SARAH ROMERO | El Confidencial |
02/03/2023
La magia de la
música. La música reconfigura el cerebro. Así lo afirman los estudios que
muestran que la música crea de forma única nuevas conexiones en nuestro órgano
pensante.
Ha quedado demostrado con bastante evidencia científica que la música activa algunas de las redes
más amplias y diversas del cerebro. Como no podía ser de otra manera, la música activa
la corteza auditiva en los lóbulos temporales cercanos a los oídos, pero eso es
solo el comienzo. Hay
mucho más. Las partes del cerebro involucradas en la
emoción no solo activan durante la música la memoria emocional, sino que también se
sincronizan.
La música también estimula una variedad de regiones de memoria. Y, curiosamente, también el sistema motor. De hecho, se ha teorizado que es la activación del sistema motor del cerebro lo que nos permite seleccionar el ritmo de la música incluso antes de que empecemos a seguir el ritmo con el pie.
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¿Cómo puede la música tener tales
efectos cerebrales?
Aunque no sabemos las respuestas con certeza, los avances en neurociencia
cognitiva en los últimos años nos han permitido especular sobre algunos
posibles mecanismos que
van mucho más allá de lo que nos imaginamos.
El neurocientífico estadounidense Larry
Sherman, de la Oregon Health & Science University de
Portland (OHSU), dice que el acto de practicar música puede ayudar a generar
neuronas, fortalecer las conexiones entre las células del cerebro llamadas
sinapsis y reconstruir las vainas de mielina que permiten la transmisión de
señales eléctricas entre las células. Pero no solo tocar, incluso escuchar música beneficia
directamente la salud y el funcionamiento del cerebro.
El cerebro está conectado a los
beneficios de la música
“Resulta que practicar un instrumento musical puede ser lo más difícil y
desafiante que puede hacer un cerebro humano”, dice el también miembro de la
División de Neurociencia del Centro Nacional de Investigación de Primates de
Oregón en OHSU. “Estás integrando habilidades motoras sensoriales y finas,
habilidades motoras gruesas. Estás sosteniendo tu instrumento, moviendo tus
dedos. Estás haciendo
todas estas cosas y estás reconfigurando tu cerebro hasta el punto en que
puedes convertirte en un músico nominado”.
Las imágenes de resonancia magnética han demostrado que la música
desencadena una cascada
de neurotransmisores, como las endorfinas y la dopamina, que se asocian con sentimientos positivos. Estos
neurotransmisores pueden aliviar el dolor y también fomentar un sentimiento de
pertenencia comunitaria. Cuanto
más grande sea el grupo, mayor será el efecto (de ahí que,
por ejemplo, cantar en un coro sea tan saludable a cualquier edad).
“Esto es algo asombroso que está haciendo nuestro cerebro. Se está
reconfigurando y rehaciendo cada vez que practicamos música”.
La música es estructural, matemática y arquitectónica. Se basa en las relaciones entre una nota y la
siguiente. Puede que no lo sepas, pero tu cerebro tiene que hacer mucha
computación para darle sentido.
Además es un recurso que nos acompaña siempre. Cultivar la habilidad
musical desde el principio tiene
beneficios para toda la vida. De hecho, para los más pequeños,
reproducir música puede ayudar a los niños a leer mejor, almacenar recuerdos y
ayudarles a pronunciar mejor diferentes idiomas. Y es que la música hace que el
cerebro esté más conectado, lo que induce una plasticidad neuronal capaz de
mejorar las capacidades neurológicas más allá de la música. Y, en general,
aprender cualquier habilidad desafiante (como el ajedrez, la danza o el golf)
tiene beneficios para el cerebro, independientemente de cuándo empieces.
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