Fran Sánchez Becerril | Alimente + |
13/10/2022
El prestigioso
epidemiólogo acaba de ser reconocido con el premio Gregorio Marañón de Medicina
que otorga el Ministerio de Ciencia e Innovación por sus aportaciones sobre la
relevancia de la nutrición en medicina preventiva
(Continuación del
artículo ( I )…
P. Hablemos del alcohol. Hay decenas de estudios sobre su
consumo con resultados completamente dispares…
R. Este es un tema que me interesa
muchísimo y en el que hay que
decir el mensaje clave: hay que estratificar las actuaciones de salud pública
por edad y sexo.
No es lo mismo el efecto del alcohol en hombres que mujeres. Las
mujeres, por su dotación enzimática o su composición corporal, sufren más riesgos
con el alcohol que los hombres.
Tampoco es lo mismo hablar de gente joven que de gente mayor, pues
desgraciadamente ahora mismo la primera causa de muerte en gente joven es el
suicidio, y cualquier consumo de alcohol aumenta el riesgo de suicidio. Después están los accidentes de tráfico y el cáncer
de mama para las mujeres jóvenes. En las tres, cualquier alcohol que se consume
afecta negativamente por poca cantidad que sea, esta evidencia epidemiológica
es muy consistente. Hay que separar, no se puede aplicar el mismo estándar a
todos.
Sin embargo, a partir de los 45-50 años en hombres y a partir de los 50-55
en mujeres, lo que toma la delantera como causa de muerte son los infartos
cerebrales y los infartos de miocardio, es decir, la enfermedad cardiovascular.
Y para ello hay más de 100 estudios epidemiológicos muy bien hechos que ven que
un consumo moderado de alcohol es positivo. Eso sí, un patrón de consumo no
solo moderado, estamos hablando de no pasarse de 2-3 copas en varones al día y
no pasarse de 1-2 copas en mujeres; que sea siempre con las comidas, que no sea
con el estómago vacío; que sea de bebidas de baja graduación, fundamentalmente
de vino tinto, que es el que tiene más polifenoles; que no sea nunca en
atracón, ni se concentre en el
fin de semana, que no se concentre en unas pocas horas, sino que se reparta a
lo largo de la semana... En definitiva, que no sea una droga psicoactiva, sino
que sea parte del patrón alimentario. De este modo, en los que consumen el
alcohol de esta manera, con este patrón mediterráneo clásico y tienen cierta
edad, la mortalidad por todas las causas es menor que en los abstemios.
Todos son análisis muy bien hechos. Pero lo que ha pasado es que ha habido
unos estudios que tienen sus limitaciones, como todo estudio observacional, y
se pretende hacer una estimación global, pero este tipo de estudios tienen que
hacer muchos supuestos, coger muchos datos que de alguna manera son imputados o
que los datos reales los aproximan con los de países vecinos, porque en muchos
sitios las estadísticas sanitarias son malas. Entonces este tipo de estudio de
modelización es de la carga global de enfermedades, pues algunos han sido muy
demonizados, es de cualquier consumo de alcohol. Pero claro, luego cuando se ven las tripas de esos
estudios y se forman con muchos supuestos que no se han verificado..., y otros
estudios se llevan ya la aleatorización mendeliana. Entonces no miran el
consumo de alcohol, sino que miran los genes porque los genes se reparten al
azar. Miran cómo se distribuyen al azar esos genes que pueden estar
relacionados con el metabolismo del alcohol, lo tratan de equiparar a un ensayo
clínico, como si aquello fuera. Pero esto también tiene un montón de supuestos
y, sobre todo, a igualdad de género hay mucha variabilidad en el consumo de
alcohol y no es directamente extrapolable.
Pero desde luego, hoy por hoy, desde mi punto de vista como epidemiólogo
con 30 años de experiencia con muchos estudios a mis espaldas, yo no invitaría
a nadie a empezar a consumir alcohol para prevenir nada.
P. Respecto a los etiquetados, ¿existen estudios fiables que
determinen si los productos llamados 'ecológicos' son realmente más
beneficiosos para la salud?
R. Va habiendo algunos estudios que sugieren esto, pero todavía queda
mucho por investigar. Yo creo que no tiene tanta importancia el que sean
'ecológicos' o no como que sean alimentos
procesados.
P. También sobre etiquetado, llevamos ya varios meses con
Nutri-Score. ¿Cree que ha servido para algo?
R. Hemos visto en el proyecto Sun [Seguimiento Universidad
de Navarra] que el Nutri-Score
tiene cierto efecto beneficioso en el sentido de que cuando hacemos una
ponderación de los alimentos según su clasificación, tiende a la mejor
supervivencia. Pero, claro, en ese mismo trabajo lo que veíamos es que cuando
al aceite de oliva se le ponía la mejor calificación posible, todavía el efecto
era mayor. Pero este semáforo nutricional no tiene en cuenta la mejor evidencia
que tenemos con un ensayo autorizado con 7.500 personas y luego otro ensayo
autorizado que ha usado aceite de oliva.
El Nutri-Score es muy mejorable y esto lo he dicho muchas veces. Si se va
a poner un etiquetado frontal, tiene que ser lo mejor posible, porque poner por
delante del aceite de oliva un batido o un refresco de cola bajo en azúcar
es una barbaridad.
Por otro lado, existe el peligro de que el Nutri-Score redima a los ultraprocesados y les dé una
carta de aprobación social. Creo que el Nutri-Score tiene que reconocer
el alimento natural, porque no esté procesado o lo esté mínimamente.
P. A usted se le conoce como 'el sabio de la dieta
mediterránea', ¿los españoles en general realmente llevan una dieta
mediterránea o solo lo creen?
R. Los españoles no llevan la dieta mediterránea y además se creen que la
llevan, como demuestra el Eurobarómetro. Además, en el Sun también suspendemos en dieta
mediterránea. No es que estemos un poquito apartados, es que estamos bastante
lejos y además lo que sucede es que cuanto más joven es la población, peor.
P. Además de evitar los ultraprocesados, el tabaco, el
consumo excesivo de alcohol…, ¿de qué deberíamos huir en nuestro día a día para
tener una buena salud?
R. Del sedentarismo, de la adicción a internet... La adicción a internet es un problema que tenemos ahora, sobre todo entre la gente
joven, que pasa cinco horas de media al día o más enganchada a la pantalla. Hay
estudios muy solventes que ven que esta adicción a las pantallas, esta adicción
a internet y a las redes sociales, se comporta como un factor de riesgo de
conductas suicidas. Tenemos una epidemia de enfermedad mental en la gente joven
como no ha habido nunca. Ser capaces de leer libros, de estar con los amigos
físicamente, de dar paseos, de no ser sedentarios, de hacer ejercicio físico…
Todo esto, según los índices de estilo de vida saludable, aumenta la longevidad
y previene tanto la enfermedad mental como la somática.
Yo diría que hay cinco factores fundamentales que son no fumar, estar
delgado, tener una buena adherencia a la dieta mediterránea, ser abstemios en
gente joven o tener un consumo moderado en gente mayor y hacer ejercicio físico medio al
menos 150 minutos cada
semana. Estos cinco factores son
bastante decisivos para evitar las principales enfermedades crónicas y también
la enfermedad mental.
Estoy muy preocupado con el tema de los problemas de salud mental en gente
joven, especialmente con el tema del suicidio, la ideación suicida, las
conductas de autolesiones… porque por cada suicidio consumado hay por lo menos
20 personas más que están con ideación suicida. Entonces, esto es un problema
gravísimo. Estamos hablando de que hay reconocidos 4.000 suicidios en España, pero con la pandemia ha subido mucho esto,
especialmente la gente joven, y esto está surgiendo en todo el mundo. Y los
mejores psiquiatras y psicólogos que han estudiado estos temas claramente lo
achacan al abuso de pantallas.
Me parece que es un error por parte de los padres dar teléfonos con
conexión a internet a los niños cuando son muy jóvenes, que es un
regalo que a veces se les hace antes de los diez años; es una barbaridad
absoluta, incluso antes de los 15 años. Yo suelo decir que los padres
inteligentes les dan teléfonos tontos a sus hijos, teléfonos que no tienen
acceso a internet, y los padres tontos son los que le dan un teléfono
inteligente a su hijo. Este es un problema que voy a afrontar en el
próximo libro, ‘Salmones, hormonas y pantallas’.
P. Y última pregunta. Lleva más de 30 años de profesión
relacionando la salud pública y la alimentación. ¿Han intentado comprarle
alguna vez?
R. Sí, varias veces y me he resistido como gato panza arriba.
Una multinacional de refrescos vino cuando publicamos el primer artículo
en el que se veía que la obesidad tenía mucho que ver con los refrescos y nos
ofrecieron financiar nada menos que el Observatorio de la
Obesidad en España. Yo dije
claramente que no, que si querían financiarlo pusieran el dinero a disposición
del Ministerio de Sanidad y que Sanidad sacara una convocatoria para ser
independientes de la empresa. Porque si una multinacional de refrescos estaba
detrás del Observatorio de Obesidad… pues ya se sabe, el que paga manda.
También he ido a otras reuniones a las que asistía ingenuamente, hasta que
vi que estaba todo controlado por alguna industria que vende productos insanos. He dejado de ir
hace bastantes años a este tipo de reuniones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario