DR.PROF. LUIS PINTOR PÉREZ |
TopDoctors | 21/01/2020
Editado por: MARGARITA MARQUÈS
Editado por: MARGARITA MARQUÈS
Las molestias físicas
secundarias a factores psicológicos o psiquiátricos son síntomas y
signos de apariencia física que, sin embargo, están originados o condicionados
por estados emocionales.
La cefalea tensional es un tipo de molestia física
secundaria a factores psicológicos o psiquiátricos. Consiste en un dolor
constante en forma de banda por la frente o todo el cráneo y se
produce por una contracción de toda la musculatura lisa que recubre nuestro cráneo,
conocido como calota.
Debido a la activación de áreas del
cerebro que regulan el tono muscular, se produce una hipertonía de esa
zona y la gente sufre una cefalea que puede ser fácilmente mitigada
con algún relajante.
Si la cefalea tensional es crónica,
será necesario iniciar un tratamiento con fármacos antidepresivos que
tienen un perfil regulador de la activación emocional, como por ejemplo los
inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS). Por el
contrario, si la cefalea tensional es aguda y esporádica, puede que
una dosis única de una benzodiacepina sea suficiente.
En cualquier caso, la combinación
de farmacoterapia y psicoterapia es el tratamiento óptimo para todas
estas molestias, sobre todo cuando se hacen subagudas (entre 6 y 24 meses) o
crónicas (más de 24 meses).
Molestias del
aparato digestivo.- Otro
aparato que se ve afectado por este tipo de molestias es el aparato digestivo:
- Diarreas
- Estreñimiento
- Distensión
abdominal
- Dolores cólicos
- Pérdida de
apetito
- Incremento
del apetito (hiperorexia)
- Náuseas
y vómitos
- Meteorismo
- Hiperperistaltismo
intestinal
Todas ellas son molestias que se
denominan funcionales, en la medida que no suelen asociarse con
daños estructurales digestivos y, por lo tanto, todas las pruebas
complementarias médicas que se solicitan suelen ser negativas, es decir,
normales.
Normalmente, todas estas molestias
están relacionadas con la gran conexión que existe entre el sistema
nervioso central y el tubo digestivo, dónde existen millones de
terminaciones nerviosas, así como muchos receptores de neurotransmisores que
también existen en el cerebro. Por este motivo, cuando el sistema nervioso se
altera, es muy frecuente que también lo haga el tubo digestivo.
Todas estas alteraciones deben ser
diagnosticadas por personas expertas, que sepan descartar otras patologías
propias del tubo digestivo (colitis, enfermedad de Crohn, enfermedades infecciosas…) y que,
conociendo la presentación clínica de los síntomas psicosomáticos, puedan
diagnosticarlas y tratarlas.
El diagnóstico de molestias físicas
secundarias.- Se basa en
el seguimiento clínico estrecho, para confirmar la fluctuación de
los síntomas, la ausencia de alteraciones estructurales en el tubo digestivo y
la coexistencia con otros síntomas de otras áreas del organismo también de tipo
psicosomático, como por ejemplo:
- Cefalea
tensional
- Alteraciones
cardíacas como taquicardia sinusal con electrocardiograma (ECG) normal
- Sensación
de frío-calor (distermia) propia de la ansiedad
- Sensación
de falta de aire (disnea) con una función respiratoria completamente
normal
- Sensación
de mareo o inestabilidad, sin ningún problema neurológico
¿Cuál es el tratamiento más adecuado
para estas molestias físicas?.-El
tratamiento óptimo de todos estos problemas es psicofarmacológico,
siempre controlado por un especialista en Psiquiatría conocedor de la patología
psicosomática, complementado por terapia psicológica de
tipo cognitivo-conductual.
Esta terapia consiste en plantear al
paciente cambios en su conducta o actividad diaria,
modificando también las ideas que tiene el paciente y que suelen ser
distorsionadas o alejadas de la realidad. Este tipo de tratamiento ayuda a que
el paciente muestre unas ideas o estilo cognitivo más ajustado a la realidad
sin pensamientos distorsionados por las emociones que
experimenta en torno a la situación concreta que le hace sufrir.
Otras molestias físicas secundarias.-
Otras
manifestaciones somáticas de tipo funcional muy frecuentes son las genitourinarias (prurito
o picor, dolor en el coito, ambas en la mujer; impotencia en el hombre). También
las neurológicas funcionales, como el temblor, movimientos
anormales, exacerbación de tics, parálisis, pérdida de fuerza y sensibilidad, y
convulsiones.
Estos trastornos son muy invalidantes y
requieren tratamiento psicofarmacológico y psicoterapéutico.
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