REDACCIÓN | La Vanguardia | 01/10/2020 | Día europeo de la depresión
Más de 850.000 mayores de 80 años viven solos en España y son susceptibles de desarrollar esta patología que compromete su calidad de vida
Diversos estudios revelan que la felicidad, aunque sea en pequeñas dosis, favorece la longevidad. Por el contrario, la insatisfacción, la tristeza y la depresión tienen justamente el efecto contrario. Los investigadores mantienen que tener relaciones sociales es un factor determinante para vivir más años, mientras que la soledad conduce a la tristeza y de ahí a la decrepitud podría decirse que hay un paso.
Un estudio de la Universidad de
Brigham le ha puesto cifra al mayor riesgo de morir que tienen las personas
insatisfechas. Concretamente, el centro norteamericano situó en un 50% más
el riesgo de muerte de las personas tristes.
El dato tiene un impacto importante
si consideramos que la cifra de mayores de 65 años que viven solos en España
ronda los 2,4 millones, mientras que los de más de 80 años son 850.000. Y el
número no para de crecer.
La felicidad ayuda a llevar una vida
más saludable. Del mismo modo que las personas que se relacionan con otras
personas se cuidan más y se mantienen más activas. Por el contrario, la
soledad, especialmente entre los de más edad, suele conducir al abandono.
Los expertos señalan que el
envejecimiento lleva aparejado una serie de situaciones que conducen a la
tristeza a muchas personas, aunque no siempre la estación término es la
depresión. La jubilación, la ausencia de objetivos, el fallecimiento de
familiares y amigos o las enfermedades propias de la edad, son, entre otras
razones los factores de riesgo que golpean el estado de ánimo de las personas
de más de 65 años.
La falta o limitación de la
interacción social es muy evidente en la mayoría de los ancianos que viven
solos en España. Esta cifra se ha disparado en los años y compromete el
bienestar de los de la tercera edad.
El sector asegurador realizó un
estudio en el que se asegura que 1 de cada 6 personas mayores de 65 años
tiene síntomas de depresión. Sin embargo, solo 1 de cada 30 acaban por
necesitar tratamiento médico especializado y medicación. Se observa que una
tendencia entre los ancianos a ocultar sus síntomas y tienen a no quejarse por
su situación.
300
millones de personas la padecen en el mundo
La depresión es una enfermedad cada
vez más frecuente, pero que en ocasiones no es diagnosticada porque a
menudo las personas que no la sufren no la comprenden. Según datos de la
Organización Mundial de la Salud (OMS) hay en el mundo alrededor de 300
millones de personas que la padecen. En los últimos años se ha avanzado mucho
en el conocimiento social de la enfermedad y en su comprensión, pero sigue
siendo una gran incomprendida como sucede con otros trastornos mentales. Hoy 1
de octubre se celebra el Día Europeo de la Depresión para tratar de
concienciar a la sociedad de la existencia de esta enfermedad.
La depresión se confunde en
ocasiones con los cambios frecuentes de estado de ánimo y con variaciones
emocionales de corta duración que suelen presentarse en el día a día. Es
un trastorno que inhabilita y que muchas veces se convierte en un grave
problema de salud que puede perdurar durante muchos años. Impide a menudo
realizar las tareas cotidianas y limita el retorno al trabajo. En su expresión
más grave puede provocar el suicidio. Datos de la OMS indican que se suicidan
cerca de 800.000 personas cada año y el suicidio es la segunda causa de
fallecimiento en el segmento de edad entre 15 y 29 años.
La medicina ha avanzado muchísimo en
la lucha contra esta enfermedad y ya existen tratamientos eficaces para
reducir su afectación. Sin embargo, más del 50% de enfermos no accede a estos
tratamientos, en parte debido a la estigmatización de los trastornos mentales
que provoca que muchos pacientes no acudan al médico. La falta de recursos en
muchos países y los diagnósticos poco precisos son dos razones más de esta
ausencia de tratamiento. La falta de diagnósticos certeros provoca que en
ocasiones enfermos carezcan de atención médica y en otros casos suceda lo
contrario y enfermos que no tienen depresión sean tratados con antidepresivos.
Las causas de esta enfermedad son
muy complejas y reúnen factores sociales, psicológicos y biológicos.
Afrontar situaciones vitales complicadas, como la pérdida del empleo o la
muerte de un ser querido, aumenta las probabilidades de tener depresión.
También se ha comprobado que hay conexión entre la depresión y una mala salud
física. Los trastornos cardiovasculares, por ejemplo, pueden provocar
depresión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario