social, las mujeres maltratadas…. Hemos tenido suerte en nuestra visita: una vaca ha parido en el campo y asistimos a los primeros pasos del ternero. Siempre es emocionante esto, nos explica el operario que trae al animalillo a las instalaciones. La Fageda produce casi 100 millones de yogures al año. “Aquí no hay propietarios, no hay socios, no hay accionistas. Todos los beneficios que se obtienen se reinvierten en el proyecto para continuar generando puestos de trabajo para personas de colectivos vulnerables. Por eso insistimos que nuestras actividades empresariales y productivas siempre, siempre son un medio y nunca un fin”, finaliza Carreras.
 
La Fageda acumula premios en su haber: emprendedor del año de la revista Emprendedores, Premio Turn the World Outward Award de The Arbinger Institute, de consultoras como EY… Colón suele decir que su motivación es no volver al manicomio y que ellos son en realidad unos raritos. Bendita rareza.

lunes, 26 de septiembre de 2022

Inma Nogués, médica de familia: "Recetar un pensamiento le puede cambiar la vida a una persona"


ALDARA MARTITEGUI       |     Madrid/Barcelona      |     niusdiario.es     |      24/07/2022

Entrevista a la doctora Inma Nogués, autora del libro ‘El pasajero interior’, en el que hace una síntesis entre medicina y espiritualidad.

La autora es médica de familia en un centro de salud en Barcelona donde ejerce la medicina desde 
una visión holística de la persona. 
Nogués es presidenta de la asociación Merry Human Life Society que promueve el autoconocimiento, la auto-transformación y la expansión de la consciencia.
 

La doctora Inma Nogués no es una médica de familia cualquiera. Lamentablemente no es lo más habitual que un médico o médica occidental -sea cual sea su especialidad- tenga esta visión holística y esta comprensión tan profunda del ser humano en sus dimensiones física, mental, emocional y espiritual. “Tenemos tanta ignorancia de lo que realmente somos, tenemos tanta ignorancia de nuestra dimensión más trascendente-espiritual, que pensamos que no tiene nada que aportarnos”, me explica Nogués en una conversación por videoconferencia.

 

Por suerte, Nogués -que también es la presidenta de la asociación Merry Human Life Society- es de esas doctoras que, cuando el paciente está abierto a escuchar, se ocupa de recordarle que somos mucho más que un cuerpo físico. Note el lector que escribo ‘recordarle’ con toda la intencionalidad del mundo porque esa sabiduría, ese conocimiento sobre quiénes somos realmente, está en todos nosotros aunque muchos lo hayamos olvidado: “Lo que ocurre es que nos hemos polarizado hacia verlo todo desde un punto de vista muy material y nos hemos olvidado de nuestro origen, de nuestra esencia, de lo que realmente somos…pero es que eso está en nuestro ADN y por eso solo tenemos que recordarlo”, puntualiza Nogués.

 

Definitivamente no es lo más habitual que una médica de familia de un centro de salud cualquiera (¡que podría ser el mío o el de usted!) escriba como lo hace Inma Nogués sobre ciencia, medicina y espiritualidad, y siempre desde un absoluto respeto y gratitud hacia todo lo que la medicina alopática oficial le ha aportado. De hecho, fue la medicina oficial occidental la que le abrió la puerta a la sospecha de que el ser humano es mucho más que una suma de órganos físicos. De hecho, para Nogués, la física cuántica es la rama de la ciencia que puede hacer de puente para que definitivamente podamos comprender -desde un marco científico- esa dimensión espiritual del ser humano. “Ciencia y espiritualidad no son incompatibles, insiste la doctora, sino que se complementan”.

 

He de reconocer que, tras leer su segundo libro, El pasajero Interior (Diana 2021) pensé que ser médica de familia en un centro de salud era una cosa muy pequeña para una mujer tan grande en sabiduría como Inma Nogués…admito que me dejé llevar por mis prejuicios: “¡Pero qué desperdicio!, esta mujer debería estar dando conferencias en vez de pasando consulta”, pensé.

 

Ahora sé que subestimé el poder de una consulta de un médico de familia en un centro de salud cualquiera para impactar en la vida de las personas. Eso es lo que Nogués hace (o intenta hacer) cada día desde hace más de 25 años desde su centro de salud de Barcelona…Me comenta Nogués que lo que ella realmente desea es marcharse de este planeta pensando que ha valido la pena y que ha dejado su pequeña semilla.

 

Pregunta: Por lo que a mí me toca te puedes morir muy tranquila. Debo decir que, en mí, El Pasajero Interior sí ha dejado una semilla. Me parece tan fascinante esa síntesis entre ciencia y espiritualidad que planteas…

 

Respuesta: Es que estamos todavía inmersos en un paradigma que pertenece al siglo XVII y XVIII y aún no hemos dado el paso. Por eso, todo lo que nos aporta la física cuántica nos permite pasar ese paradigma para entrar -desde el sistema newtoniano cartesiano en el que todo se separaba- a esta dimensión más cuántica en la cual la conciencia participa y hay una unidad en todo, hay una gran conexión entre todo. Ya no solo es el análisis, sino que es la síntesis, la integración. Y esto, yo creo que se ha ido desplegando con los años porque es cuestión de evolución. La evolución nos va a ir llevando en esa dirección.


P: ¿Al final será la ciencia, a través de la física cuántica la que va a demostrar que somos seres espirituales viviendo una experiencia humana?    

 

R: La física cuántica es un puente que nos va a ayudar ahí, sí. Es una herramienta básica para este tránsito que nos va a ayudar como a hacer de puente (…) Ahora vemos que la ciencia del presente explica cosas del pasado que no se entendían y que podían clasificarse como un milagro. La ciencia del futuro nos dará las claves para entender lo que ahora no entendemos, porque la ciencia va siempre evolucionando y por eso esa idea de que lo que yo ahora no comprendo no quiere decir que yo no lo pueda comprender en el futuro. Muchas cosas que antes se consideraban extraordinarias hemos visto que es pura física y pura electricidad, cuestión de campos ordenantes, campos magnéticos, emisiones de energía que están contribuyendo a que, por ejemplo, mi campo energético ordenado, pueda equilibrar a una persona que no lo está. Y esto, en teoría, eran esos milagros que antes se producían, pero que ahora la ciencia te lo permite entender. La ciencia del futuro nos irá explicando más.

 

P: ¿Estamos ya en ese momento de despertar de la conciencia que nos va a llevar a un cambio de paradigma en el que tendremos más en cuenta nuestra dimensión espiritual?

 

R: Para mí, estamos saliendo de un paradigma de fisión, de separación, de análisis, para entrar en un momento de unión, de síntesis, de integración. Para mí, esa integración de nuestra dimensión más superior y de nuestra dimensión más física es uno de los propósitos de nuestra existencia.

 

P: ¿En qué notas que estamos iniciando ese cambio de paradigma?

 

R: Quizás hemos vivido muy de cara hacia fuera y hacia lo material, hacia el exterior y, lo que necesitamos ahora, es reorientar esto e ir más hacia el interior. ¡Pero es que la vida nos está obligando! Fíjate que la pandemia ya nos obligó a estar dentro, para que nos recogiéramos un poco más y tuviéramos tiempo de reflexión. Para algunas personas la pandemia ha sido muy compleja, pero para otras ha sido una enorme oportunidad. Yo pienso que es un momento en el que la vida ya no da más tregua, o sea nos está diciendo: ¡Despierta, reoriéntate!

 

P: Como humanidad, en general estamos aún muy dormidos. ¿A qué crees que se debe esto?

 

R: A que estamos metidos en un engranaje que no nos permite eso de decir: párate, párate y pregúntate hacia dónde vas para entender más la vida. Yo recuerdo que también tenía una visión como muy trascendente de la vida e incluso me decía a mí misma: ¿pero por qué soy tan trascendente? pero no podía evitarlo. Ahora, me vienen pacientes y me dicen: “Es que esta vida no tiene sentido” y yo les digo: No, la vida que estás viviendo no tiene sentido; realmente, la vida que tú estás viviendo, esa, no lo tiene…¡pero es que la vida no es esto!, es mucho más de lo que tú estás viviendo ahora. Estás viviendo un espejismo, algo que tú crees. Por eso, transformar nuestros pensamientos y transformar nuestras emociones y sentimientos es fundamental porque te transforma la vida.

 

P: Como médico de familia tienes la posibilidad de transformar la vida de muchas personas solo con recordarles que somos mucho más que esta dimensión física y material...

 

R: Eso es lo que yo intento en la medida en que me lo permite la vida: hacer que las personas vean la vida desde otro lugar, con sumo respeto y entendiendo que cada ser tiene su momento de evolución, que todo está correcto en cierto modo…pero a veces mi papel es simplemente acompañar a otros a expandir la conciencia, a ver las cosas desde otro lugar porque es que a veces recetar un libro o un pensamiento les puede cambiar la vida (…) A mí, lo que me gusta es decir eso de “convertirnos en enzimas”. Porque cuando el terreno está abonado, preparado, vienen pequeñas enzimas y esa pequeña acción de la enzima genera una gran reacción. Entonces, cuando el paciente está preparado puedes ser esa enzima que le ayude a hacer clic y hacer un gran cambio… pero ¡porque era su momento también! Y si no, pues simplemente acompañas: acompañas y respetas el propio proceso evolutivo.

 

P: ¿Alguna vez algún paciente te ha dicho: doctora no me cuente rollos y deme la receta?

 

R: Me ha pasado, sí… pero te voy a decir una cosa que te va a sorprender: yo los preparo y les digo que no se trata de que hagas lo que yo te digo, solo te lo sugiero. Primero les cuento siempre el ejemplo de un caso que yo tuve, es como que lo preparo, lo voy argumentando, y luego le digo: si tú lo sientes, hazlo y experimenta, y hazlo cuando lo sientas. Lo voy desplegando para que el otro también entienda por qué se lo estoy diciendo. Pero sí…a mí me han llegado a decir: mire doctora, estoy muy cansado, deme una pastilla y no me quiera cambiar la vida. Y yo, ante eso, siento un respeto total.

 

P: Aunque imagino que a veces sentirás ganas de sacudir al paciente: ¿pero no te das cuenta de que estás equivocado?

 

R: Es que nosotros tenemos que informar y no impresionar. Esto lo estoy aprendiendo…a veces, cuando tú crees que tienes tu parte de razón, quieres imponérsela al otro y lo presionas, quieres impresionar y eso genera una presión y eso es como un poco de violencia. Yo creo que lo mejor es informar y que el otro haga su propio camino desde el profundo respeto. Creo que lo más importante es que tú, en el momento que estás con el paciente, sientas lo que la persona necesita y no lo que yo quiero decir. En ese momento no estoy en mí, estoy observando y sintiendo al otro. Ese momento es único y el paciente es único y en ese momento, a lo mejor, de lo que te das cuenta es de que quieres recetarle un libro, o un pensamiento, o un antidepresivo…¡depende! Para mí, todo vale en el sentido de que ayuda a la persona.

P: Como médica, ¿realmente has visto en todos estos años cómo vivir la vida desde esa conexión con nosotros mismos, con nuestra esencia, nos ayuda a vivir una vida más plena?

 

R: Para mí, el trabajar hacia la armonía, hacia la belleza, hacia el amor, hacia la paz, hacia esa elevación de conciencia y de vibración, me parece importantísimo (…) Es que, como humanidad, estamos llamados a desplegar una luz y es lo que nos han venido a enseñar grandes seres como Buddha y maestros elevadísimos que nos han dicho que nosotros tenemos ese potencial en nuestro interior. También, a medida que avanzamos en conocimiento, en amor y sabiduría, pues cosas que consideramos negativas o quizás oscuras, en el fondo son enormes oportunidades de evolución y de cambio. Hay cosas que ‘son’, como decía Epícteto, pero depende de nosotros el cómo las interpretemos porque siempre hay un bien que prevalece detrás de un aparente mal.

 

P: Y ver la vida así, como un regalo y una oportunidad para crecer y evolucionar, tiene enormes repercusiones en nuestro bienestar…

 

R: Es que la vida muchas veces nos ha dado golpes duros que en un momento no entiendes, lo sufres y, al cabo de muchos años, te das cuenta de que aquello que me pasó, que me dolió tanto, ha sido un gran aprendizaje para mí. Yo me quedo ahí: que siempre, pase lo que pase, es para bien. Y entiendo que eso es muy difícil. Cuando estamos viviendo momentos muy duros, pasando enfermedades muy duras, situaciones económicas muy duras, yo entiendo que esto es difícil de integrar y de comprender.

 

P: Esto que haces es fascinante, pero no es lo normal. En las facultades de medicina no se enseñan estas cosas…

 

R: ¿Sabes qué pasa? que también eso ha sido producto de mi propia búsqueda porque a mí, esto, en la universidad no me lo enseñaron, no. Yo estaba fascinada y me encantaba todo lo que me enseñaban en la universidad y me parecía extraordinario, pero intuitivamente yo sentía que tenía que haber algo más, aunque no tenía palabras...tampoco era demasiado consciente. Fue precisamente cuando ya terminaba la carrera cuando la vida me lo pone por delante y yo estuve atenta a observar y decir: “Dios mío, pero aquí puede haber algo mucho más grande de lo que yo me imaginaba” Pero, en mí, ya estaba esa semilla de la búsqueda, primero muy inconsciente. Lo que ocurre es que estamos inmersos en una vorágine cotidiana que no nos permite parar ni pensar…

 

P: Por eso las personas que despiertan, como tú, sienten esa necesidad de compartirlo con el mundo…¿por qué crees que ocurre esto?

 

R: Porque nosotros hemos recibido tanto. O yo, al menos, he recibido tanto, la vida me ha dado tanta oportunidad, que es como que no puedes dejar de querer compartirlo. Es como un impulso interno que no puedes dejar de hacer. Es como cuando tú descubres un tesoro y a las personas que quieres les dices: “Ven, ven, mira, mira que tesoro”. Y, a lo mejor, los demás están en otra película, pero tú les quieres hacer partícipes. Eso ocurre hasta que llega un momento en que dices: “Mejor ser fuente y que el sediento vaya a la fuente, que no ser yo quien vaya a ellos”. Y para mí eso significa hablar de estas cosas solo cuando la gente me lo plantea. Pero, sí, la verdad, es que yo sigo teniendo esa ilusión de seguir compartiendo todo esto porque dices: “ ¡Dios mío, es que la vida es otra cosas, es que la vida es maravillosa!”.