SEMANA | BBC
Mundo |
24/4/2019
Sin embargo, un equipo de psicólogos de la Universidad de Western Ontario, en Canadá, realizó un estudio que sugiere que un cuarto rasgo debería incluirse en este combo de la maldad. Se trata del sadismo.
Varias de las características del sadismo se superponen con las de los rasgos de la tríada, pero al mismo tiempo, según los investigadores, tiene aspectos únicos que lo hacen merecedor de estudiarlo como elemento que debe añadirse para conformar una "tétrada oscura".
Para llegar a esta conclusión los psicólogos aplicaron un test de nueve preguntas entre 202 universitarios (54 hombres y 148 mujeres) entre los 17 y los 26 años.
Estas son las nueve preguntas del test, en la que los participantes debían marcar de 1 a 5 qué tan de acuerdo se sentían con estas afirmaciones:
1. Me he burlado de las personas para que sepan que yo tengo el control
2. Nunca me canso de presionar a la gente que me rodea
3. Haría daño a alguien si eso significa que yo estaré en control
4. Cuando me burlo de alguien, es gracioso verlo enojarse
5. Ser malo con los demás puede ser emocionante
6. Me da placer burlarme de la gente delante de sus amigos
7. Me emociona ver a la gente meterse en peleas
8. Pienso en lastimar a las personas que me irritan
9. No lastimaría a nadie a propósito, incluso si esa persona no me agrada
Las respuestas de los estudiantes llevaron a los investigadores a concluir que si bien el sadismo comparte algunas características del narcisismo, la psicopatía y el maquiavelismo, "no puede reducirse a los otros rasgos". La doctora Minna Lyons, investigadora de la escuela de psicología de la Universidad de Liverpool, quien no estuvo involucrada en este estudio, está de acuerdo con que el sadismo es un rasgo en sí mismo.
"El sadismo es interesante porque parece ser distinto a la tríada oscura", dice Lyons a BBC Mundo. "Si alguien marca alto en sicopatía, no necesariamente disfruta causarle dolor a otras personas, así que parece ser una rasgo de personalidad por separado".
Para Lyons, es importante
estudiar estos comportamientos entre la gente del común, no solo entre personas
que hayan sido diagnosticadas con un desorden de personalidad, para ver como
estos lazos se entrelazan con otros comportamientos. Además advierte que estos
rasgos son parte del comportamiento diario de los humanos y que en ciertas
circunstancias pueden resultar beneficiosos.
También advierte que este tipo de tests son solo una herramienta de medición y no se utilizan como un diagnóstico, pues hay que tener en cuenta muchos otros factores a la hora de evaluar el comportamiento de una persona.
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