MARIAN ROJAS ESTAPÉ | 19/11/2018
Volvía hace unos días de México y, cuál era mi
sorpresa, al leer en el periódico una noticia impactante: “Facebook admite que juega con la
mente de sus millones de usuarios”.
Sucedía en un evento médico en Filadelfia donde el
cofundador de Facebook, Sean Parker reconocía que Facebook había sido creada, “para
explotar una vulnerabilidad de la psicología ser humano: la
retroalimentación de la validación social“. La idea que plantearon al inicio
era, “¿cómo conseguir que los usuarios pasen muchas horas en la red?”. Ahí
surgió la idea de crear el botón like en su aplicación.
¿Qué sucede en el
cerebro cada vez que vemos un like? Entremos a entender este proceso mental y
digital. Siempre me ha interesado el mundo
de la mente ante las diferentes circunstancias de la vida: ante el amor, el
apego, el estrés, los cambios, el trauma, la adversidad, la compasión o… las
redes sociales.
Los que nos dedicamos al mundo de las emociones y
del comportamiento, sabemos que el mundo de la pantalla (internet, redes
sociales, vídeos y aplicaciones varias) está afectando profundamente la
manera en la que nos relacionamos, la manera en la que procesamos la
información (memoria, concentración, multitarea, educación,
motivación…) y por tanto, a la larga, la felicidad.
A principios de octubre de este año, el
periodista David Remnick, del New Yorker entrevistó
a John Ive,
uno de los diseñadores principales de Apple, creador del
iPhone, iPod y iPAD. En dicha entrevista, habló de su experiencia trabajando
para Steve Jobs y sobre temas relacionados con la creación de los diferentes
aparatos de Apple. En sus palabras, elogió las ventajas de estos artilugios
pero a continuación, dejó paso a la crítica:
– Remnick: ¿Cuál es el uso erróneo de un iPhone?
– Ive: Creo que el uso constante…Tenemos que
ejercitar el autocontrol para encontrar el equilibrio.
No faltaron voces discrepantes días después a la
entrevista. Entre ellos, Nicholas Carr, escritor estadounidense que ha
publicado numerosos libros y ensayos sobre la tecnología, educación, cultura y
negocios, replicaba en su blog sobre
esta entrevista. En su opinión (y por supuesto en la de muchas personas que se
dedican a observar el mundo de la mente y del comportamiento), esta
consecuencia negativa (“el uso constante del iPhone”) es CONSCIENTE. Es
decir, los fabricantes de estos aparatos, saben y conocen exactamente cómo
funciona la mente ante la pantalla y la tecnología y fabrican los aparatos para
generar un efecto adictivo, de uso constante.
Sí, los
gadgets y las múltiples aplicaciones recientes están diseñadas para ser
adictivas. .- Esto
es algo crucial e importante de entender (tanto a nivel personal, como para
padres y educadores). Expliquemos en qué consiste. Toda adicción tiene
una base molecular y fisiológica conocida desde hace muchos años. Las
drogas como alcohol, cocaína, pastillas, marihuana…. el apostar, el juego, la
pornografía… están reguladas por la misma hormona: LA DOPAMINA.
La dopamina es la hormona encargada del placer. Actúa en el instante en el que se interactúa
con el objeto de placer (sexo, alcohol, drogas….o redes sociales) y en los
instantes previos (muchas veces se anticipa al placer y es un activador
de la motivación). En ocasiones, genera un vacío posterior, y provoca una
necesidad de volver a consumir ese producto al poco tiempo. Una persona
adicta a la cocaína, al sexo o a las redes, tiene una afectación profunda en su
capacidad de atención, tiene alterada su voluntad (regulada por el
autocontrol) y a la larga, llega a producir sentimientos de tristeza y
de vacío profundos.
¿Qué reconoció el cofundador de Facebook en el
evento de Filadelfia? Sus
palabras fueron, “cuando la gente da al like, recibe ese pequeño golpe de
dopamina que les motiva a subir más contenido…”. Impresiona saber que
en abril de este año, en una conferencia en la Bahía de San Francisco, un grupo
de programadores y emprendedores tecnológicos, se reunían tras pagar 1700
dolares/persona para aprender a manipular a las personas en el uso de sus
productos tecnológicos.
¿Qué sucede? Las compañías hoy en día, no solo
buscan el marketing tradicional y conservador, sino que intentar aunar
psicología, neurofisiología y neurociencia. Captando tu mente, tu atención, generan más
contenidos, más datos y más capacidad de dominar lo que compras, lo que ves, lo
que decides y lo que haces.
Contamos con personas que comienzan a alzar la voz
desde Silicon Valley para alertar sobre estos temas. Uno de ellos es Tristan Harris que ha trabajado durante varios años como
diseñador en Google. Es denominado por el Atlantic Magazine como
“the closest thing Silicon Valley has to a conscience” (lo más
cercano que tiene Silicon Valley a una conciencia). En su conferencia TED, con más de 1,5 millón de visualizaciones,
explica una realidad que él conoce en profundidad: un grupo de empresas
controla tu atención cada día. Su pensamiento se resume en esta frase “Our
Minds have been hijacked by our phones” (nuestras mentes han sido
secuestradas por los teléfonos). Expone un concepto nuevo: las
empresas digitales exitosas se mueven por la “economía de la atención“.
Esto significa que el hecho de conseguir captar la atención de los
usuarios-consumidores, tiene un impacto en “algo” que se ha convertido en uno
de los medios más productivos y apreciables hoy en día: los
datos. The Economist titulaba un artículo hace unos
días, “The world’s most valuable resource is
no longer oil, but data”
(el recurso más valioso hoy en día, no es el petroleo, sino los datos).
Llegamos a una afirmación
interesante: la dopamina está alimentando la economía. - De hecho, me resulta muy sugerente
el simil que Harris realiza de muchas aplicaciones, “Cada vez que haces
un scroll-down (actualizar la aplicación) es como una máquina tragamonedas
de Las Vegas. No sabes lo que viene después. A veces es una foto hermosa. A
veces es sólo un anuncio“. Es decir, al tocar el teléfono o la tablet,
siempre puede surgir algo, un like, un whatsapp, un mail, una notificación de
alguna venta online, un mensaje a través de alguna red social….Siempre puede
aparecer una notificación, y sino basta con subir una foto, mandar un mensaje,
para que segundos después, “algo” suceda, no solo a nivel digital,
y aquí radica el tema, sino a nivel mental.
Ahí reside la base de las
drogas: en el cerebro, se activan mecanismos para pedirnos un consumo seguido y
prolongado de esas sustancias.
La mayor parte de estos productos, o bien están prohibidos o bien están
regulados. No nos estamos dando cuenta que los niños desde edades tempranas están siendo expuestos a
todo este mundo digital- sin restricción- y con grandes posibilidades de alterar profundamente sus mentes, su
procesamiento de la información y su capacidad de gestionar las frustraciones y
las emociones.
Esto es así, 100%, porque todo ser humano desde la
infancia-adolescencia busca vías de escape para manejar sus altibajos, sus
frustraciones, vacíos…. y un alto porcentaje de la población, acude a las redes
(whatsapp, instagram, facebook, twitter, tinder…) buscando ese pico de dopamina
que se activa al contacto con ello.
Los avances cambian a una velocidad impresionante,
e impiden que la sociedad, frene, pare y reflexione sobre el impacto que está
teniendo todo ello en su mente, en su cuerpo y en su vida. Cuando ya estamos imbuidos por completo, y
alterados moderadamente, es cuando intentamos sacar la cabeza y observar con
cierta perspectiva. En esos momentos (ahora están surgiendo
voces desde múltiples ámbitos), nos preguntamos, ¿es demasiado tarde?
¿hemos creado el monstruo y ahora no sabemos frenarlo? Los
programadores de Silicon Valley llevan a sus hijos a colegios donde no existen
apenas ordenadores, ¿qué nos estamos perdiendo?
La tecnología ha aportado grandes beneficios. Este
articulo probablemente se moverá en alguna red citada más arriba. Como todo,
hay que aprender a usarlo de nuevo; cada uno de nosotros tiene que
decidir de qué manera desea controlar su atención: empezar por ver a qué
dedica su tiempo y posteriormente a realizar un examen real de hasta qué punto
estamos conectados-enganchados. Internet y sus derivados, poseen ventajas
poderosísimas para hacer la vida más sencilla en múltiples aspectos, pero su
mal uso deriva en conductas perjudiciales para la mente y para el
comportamiento.
Estamos en la
era de la crisis de la atención. Dispersión al máximo, empezamos por la
multitarea, seguimos por sentir que estamos y no estamos en nuestra realidad y
terminamos en una crisis de identidad, dónde no sabemos ni quienes somos ni
hacia donde nos dirigimos. Un mundo con personas sin capacidad para controlar su atención, sin
voluntad y adicto a gratificaciones instantáneas puede alterar
el futuro de la humanidad. No olvidemos que la pantalla nos aleja de la
realidad, de la naturaleza, del asombro, del amor y de la amistad verdadera.
Hemos de
volver a prestar atención a lo que realmente vale la pena.
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