SALUD | La expansión de las drogas de diseño.
El consumo de metanfetamina de momento
es bajo en España, pero en otros países del centro, este y norte de Europa ya
se ha convertido en un problema
LAURA
TARDÓN | Madrid | EL MUNDO | 16/02/2014
En España, según una encuesta del Plan Nacional de
Drogas del Ministerio de Sanidad, en 2011, el consumo de las drogas emergentes
parece ser minoritario, «aproximadamente el 3,6% de la población
general entre 15 y 64 años», explica Rosario Sendino, subdirectora de la
Delegación del Gobierno del Plan Nacional de Drogas. Entre las más prevalentes:
las setas mágicas, la ketamina y el Spice.
En la misma línea, Enriqueta Ochoa, psiquiatra del
Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, señala que «la demanda de
atención en los servicios de Urgencias por sustancias sintéticas es pequeña».
También es cierto, agrega, que «para detectar en la orina las sustancias que
han provocado la intoxicación necesitamos reactivos específicos. Los tenemos
para identificar una decena de drogas (como la cocaína, la metadona, la heroína
y el cannabis), pero casi ninguno de las drogas de diseño (como el cannabis
sintético), por lo que seguro que muchas intoxicaciones de nuevas
drogas han pasado desapercibidas».
No obstante, con los datos de la encuesta española
encima de la mesa, se puede decir que el uso del famoso crystal meth(metanfetamina)
«en España es bajito. No es un fenómeno de consumo considerable como en Estados
Unidos», remarca Sendino. En otros «países del centro, este y norte de
Europa sí está siendo un problema», apunta Benjamín Climent, de la Unidad
de Toxicología y Desintoxicación Hospitalaria del Hospital General
Universitario de Valencia. En España, sin embargo, se consume más cocaína,
también una sustancia estimulante. «Este puede ser el motivo de que la elección
por la metanfetamina sea marginal», apostilla Sendino.
La expansión de las drogas sintéticas, en todo caso,
preocupa cada vez más a los expertos. Estos productos nacen en laboratorios
clandestinos y se desconoce su composición. Pretenden ser una alternativa a las
clásicas heroína, cocaína, cannabis o éxtasis, e imitan sus efectos
euforizantes cambiando la estructura molecular de los compuestos
prohibidos y esquivando así las restricciones legales.
El problema de estas drogas es que esconden una
peligrosa mezcla de sustancias que abarcan desde derivados de plantas,
fármacos, productos químicos de síntesis, hongos, etc. Por ello, sus
propiedades toxicológicas son prácticamente desconocidas. «Se carece de
información certera sobre los efectos que estas sustancias producen en los
seres humanos», explica Benjamín Climent. «He visto hemorragias cerebrales,
infartos de miocardio y paradas cardiacas en gente joven por la combinación de
anfetaminas con cocaína, cuadros de psicosis por culpa de hongos alucinógenos y
hierbas fumadas como Spice (un cannabinoide sintético)».
Según el último informe del Observatorio Europeo de
las Drogas, las sustancias de diseño que con más frecuencia se ofrecen en
internet son cuatro productos vegetales (Kratom, salvia divinorum y dos
alucinógenos) y dos sintéticos (catinonas y cannabinoides). Los primeros,
expone Climent, «son derivados de anfetamínicos y la intoxicación entraña
importantes riesgos para la salud: problemas cardiovasculares,
accidentes cerebrales, crisis epilépticas, dependencia y cuadros psicóticos».
En cuanto a los segundos, «desconocemos prácticamente todo. No sabemos lo que
contienen. No hay control de su fabricación, ni análisis químicos, ni
seguridad». De ahí la enorme preocupación para la salud pública mundial.
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