· SILVIA NIETO | elmundo.es-Yo dona | 15/03/2022
El perdón no
está de moda. Por algún extraño mecanismo la sociedad ha desarrollado una gran intolerancia
a las disculpas, a ofrecerlas... y a aceptarlas. Una pena, porque perdonar,
dice la psiquiatra Marian Rojas
Estapé, es
salud.
Te propongo
un experimento: piensa en la última vez que alguien te dijo "perdóname". No
un "sorry", o un "uy, lo siento", así, como de pasada,
sino "PERDÓN" mirándote
a los ojos y concentrado en lo que estaba diciendo, la última vez que
alguien reconoció ante
ti que había hecho algo que te había perjudicado y que de alguna forma podría
haber evitado. Si por mucho que buscas no logras encontrar nada en tu memoria,
piensa cuál fue la última
vez que tú pediste
perdón, sintiéndolo sinceramente, deseando fervientemente
que la otra persona te absolviese de tu 'culpa'. ¿Que no encuentras nada?
Necesitas leer este artículo.
En el capítulo seis de la segunda temporada de 'Euphoria' (atención, spoiler), Rue (Zendaya) llama por teléfono a su padrino en Narcóticos Anónimos, Ali (Colman Domingo) sobreponiéndose a un enorme malestar y una gigantesca vergüenza, para pedirle perdón por unas palabras muy crueles que le ha dedicado previamente. "Solo quería decirte que... que siento mucho lo que dije. Lo siento de verdad. Nunca debería haber dicho eso. Lo siento mucho". Él entonces la interrumpe desde el otro lado de la línea: "Rue, escúchame. Te perdono". Después de un silencio cargado de emoción ella dice: "¿De verdad? ¿Cómo sabes que no te estoy mintiendo?". Y él le responde: "Porque a todos nos llegará la hora, así que tenemos que perdonarnos".
Perdonar es complejO
En sólo unos
minutos esta escena te pone por delante la complejidad que entraña el perdón, la riqueza
emocional que atraviesa de lado a lado esa acción interpersonal. Un acto que
exige empatía,
fortaleza, generosidad, compasión... La psiquiatra Marian Rojas Estapé, autora
entre otros de 'Encuentra tu persona vitamina' (Espasa) lo expresa así: "Perdonar no es sencillo. Es
viajar al pasado y volver sano y salvo. Es un acto de amor. En mi opinión
tiene dos fases: la inmediata y la mediata. La inmediata es
decir: "Bueno, te perdono". Hay una intención de perdonar
en ese instante para mitigar el dolor que existe o el sufrimiento que se ha
provocado. Pero luego hay otra parte del perdón para la que necesitas perspectiva, comprender por
qué el otro te ha hecho daño, y eso requiere
tiempo.
Porque puede parecernos que perdonar es pan comido, pero no lo es, ni mucho menos (de ahí que para todas las grandes religiones sea un asunto central y a menudo esté detalladamente estructurada la forma de obtener el perdón, que en el Cristianismo pasa por la confesión y sus famosos examen de conciencia, acto de contrición, confesión auricular al sacerdote, penitencia y absolución). Para colmo, en España se nos da incluso peor pedir perdón que al resto del mundo. Tiffany Watt Smith, en 'El libro de las emociones humanas' (Blackie Books) afirma que en nuestro país, "el miedo a perder la dignidad o el orgullo son muy pronunciados", lo que conduce a que nos cueste horrores reconocer los errores (y sin eso, no hay perdón que valga).
EL RENCOR ES MALO PARA LA SALUD
Pero eso es
malísimo, porque nos lleva a instalarnos en el peor lugar posible, en la
antítesis del perdón: el rencor. Como
nos explica Marian Rojas Estapé, "después de muchísimo investigar, de
analizarlo y de observarlo en pacientes a lo largo de mi trayectoria
profesional, me he dado cuenta de que el rencor enferma. Es un gran 'intoxicador' de cortisol. Alguien
que fomenta un rencor, que vive en él, que trae constantemente a su
cabeza heridas, traumas, gente a la que no
puede soportar y a la que no ha perdonado... llena su mente de pensamientos negativos y
su organismo de cortisol, y puede
llegar a enfermar. He visto casos graves de personas que
debido a ese rencor han tenido cuadros
inflamatorios y potenciado problemas de su
organismo: migrañas,
dolores musculares, problemas reumatológicos...".
APRENDER A PERDONAR. POR DÓNDE EMPEZAR
Uno de
los obstáculos que
encontramos a la hora de perdonar es la sensación de injusticia, la de que el
otro se va a ir 'de rositas' si le perdonamos la ofensa. "Parece que si
perdonamos somos seres demasiado débiles o vulnerables", explica Rojas
Estapé. Y añade: "Siempre he insistido en que la felicidad consiste
en vivir instalado y
conectado con el presente de la mejor forma posible
habiendo superado las
heridas del pasado y mirando con ilusión el futuro. El
rencor es vivir instalado en el pasado. Por lo tanto, es imposible que conectes
de forma sana con tu día a día y que vivas con ilusión el futuro con rencor. Es
un tema casi de eficiencia
vital. Es decir, si yo quiero estar lo más sano posible
física y mentalmente, el perdón es
un gran
mecanismo". En resumen, desde determinado punto de
vista, perdonar es un acto de puro egoísmo. Es para vivir mejor tú, más feliz y
más sano.
Por otro lado, explica la psiquiatra, "el perdón requiere trabajar el corazón. Mi padre [el psiquiatra Enrique Rojas Montes] dice que la felicidad consiste en tener buena salud y mala memoria. Consiste en ser capaz, a veces, de olvidar. No significa que no hayas aprendido la lección. No significa que no seas plenamente consciente del daño que te hicieron. Significa que a pesar de todo ello intentas seguir adelante sin ese enganche al pasado que te dificulta el día a día". Y aclara Rojas Estapé, por si aún creemos que perdonar es equivalente a 'dejarlo pasar': "Yo creo que uno puede sentir un gran rechazo a la injusticia, a las cosas malas, a los actos que nos perjudican, a la crueldad, incluso podemos luchar para que estas cosas no sucedan..., pero eso no significa que no seamos capaces de perdonar".
SIN EMPATÍA NO HAY PERDÓN
Saber
perdonar pasa por tener capacidad
para la empatía, por ponernos en el lugar del otro.
"Comprender es aliviar. Cuando uno está lleno de odio y rencor es incapaz
de ponerse en el lugar del otro. Cuando uno baja ese nivel de tensión interna -digamos
que la tensión es cortisol y la
empatía es oxitocina y uno se desequilibra con el otro-,
entra suavemente en la oxitocina, que es la que le permite empatizar. En el
perdón, empatizar es entender qué le pudo pasar a esa persona para llegar a
hacernos daño". Y, concluye la experta: "En terapia, el perdón es
esencial".
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