Gema Sánchez Cuevas | La Mente es Maravillosa | 18/04/2021
Escrito por Edith Sánchez
Ganarnos la confianza de nuestros hijos es un hito que se consigue en el día a día. Los más pequeños suelen ser muy generosos, y perdonarnos muchos más errores de lo que haría un adulto. Sin embargo, si no seguimos algunas pautas, podemos llegar a perderla...
Buena parte de la influencia que podamos tener sobre
nuestros hijos va a depender de la confianza que tengan con nosotros.
Así, ganarnos la confianza de nuestros hijos o recuperarla cuando la
hemos perdido es un paso previo e indispensable en muchas
ocasiones para poder ayudarles.
La primera
dificultad para ganarnos la confianza de nuestros hijos tiene mucho que ver con
la propia definición de confianza que podamos manejar. La confianza no es que
ellos nos cuenten absolutamente todo o que vean en nosotros exactamente a un
amigo, más bien se trata de que nos perciban con alguien con el que pueden
contar y compartir lo que necesiten en el momento en el que lo necesiten.
Confiar es llegar a acuerdos con el otro y
confiar en que este va a cumplir su parte, es revelarle
información que no queramos que sobrepase las fronteras de la relación y que se
quede ahí.
Así, cuando hablamos de ganarnos la confianza de nuestros hijos tenemos que empezar por hablar de respeto, de considerarles como personas que pueden tener un pensamiento propio, al mismo tiempo que admitimos que pueden sentirse vulnerables o tener problemas para gestionar la incertidumbre.
“No le evitéis a vuestros hijos las dificultades de la vida, enseñadles más bien a superarlas”. - Louis Pasteur
Respeto, una forma de ganarnos la confianza de nuestros hijos
Los padres y los hijos mantienen relaciones asimétricas. Los primeros dan órdenes, guían y toman las decisiones finales. Los segundos pueden y deben expresarse, tienen derecho a manifestar sus reparos y a plantear puntos de vista diferentes, pero al final deben obedecer.
Para los hijos es muy importante contar
con una figura de autoridad coherente. No quieren un
amigo que se ponga a su nivel, sino alguien que sirva como referente, modelo o
guía. Por eso no es bueno tener un trato de igual a igual. Es muy importante
inculcar esto desde que están pequeños, ya que después será muy difícil
lograrlo.
¿Por qué esta
es una forma de ganar la confianza de tu hijo? Lo que espera un hijo de sus
padres es que sean capaces de dirigir el barco y que, incluso cometiendo
errores, confíen en sí mismos. Esto les genera la sensación de pisar un suelo
firme y crea las bases para que confíen también en ellos mismos.
Tiempo, atención y refuerzo
Un padre es un guía, pero no debe comportarse como un juez. Por norma, un hijo valora que su padre le acepte y reconozca su esfuerzo y habilidades -en buena medida, porque una de sus motivaciones más grandes suele ser conseguir este reconocimiento-. También que sea capaz de corregirlo con amor y con la sana intención de que mejore. Lo más probable es que si le ofreces eso, él responda de la misma manera.
También es importante dedicarle tiempo de calidad, compartiendo
las actividades con las que pueda aprender, pero también disfrutar. En este
tiempo compartido no tiene por qué primar el diálogo: puedes conocer a tu hijo
por cómo actúa, por las decisiones que toma y no solo por su discurso. Hacemos
este apunte porque no son pocos los padres los que sientes la tentación de
hacer, de este tiempo compartido, un interrogatorio.
Respeta su privacidad
Buena forma de ganar la confianza de tu hijo es abriendo tus sentimientos a él. Por supuesto, no vas a compartir con él tus intimidades más profundas, como lo harías con alguien de tu edad o tu condición. Sin embargo, sí puedes mostrarle lo que sientes, lo que quieres, lo que te preocupa, etc.
Es muy importante tener abierta una línea de comunicación con tu hijo, y hacerlo respetando sus preferencias en la conversación. Hay aspectos que él querrá reservarse y está bien que lo haga. Solo debe saber que estás dispuesto a escuchar cuando quiera hablar, que será una prioridad cuando te necesite.
Gestiona con inteligencia los momentos difíciles
Si nos preguntamos, cómo ganarnos la confianza de nuestros hijos, los momentos de crisis o dificultad son propicios para ello. Volviendo a la idea de inicio, confiamos en alguien cuando cumple sus compromisos, cuando guarda la intimidad que compartimos.
Un padre tranquilo, pero que
pierde el control ante los problemas o que se transforma en un inquisidor puede
perder en un momento esa confianza que tanto cuesta ganar.
Si los pequeños sienten que pueden contar con sus padres en los momentos complicados, será más fácil que confíen en ellos. Les buscarán para encontrar esas respuestas que tanto les inquietan. Además, serán una fuente de inspiración y un modelo a imitar en muchos sentidos.
Además, trazando este sendero en la infancia es más
improbable que, en su búsqueda de autonomía, se distancien tanto que no les
podamos ayudar. En este sentido, el asiento de una buena adolescencia, de una
relación saludable entre padres e hijos se asienta en la infancia.
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