TOXICOLOGÍA
· Una característica común a todas las
drogas es que el consumidor cree que 'controla'
· El alcohol se encuentra en un 20-30%
de las víctimas de accidentes mortales de tráfico
· El cannabis altera la percepción y la
cocaína hace perder el control de los impulsos
ANA FERRER
DUFOL |El Mundo |
11/05/2014
Las drogas de abuso son sustancias que actúan sobre el sistema nervioso
central de las personas alterando sus funciones y por lo tanto su conducta.
Pueden ser sustancias legales como el alcohol, o ilegales como las anfetaminas,
la cocaína el cannabis y la heroína.
Cada sustancia actúa de distinta manera:
, El
alcohol etílico, presente en las bebidas alcohólicas, tiene un
efecto inicialmente euforizante pero, al aumentar la dosis, produce una
depresión de todas las funciones del sistema nervioso central , lo que da lugar
a una disminución de los reflejos, alteraciones visuales, enlentecimiento de la
respuesta a estímulos externos y puede acabar en un coma tóxico.
· La heroína es un depresor
neurológico muy intenso y, con facilidad y rapidez, produce un enlentecimiento
psíquico progresivo, pudiendo llegar en el extremo a provocar un coma, con
depresión respiratoria y muerte.
· La cocaína y las anfetaminas son,
por el contrario, estimulantes del mismo sistema y producen una excitación,
sensación de omnipotencia y pérdida de control de impulsos.
· El cannabis tiene sobre
todo un grave efecto de alteración de la percepción con distorsión en las
sensaciones de tipo espacio temporal y atenuación de la atención y de la
capacidad de autocontrol.
Estos efectos explican el riesgo que el consumo de cualquiera de
las sustancias tiene sobre la conducción de vehículos de motor, que requiere un
alto grado de concentración y control, percepción del entorno y rapidez de
reacción. Sin duda, la que está más relacionada con accidentes de tráfico es el
alcohol, debido a que es la más consumida por la población.
Una característica común a todas ellas es la falta
de autoconciencia de
encontrarse bajo sus efectos, lo que que se traduce en la conocida frase
"yo controlo".
¿Cuánto duran en el cuerpo? ¿Y sus
efectos?
Cada droga permanece diferente tiempo en el organismo. Su
presencia se verifica mediante el análisis toxicológico que puede realizarse en
sangre, orina o saliva mediante técnicas de química analítica muy sensibles y
específicas, que incluyen la confirmación por cromatografía que es técnicamente
indiscutible.
El tiempo de detección es menor en la sangre, en la que los
niveles suelen ser negativos a las pocas horas del consumo. La detección en la
saliva puede indicar que se ha consumido en las últimas 6 horas. Pero la
desaparición completa del organismo, que se demuestra cuando el resultado de
análisis es negativo en orina, es más prolongada. El alcohol es el que más
rápidamente desaparece, en las primeras 12 horas. Las
anfetaminas y la cocaína o sus metabolitos activos pueden encontrarse hasta 48
después del último consumo. La heroína permanece hasta 3 días en el
organismo. La que se detecta durante más tiempo es el
cannabis, que puede resultar positivo en las pruebas realizadas
hasta una semana después del consumo, o incluso más.
Por supuesto una cosa muy distinta es el efecto que producen, cuya
intensidad y duración depende no solo del tipo de sustancia sino también de la
dosis, la vía de administración y el hábito de consumo individual de cada
persona.
No se puede establecer con la suficiente precisión el periodo de tiempo que
tiene que pasar tras un consumo para garantizar que se está totalmente libre de
sus efectos, lo que permitiría una conducción segura. La respuesta a la
sustancia es muy variable en cada persona y, además, no se correlaciona de
manera precisa con los resultados de las técnicas analíticas. En el caso del
alcohol, una persona que no lo consume habitualmente puede presentar síntomas
de embriaguez con una dosis muy inferior a la de quien está más habituada a
consumirlo. Y algo similar sucede con las distintas drogas.
La conducta del sujeto, un aspecto
clave
Debido a la dificultad de valorar el efecto, que no deja de ser
una condición subjetiva que requeriría exploración individualizada en cada
caso, el legislador ha optado por introducir criterios objetivos.
Para el alcohol eso es técnicamente sencillo ya que, debido a su
volatilidad, la concentración de etanol en el aire espirado, medida mediante el
etilómetro, tiene una correlación muy precisa con la concentración de alcohol
en sangre, lo que permite establecer el conocido límite de 0,25 mg/L de aire que
equivale a 0,5 g/L de alcohol en sangre para la conducción
de vehículos ordinarios. Además hay un consenso científico respecto a que esa
concentración de alcohol en sangre produce ya algún grado de efecto que
interfiere en la habilidad para conducir.
Sin embargo para el resto de las drogas este asunto es mucho más
complejo ya que es posible detectarlas, tal como se ha indicado, en saliva y
orina durante periodos de tiempo muy prolongados en los que, a partir de un
determinado momento, ya no se aprecia efecto alguno. Por ello es muy relevante
la valoración de la conducta del interesado cuando se obtienen resultados
positivos, lo que se hace constar por parte de la autoridad de tráfico que
interviene.
En cuanto a la frecuencia de consumo de drogas en conductores, un
reciente estudio promovido por la Unión Europea encontró que en
un 11% de los controles aleatorios se verificó el consumo de drogas ilegales,
y el alcohol es la sustancia más peligrosa ya que se encuentra en un 20-30% de
las víctimas de accidentes mortales.
En cualquier caso es fundamental saber que aunque uno crea que
"yo controlo" la percepción de ese "control" cuando uno
está bajo los efectos de una droga, legal o no, siempre es errónea.
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