THOMAS C. SÜDHOF |PREMIO NOBEL DE MEDICINA
El investigador alemán considera que su
trabajo tiene una gran incidencia en enfermedades como el autismo.
Al científico Thomas C. Südhof la
concesión del Premio Nobel de Fisiología o Medicina le ha
sorprendido llegando a Baeza (Jaén), donde ayer impartió una conferencia en un
simposio organizado por la Universidad Internacional de
Andalucía (UNIA). Poco después de comer, al entrar en la sala del
encuentro, Südhof recibió una calurosa ovación de los asistentes, sin que el
preciado galardón alterase, apenas, el guión de su charla.
“Es un reconocimiento muy importante no solo para nosotros, sino para todas
las personas que trabajan en este campo científico para comprender cómo las
neuronas se comunican unas con otras, un terreno fundamental para conocer el
cerebro humano”, explicó a EL PAÍS el radiante Nobel.
Südhof, nacido en Göttingen (Alemania) en 1955, descubrió cómo las células
nerviosas se comunican en el cerebro y cómo las señales ordenan a las vesículas
emitir su carga con precisión, una función que, cuando falla, provoca enfermedades,
por ejemplo neurológicas. “Realmente, es un área de auténtica frontera en la
biología actual pero tiene mucha importancia porque necesitamos conocer el
cerebro para poder tratar las enfermedades”, comentaba el profesor de la Universidad de Stanford (EE UU).
Para el investigador, su trabajo tiene una gran incidencia en enfermedades
como el autismo. “Creemos que la base
de ese trastorno es que las neuronas no pueden comunicarse bien unas con
otras”, decía Südhof, acompañado en todo momento del investigador Rafael
Fernández Chacón, del Instituto de
Biomedicina de Sevilla (IBIS), que fue miembro de su
equipo durante varios años. Cuando se le pregunta cuáles son los factores que
influyen en el funcionamiento anómalo de esas neuronas Südhof recurre a un
símil: “Cuando una persona está escuchando a cinco personas que están hablando,
esa persona tiene que elegir a una a la que escuchar; pues bien, ese fenómeno
está ocurriendo también dentro del cerebro cuando una neurona recibe señales de
otras neuronas. Es un fenómeno que si no funciona bien puede dar lugar a este
tipo de trastornos”.
Con todo, es consciente del mucho camino que aún queda por recorrer para
despejar todas las incógnitas del cerebro: “Responder realmente cómo funciona
el cerebro globalmente es una gran pregunta muy complicada, pero me conformaría
con ser capaz de que estos avances hagan felices a los niños que tienen autismo
o ser capaz de retrasar el inicio de las enfermedades neurogenerativas”,
explica.
Sabedor de que la ciencia y la investigación no pasan
por buenos momentos en plena crisis económica, Südhof lanza un mensaje a los
Gobiernos: “Recortar la
inversión en ciencia es un gran error, porque la
investigación supone un gran apoyo en las sociedades occidentales. Pero lo importante
no es solo no recortar, sino poner esa financiación en la ciencia de alto nivel
que realmente merezca la pena”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario