LAURA ROJAS-MARCOS | Telva | 21/12/2021
Tomamos decisiones cada
día, cada hora, a veces, cada minuto o segundo... Elegimos una y otra vez en la vida. La doctora en psicología clínica Laura
Rojas-Marcos reflexiona
sobre esta realidad vital y nos invita a aprender el arte que nos hace
libres. desde la calma y la reflexión.
"Cuando tienes que elegir y no
eliges, esa es tu elección" comentó el gran psicólogo y
filósofo William James. Unas palabras llenas de sabiduría que
leí por primera vez siendo estudiante de psicología y que me acompañan desde
hace más de 30 años. A continuación, te animo a que lo vuelvas a leer, pero
esta vez, para interiorizarlo, léelo despacio: Cuando tienes que elegir y no
eliges, esa es tu elección.
¿POR QUÉ NOS CUESTA TOMAR DECISIONES?
Tomar decisiones es un
arte y, a veces, un gran desafío. Es el arte de decidir
si hacer o no hacer, de tomar un camino u otro. Lo cierto es que nos pasamos el
día tomando decisiones. Sea lo que sea que elijamos, cuando optamos por una
cosa, dejamos otra a un lado. Algunas decisiones las tomamos sin pensarlo dos
veces, pero otras son más complejas y necesitamos tiempo para reflexionar, no son para tomárselas a la
ligera.
Los factores que determinan el grado
de dificultad para tomar una decisión son numerosos,
pero la mayoría de las personas compartimos principalmente los siguientes:
primero, el miedo a equivocarnos, a decepcionar y a no
cumplir las expectativas propias o de los demás; segundo, la dificultad para
tomar riesgos y asumir la responsabilidad de
nuestra decisión; y tercero, el temor a arrepentirnos, sentirnos culpables, hacer daño a otros o a nosotros
mismos y sufrir el tormento de tener mala conciencia. Como resultado, no es de
extrañar que a veces caigamos en un abismo de dudas y
permanezcamos estancados en el bucle mental eterno del
"no sé", como en el mito de Sísifo en
la mitología griega, quién fue castigado y condenado a empujar una gran piedra
cuesta arriba por la ladera de una montaña que, antes de llegar a la cima,
volvería a rodar hacia abajo para tener que repetir el proceso durante la
eternidad.
NO EXISTE UNA DECISIÓN IGUAL A OTRA (AUNQUE LO PAREZCA)
Nuestra vida es una constante sucesión de
decisiones. Algunas las tomamos de forma consciente y otras automáticamente,
pero de lo que no cabe duda, es que nuestro día a día está compuesto por un
sinfín de elecciones que van determinando nuestro camino. Luego, aprender a tomarlas es clave para ser autónomos, independientes y
libres. Como me dijo un amigo: "La libertad ni se compra
ni se regala, se conquista".
Cuando decidimos tomar un camino,
renunciamos a otro. A veces nos apartarnos de este último para siempre, y
otras, de manera temporal con el fin de retomarlo más tarde. En ocasiones,
antes de tomar una decisión de forma permanente, optamos por realizar con
anterioridad un reconocimiento del camino; comprobar para confirmar las
diferentes posibilidades. Como también dijo William James, "Si puedes cambiar de opinión, también puedes cambiar
tu vida". Sin embargo, cabe señalar que, aunque cambiemos de
opinión y decidamos retroceder para volver al punto inicial, el camino de
vuelta lo haremos con una perspectiva diferente.
Como dijo el filósofo Heráclito de
Éfeso cuando desarrolló el concepto del devenir: "Ningún hombre se baña dos veces en el mismo río, porque no
es el mismo río y él no es el mismo hombre". Por tanto, aunque
el río parezca el mismo, el agua que corre por su cauce nunca lo es.
¿ERES RACIONAL O EMOCIONAL TOMANDO DECISIONES?
En mi trabajo como psicóloga observo
que algunas decisiones las tomamos desde el razonamiento lógico,
es decir, nos guiamos por la razón y el sentido común, pero
la mayoría de nuestras decisiones son emocionales, es decir, surgen a partir del sentimiento de deseo, los afectos, el apetito y
apetencia, así como a partir de emociones intensas como
la ansiedad, la ira, la incertidumbre o miedo. Así pues, aprender a tomar
decisiones no sólo favorece nuestra salud emocional y autoestima,
sino que es imprescindible para conseguir nuestros propósitos y poder avanzar
en la vida; sentir que somos dueños de nuestro destino.
CLAVES PARA TOMAR DECISIONES
Independientemente de nuestra edad, forma
de ser y experiencias vitales, todos podemos aprender a tomar
decisiones en cualquier momento de la vida, es cuestión de pedir ayuda, seguir unas pautas y practicar. Por
ejemplo, podemos empezar tomando pequeñas decisiones, para aprender a dar
prioridad y diferenciar entre aquellas que son urgentes y las que pueden
esperar. También podemos desarrollar nuestra capacidad analítica y pensamiento
crítico explorando los aspectos positivos y
negativos de cada una de nuestras opciones, es decir, qué
beneficios o inconvenientes tienen el camino A, B y C. Pero, sobre todo, es
esencial aprender a identificar nuestro propósito y
preguntarnos ¿por qué y para qué necesito tomar mi decisión? Sólo así podremos
dar el primer paso.
Conclusión, aprender a tomar decisiones es en sí misma una decisión. Es la decisión de tener una actitud proactiva y resolutiva, aquella que pone en forma el músculo de la voluntad. Así pues, es conveniente empezar despacio y siguiendo nuestro ritmo, y sin perder de vista nuestro objetivo final: aprender a crear el gran hábito que nos abrirá las puertas a la libertad. En palabras de Aristóteles: "Somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia, entonces, no es un acto, es un hábito".
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