AURORA MICHAVILA | telva.com | 05/09/2024
La próxima vez que
alguien necesite tu apoyo, olvídate de decirle que "todo pasa" o
comparar tu experiencia con la suya porque no consuela. Lo único que realmente
funciona no tiene nada que ver con esos y otros errores que todos hemos cometido alguna
vez.
Antes o después algo no va a salir como
esperamos. Quizás sientas que alguien te ha fallado. Puede que
no logres el resultado que tanto anhelabas. Que tomes una decisión equivocada.
Que sufras por un ser querido. Antes o después vas a sentir frustración, miedo,
pérdida o desamparo. Puede que alguien deje de estar en tu día a día porque se
aleje o porque fallezca. Que el guion de tu vida dé un giro inesperado y tu
situación cambie. Que no haya vuelta atrás. Es parte de la vida. Y desearás que alguien
sepa acompañarte para poder
sobrellevarlo.
Y quizás te dirán: "Bueno, no te lo tomes tan a pecho.
Tampoco es para tanto. Mira hay gente que está mucho peor que tú." O puede
que sean más osados y te suelten el típico "Ya pasará. Lo que deberías
empezar a hacer es...". Y te sentirás igual de mal que si no hubieran
abierto la boca. O peor incluso. Más solo o sola que antes, porque sentirás que no se colocan en tus
zapatos, que no te escuchan con todos los sentidos.
5 TRAMPAS a
evitar a la hora de consolar
Por muy buena intención que haya del otro lado, si no hay
una verdadera conexión emocional en el momento y no logramos
aliviar temporalmente esa sensación de soledad en su "desgracia" que
vive la persona afectada, las palabras que usemos se las llevará el viento. Por
ello, lo primero que hay que evitar es:
- Minimizar los
sentimientos de la persona que demanda consuelo.
- Juzgar la
situación que está viviendo, el papel que él o ella haya tenido o el
propio resultado. Porque quizás desde la perspectiva del que acompaña,
algo no es tan grave como parece. Pero el que lo vive lo que necesita en
ese momento es validación
emocional, no juicio. Ya habrá espacio para colocar las
cosas en perspectiva, para pensar en responsabilidades. Pero no lo hagamos
a base de minimizar lo que la persona siente. Dejemos espacio para que las
piezas se puedan ir colocando a su debido tiempo y los temas se puedan ir
abordando con una mirada despejada.
- Comparar sus
problemas con los tuyos. Que a menudo nace de un intento de relativizar,
pero no resulta ser un buen camino para acompañar.
- Dar soluciones que
no te han pedido. Porque, bajo esa vocación de ayudar, es fácil
apresurarse para tratar de resolver. Pero hay que respetar los tiempos de
ese duelo. Probablemente no sea cuestión de una sola conversación, sino
que la situación demande más charlas y cada una de ellas tendrá un papel
importante en el acompañamiento.
- Usar frases cliché como el
"Ya pasará", que en ese instante no tienen ninguna tracción para
mover las emociones a otro lugar. Ya sabemos que el drama pasará. Pero
ahora duele, mucho y esa persona no sabe qué hacer con ese dolor.
QUÉ HACER PARA
AYUDAR y consolar
Hay un tipo de apoyo práctico que puedes ofrecer para
acompañar emocionalmente, de verdad, a la otra persona.
En lugar de caer en las 5 trampas, prueba esto:
- Asegúrate de validar sus
emociones. Reconoce y acepta sus sentimientos sin
juzgarlos. Puedes decir cosas como: "Entiendo que te sientas
así" o "Es normal sentirse así en esta situación".
Recuerda, la charla no va de ti y de cómo tú crees que te sentirías.
Respeta cómo se sienta él o ella y deja que lo comparta con sus propias
palabras. Para ello...
- Haz preguntas abiertas. Anima
a la persona a hablar más sin hacer un interrogatorio, ni decirle qué debe
hacer o cómo debe sentirse. Puedes preguntar "¿Cómo te sientes?"
o "¿Qué te gustaría contarme?". Esto es parte de una buena
escucha activa. Dejar que el otro se exprese y simplemente estar ahí,
presente, para escuchar y hacer que se sienta escuchado/a. A menudo esas
conversaciones son momentos catárticos para el que sufre. Sus pensamiento
no están ordenados, no encuentra las palabras exactas e incluso se
contradice. Y verbalizarlo en voz alta le ayudará a poner orden, a darse
cuenta de cómo resuenan sus propias palabras y a ir dando sentido a lo que
le pasa.
- Respeta sus límites. Si la
persona no quiere hablar o prefiere estar sola, respétalo. Puedes decirle
que estás ahí para ella cuando esté lista para hablar. Son sus tiempos. Su
ritmo. Ya habrá espacio para estimular. Pero debes aprender a leer la
situación y saber acomodarte a sus tiempos.
- Ofrece tu apoyo. La persona necesita saber que puede contar contigo. No necesita que trates de solucionar lo que sea en ese momento. Frases como "Estoy aquí para ti", "Puedes contar conmigo" o "Si quieres hablar, estoy aquí para escucharte" te serán muy útiles.
Por supuesto, aunque las
fases del duelo se repiten, cada persona y sus circunstancias es un mundo.
Estos consejos deberían ayudarte, pero aplica tu sentido común. Saber acompañar
es un tesoro y de cada uno de nosotros depende saber hacerlo mucho mejor.
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