SAMUEL SANCHEZ, YASMIN PIÑA Y SIMRANPREET KAUR – La vanguardia | 16/02/2022
La salud mental se refiere al bienestar cognitivo, conductual y
emocional. Se trata de cómo piensan, sienten y se comportan las personas. Según
la Generalitat valenciana, “en toda Europa, una de cada diez personas presenta
algún tipo de trastorno mental. En España, excluyendo los trastornos causados
por el uso indebido de sustancias, se puede afirmar que, al menos, el 9% de la
población padece un trastorno mental en la actualidad, y que algo más del 15%
lo padecerá a lo largo de su vida.”
Normalmente, cuando alguien dice “tengo que ir al psicólogo o al
psiquiatra” tendemos a pensar que es porque está loco. Esto se debe a que no
nos han inculcado que a veces recibir una ayuda profesional nos puede ayudar a
tener otra perspectiva de nuestro pensamiento, ayudándonos a reflexionar y a
afrontar nuestros problemas con más madurez y sabiduría.
Según la psiquiatra experta en infancia y adolescencia, Laura Revert, los trastornos que afectan a niños y jóvenes van desde la ansiedad, la depresión y hasta los trastornos de la conducta alimentaria y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad.
Transtornos
mentales más comunes entre adolescentes:
Trastornos de ansiedad: Estado mental que se caracteriza por una gran inquietud, una intensa excitación y una extrema inseguridad.
Trastornos depresivos: Enfermedad que se caracteriza por una profunda tristeza, decaimiento anímico, baja autoestima, pérdida de interés por todo y disminución de las funciones psíquicas.
Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad: Trastorno de la conducta caracterizado por una actividad constante, comportamientos cambiantes y dificultad de atención, que se observa en personas con cuadros de ansiedad y niños.
Cabe recordar que los trastornos de la conducta alimentaria (TCA)
también son enfermedades mentales muy graves en los niños y adolescentes. Laura
Revert nos dice que “los detonantes para que los adolescentes padezcan un TCA
suelen ser la baja autoestima o la gente que inicia una dieta sin supervisión
médica y se le va de las manos o los comentarios que pueden oír en el instituto
o en su propia vivienda”.
Muchas veces, sobre todo los pacientes jóvenes, sienten que la atención
psiquiátrica se ciñe demasiado a la medicación y echan en falta un
acompañamiento psicológico terapéutico. Es el caso de una compañera nuestra,
que ha sido paciente atendida en psiquiatría hace un tiempo, y que nos dice: “Cuando yo iba
al psiquiatra, siempre salía con algo más de medicación recetada. Llegué incluso a la cifra de 13 pastillas diarias, lo cual me dejaba
completamente anestesiada. Para mí, hubiese estado mejor que me aconsejaran, o
me dieran terapia en vez de mandarme pastillas cada dos por tres“.
Un servicio público
Este es un claro ejemplo de que se tiene que mejorar la atención de los
trastornos mentales, a veces las pastillas no lo solucionan todo; en algunos
casos es más eficaz hablar con algún profesional. Pero solo un 30% de los
psicólogos clínicos que ejercen en España (unos 9.000) trabajan en la sanidad
pública. Son cifras de la Asociación Nacional de Psicólogos Clínicos y
Residentes (ANPIR).
El problema surge del nivel de saturación que el sistema público de
salud sufre en este sentido. Los profesionales de la salud mental, tanto
psiquiatras como psicólogos, que ejercen su profesión en la sanidad pública no
pueden asumir la inmensa cantidad de pacientes que acuden a la consulta. En
este sentido, la doctora Revert manifiesta que se necesitan más recursos para
atender correctamente a los pacientes. Aunque las autoridades sanitarias
últimamente han puesto en marcha algunos planes de actuación interesantes en
esta materia, es algo que tendría que haberse realizado anteriormente y con más
recursos. En la Comunidad Valenciana, hay una espera de tres o cuatro meses
para que un niño o adolescente reciba una primera visita con un psiquiatra
experto, independientemente de la gravedad del caso. Se necesitan más recursos
humanos, más psiquiatras y psicólogos en el sistema sanitario público.
Es habitual que la
población más joven sienta temor a acudir a la consulta de psiquiatría o del
psicólogo, este miedo también es común entre los adultos, pero hay que ser
consciente de que, a veces, vivir no es nada fácil, más allá de las
enfermedades mentales. La vida es compleja y, en ocasiones, necesitamos buscar
ayuda para afrontar situaciones complicadas. Lo más importante para cuidarnos a
nivel de salud mental es tener unos buenos hábitos de vida, cuidando la
alimentación y el sueño, sin consumir tóxicos; tener una vida social sana, una
vida familiar apacible. En definitiva, ser felices.
No hay comentarios:
Publicar un comentario