LAURA PERAITA | ABC |
2-4-2019
Errores
a evitar como padres
La
psicóloga María Jesús Álava Reyes explicó los mayores errores de los padres en
el 39º Congreso de Fepace
«Los psicólogos
estamos muy preocupados porque vemos a los jóvenes menos felices, más
insatisfechos y menos preparados para la vida». Así lo aseguró María Jesús Álava Reyes, directora del Centro María Jesús
Álava Reyes, durante la celebración en Sevilla del 39º Congreso de Fepace «Educar en una sociedad líquida».
En su
ponencia en la Cartuja Center, y ante 1.500 padres que asistieron como público,
advirtió que hace años, los jóvenes de
18 a 30 años no acudían a las consultas de los psicólogos,
«¿pero sabéis cuál es la franja de edad que más nos viene a visitar en la
actualidad? Curiosamente la de los jóvenes de 18 a 30 años. Y, es más, lo hacen voluntariamente, por
ellos mismos. Nos dicen: "estamos perdidos, desorientados,
hundidos... El motivo
es que les hemos preparado muy poco para la vida».
Añadió
que los niños, desde muy pequeños, necesitan pautas, normas, hábitos...
«precisamente para ser personas
libres el día de mañana y poco manipulables, pero también para
que los padres puedan darse cuenta a tiempo de si tienen algún tipo de
dificultad. La observación es una herramienta fundamental, pero los adultos,
según pasa el tiempo, observamos cada vez menos porque vamos en modo
"automático"».
Para
evitar esta falta de observación, «los psicólogos recomendamos a los padres que
rellenen en sus casas unas fichas y escriban
aspectos de la conducta de su hijo, cómo actúa en determinados momentos, cómo reacciona,
etc. Gracias a ello, se dan cuenta de muchas cosas, de lo que les está pasando.
Por tanto, cuando a los padres les preocupe algo, recomiendo que se apunte y se
observe todo lo que condiciona ese comportamiento del niño, porque solo con
escribirlo ya se invita a reflexionar y a encontrar soluciones».
María
Jesús Álava Reyes confesó que el
error más común que cometen los padres es la sobreprotección.
«Al sobreprotegerles no les dejamos que se preparen para la vida, les damos
todo a cambio de nada y eso afecta a su propia autonomía presente y futura».
Para
luchar contra esta falta de autonomía aconsejó a los progenitores que
pongan pequeños retos a
los hijos que puedan conseguir fácilmente, en un principio, para que empiecen a
coger confianza y seguridad. «Les debemos supervisar, acompañándoles, pero
nunca haciendo las cosas por ellos. Hay que tener niños responsables, disciplinados y felices que
sepan afronta las dificultades que puedan tener», puntualizó.
Consideró
que es muy importante «enseñarles a frustarse». «No se les puede dar todo —destacó—
y, para ello, los padres deben aunar criterios educativos». En este sentido, y
para dirigirse a los niños, explicó que hay que hacerlo utilizando palabras
sencillas, que entiendan, ser muy claros evitando la ambigüedad y muy breves.
«Hay padres que se quejan de que estuvieron dos horas explicando algo al niño y
no se enteraron. Yo les pregunto, ¿sabes en qué minuto tu hijo desconectó? En
el quinto. Para que la comunicación sea eficaz también es esencial que nos esté
atendiendo, no vale que esté jugando. Para asegurarse, lo mejor es que nos mire
a los ojos. Y, fundamental —destacó— hay que escucharles y no interrumpirles».
Errores
a evitar como padres
A la hora de establecer normas, esta experta aseguró
que se pueden negociar con los hijos, «pero nunca se pueden negociar los
límites, tengan la edad que tengan. Si se les dice no fumas es "no
fumas", no que puedes fumar un poco. Hay que ser firmes, seguros y
tranquilos en este aspecto». También añadió que no hay que ceder nunca y menos
para evitar males mayores.
Explicó
que cada niño es un mundo y
hay padres que les dicen «¿cómo puede ser mi hijo así si le he educado igual
que al resto de hermanos?» «Pues
ese es el error. No podemos tratarles igual porque han nacido
completamente distintos. Algunos ya nacen simpáticos, alegres, espabilados...;
y, otros, llorones, protestones, enfadados... Nacemos con un determinado
temperamento. Los que tenéis niños felices, simpáticos, alegres... enhorabuena;
los que tenéis hijos complicados, insatisfechos, malhumorados..., enhorabuena
también porque no sabéis lo que vais a aprender y la cantidad de recursos que
vais a tener. Además, a esos niños, afortunadamente, se les puede reconducir y,
cuando se consigue, lo valoran mucho más que aquellos que siempre son más
felices. Y eso solo depende de la actitud de los padres».
No
obstante, subrayó que los padres si están en desacuerdo en algo «no pueden
desautorizarse delante del niño porque no hay nada que les desconcierte más y
les dé más inseguridad que atender a pautas diferentes. Hay que mantener el tipo y,
posteriormente, en privado, que los adultos hablen y resuelvan sus
diferencias», concluyó.
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