LAURA RODRIGAÑEZ | Telva | 20/02/2022
¿Con
quién crees que tienes la relación más importante de tu vida? Hablando con la
psicóloga Laura Rojas-Marcos sobre qué ayuda y qué no en
cuestión de relaciones, nos hemos dado cuenta de la poca importancia que damos
a nuestro dialogo interno, aún siendo el que
marca el punto de partida con respecto a los demás.
En
el escondite, ese juego de toda la vida, hay una fórmula de salvación
universal: "por mí y por mis compañeros, pero por mí
primero". Con esa expresión se envía un mensaje de prioridad
con cierto un cariz egoísta. Sin embargo, en las relaciones sociales no es, ni
más ni menos, que el punto de partida. Dice Laura Rojas-Marcos, doctora en
Psicología Clínica y de la Salud, que nuestra vida está marcada por la
convivencia con dos grupos de personas: las elegidas y las no elegidas. Las primeras son las más escasas (amigos y
pareja), la segunda, mucho más amplia, abarca desde uno mismo hasta el
desconocido que se sienta a tu lado en el autobús. Aprender a tener una relación saludable con todos ellos parte de la casilla de
arranque: el "yo primero".
Después
de muchos años como psicóloga y terapeuta, Laura Rojas-Marcos ha decidido
aportar su grano de arena al manejo de las relaciones y las emociones en Convivir y compartir (Grijalbo), un manual de
psicología que recoge las claves para relacionarte saludablemente con los demás
y contigo. La pandemia -o "findemia", como muchos científicos están
calificando la situación dada la repercusión que ha tenido sobre todos los
pilares de la sociedad- también ha impactado fuertemente en nuestras emociones. "Al fin y al cabo estamos conviviendo en un
estado de tensión, ansiedad y cambios constantes que afectan a nuestras rutinas
diarias. La gran mayoría hemos tenido que adaptarnos a un nuevo sistema de
relacionarnos y todavía estamos en un proceso de aprendizaje y supervivencia en
el que, sobre todo, tenemos que aprender a convivir con la incertidumbre y los
cambios constantes", explica la experta.
EL AUTOCONOCIMIENTO
De
todas las relaciones que puedes tener a lo largo de tu vida, ¿cuál crees que es
la más determinante en tu vida? Puede que tus familiares (padre,
madre, hijo, hija, hermanos, hermanas...), tu pareja y tus amigos de
más confianza estén en los primeros puestos de la lista olvidando que la
relación primordial en tu vida es la que tienes contigo mismo. La mayoría de
las personas ni siquiera cae en la cuenta, dando por sentado que las relaciones
siempre se dan con otros agentes externos. Pero siempre hay un diálogo interno
con nuestro yo, especialmente cuando nos sentimos confusos.
Laura
Rojas-Marcos explica que "no dejamos de ser un misterio al ser seres
emocionales y pensantes. A menudo tenemos sentimientos encontrados frente a una
misma situación o persona. No tenemos claro qué nos gusta, cuáles son nuestras
prioridades, qué creemos, que esperan los demás de nosotros". Por ello, la
psicóloga insiste en el autoconocimiento como llave de acceso a toda relación
saludable. "Para la mayoría de las personas la convivencia más
difícil es consigo misma. Les cuesta tener un trato amable y generoso con
ellos". Y cuando conseguimos encontrar la forma saludable de relacionarnos
con nosotros mismos, se facilita mucho el tener y mantener buenas relaciones
con los demás.
En
ese viaje interior averiguaremos donde están nuestras
habilidades, fortalezas, gustos, personalidad y temperamento. Y
también nuestras limitaciones o lo que
consideramos defectos. Dado que no elegimos
nacer, ni nuestros genes, ni nuestra manera de ser, no podemos ampararnos en
esas cuestiones para justificar los errores que podamos cometer. Si tenemos, en
cambio, la posibilidad de elegir la actitud con la que queremos afrontar la
vida. Cuando una persona se encuentra con manías que considera heredadas y
achaca la imposibilidad de cambio a la genética familiar, realmente no está
queriendo modificar nada. "Siempre podemos aprender a hacer las cosas de
manera diferente y mejor", dice Laura Rojas-Marcos. Y con ello, cambiarán
nuestras relaciones externas.
LAS ACTITUDES
Cuando
le preguntamos a la experta por una receta infalible de actitudes que nos
permitan dominar el arte de la convivencia (incluyéndonos a nosotros mismos),
se ríe casi condescendiente. Hay tantas formas de afrontar la vida como
aprendizajes hemos ido adquiriendo. Aún así, Laura Rojas-Marcos se esfuerza en
señalar algunas:
- Ser amable, flexible y abierto frente a las
diferencias que podamos tener con los demás o con nosotros mismos.
- Ser generoso. Saber compartir, dar y recibir.
- Ser asertivo. Marcar los límites a otros y a nosotros
mismos.
- Juzgar lo menos
posible.
Todos tenemos una opinión casi respecto a todo, pero hay que aceptar y
entender que hay diferentes puntos de vista. Esto nos va a ayudar a
resolver conflictos.
- Ser resolutivo.
- No dejarse llevar
por el orgullo o la necesidad de tener la razón siempre.
En Convivir y compartir, la autora dedica un capítulo
completo a desgranar las 10 claves para una buena convivencia: confianza,
compromiso, comunicación, cordialidad, consideración, contribución,
colaboración, coherencia, consistencia y cuidados.
LA COMUNICACIÓN
El
poder de la palabra es muy poderoso en nuestras relaciones de convivencia,
también con uno mismo. Todos tenemos un diálogo interno que puede ser
constructivo o destructivo. A veces podemos ser nuestro peor enemigo. "La forma en que nos hablamos va a influir drásticamente en
la calidad de la relaciones con otros y uno mismo", subraya la autora. Por
eso, hay que tener cuidado con la palabra. "Es un error hacer evidente
todo lo que pasa por nuestra cabeza y lo que sentimos. La habilidad de
desarrollar y aprender a comunicar es muy importante".
Existen
personas que bajo el estandarte de la sinceridad se creen con derecho a decir
todo lo que creen sin considerar nada más que su propio ego. El
"sincericidio" es una actitud que tienen aquellos que se sienten con
el derecho de decir todo lo que piensan sin empatía, en nombre
de su verdad, haciendo daño. Al final suele tener un resultado devastador,
porque se ponen a sí mismos en el centro del universo y acaban destruyendo las
relaciones. En momentos de tensión, aumenta la trascendencia de la comunicación
y hay que tomar conciencia de lo que se quiere decir antes de soltarlo sin
ningún miramiento. También (y sobre todo) cuando te lo dices a ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario