MONTSE ARMERO | La Mente es Maravillosa | 01/08/2022
La
anorexia nerviosa es uno de los trastornos de la conducta alimentaria más
comunes. En este artículo te explicamos en qué consiste, por qué se manifiesta
y los elementos de intervención que mejores resultados están consiguiendo.
La anorexia nerviosa es uno de los trastornos
de la conducta alimentaria (TCA) más habituales. Su presencia está
documentada en la literatura médica desde la Edad Media, pero el término no fue
acuñado hasta finales del siglo XIX.
Cuando más se ha
manifestado en la sociedad occidental ha sido en las últimas tres décadas. Un
hecho que es debido, en parte, a factores socioculturales como la apología de
la delgadez por parte de los medios de comunicación.
No obstante, su
desarrollo depende además de otras muchas circunstancias personales. Veamos con
más detalle en qué consiste este trastorno y quién parece tener más
posibilidades de padecerlo.
Síntomas
de la anorexia nerviosa
La anorexia nerviosa se caracteriza por una restricción de la ingesta
alimentaria y un miedo patológico a engordar que se manifiesta junto a
otras alteraciones. Algunas de ellas son, por ejemplo, cambios en el estado de
ánimo, una baja autoestima o frecuentes conflictos psicosociales.
Como consecuencia de ingerir tan pocos alimentos, las personas con
anorexia sufren una reducción de peso corporal muy significativa. Esta pérdida de
peso no es atribuible a otros trastornos físicos o enfermedades.
Otro síntoma habitual de la anorexia nerviosa es que la percepción de uno
mismo está alterada. De este modo, es fácil que una persona con anorexia se vea
a sí misma con sobrepeso, aunque su peso esté muy por debajo de la normalidad.
Este síntoma se acompaña además de falta de conciencia de enfermedad, lo que convierte a la
anorexia nerviosa en un trastorno potencialmente muy peligroso. Así, en la
mayoría de ocasiones la persona pone en riesgo su salud física, y en algunos
casos, hasta su vida. De hecho, la anorexia nerviosa es la patología
psiquiátrica con más mortalidad.
Es un trastorno que suele aparecer en la adolescencia o en la edad adulta
temprana y que sufren mayoritariamente las mujeres. Se estima que por cada
hombre que padece anorexia nerviosa, hay diez mujeres que la sufren.
Otras
características del trastorno
Además de los síntomas
comentados en el apartado anterior, la anorexia se asocia con otras
manifestaciones que nos pueden ayudar al diagnóstico diferencial. Así, las personas
que la padecen manifiestan frecuentemente:
·
Evitación de la ingesta de alimentos: se saltan
comidas, esconden o tiran alimentos.
·
Vómitos.
·
Atracones.
·
Uso de diuréticos, laxantes y enemas.
·
Conductas obsesivas y necesidad de control del
entorno.
·
Incremento del interés por la actividad física.
·
Conversaciones frecuentes sobre comida: calorías, macronutrientes,
peso, etc.
·
Consulta obsesiva de páginas web sobre dietas y
pérdida de peso.
·
Disminución del rendimiento académico.
·
Detención del crecimiento en la adolescencia.
·
Amenorrea en el caso de las chicas.
·
Crecimiento anormal del vello corporal.
·
Quejas somáticas inespecíficas.
Además, es importante
diferenciar los dos principales subtipos de anorexia. El tipo restrictivo
reduce su peso gracias al exceso de ejercicio y una dieta muy restringida. En
cambio el tipo con atracones y purgas lo hace mediante el vómito autoprovocado
y el uso de laxantes, enemas y diuréticos.
Causas
de la anorexia nerviosa
El inicio de la anorexia suele asociarse a un acontecimiento vital
estresante. Un ejemplo habitual en el inicio de la vida adulta es dejar el hogar
para ir a la universidad, pero existen muchos más.
Un factor estresante
prolongado en el tiempo hará que personas con otros factores de vulnerabilidad
terminen padeciendo el trastorno. Existen, además, otros factores de riesgo:
·
Temperamentales: las personas que muestran rasgos obsesivos en la
infancia o desarrollan trastornos de ansiedad en la edad adulta tienen más
riesgo de padecer anorexia nerviosa.
·
Laborales: los trabajadores pertenecientes a profesiones que
alientan la delgadez, tales como ser modelo, bailarín o algunos deportes de
élite, tienen más riesgo de sufrir anorexia.
·
Socioculturales: la anorexia nerviosa es más prevalente en países
industrializados de rentas altas, especialmente en los que estar
a dieta tiene una connotación positiva.
·
Genéticos: las personas con un familiar de primer grado con
anorexia nerviosa tienen más riesgo de padecer el trastorno.
Tratamiento
de la anorexia nerviosa
El tratamiento de este trastorno es multidisciplinar, dado que afecta a
diferentes áreas de la persona. Además, en función de la gravedad, puede
tratarse de forma ambulatoria, en un hospital de día o mediante ingreso
hospitalario.
Tipo de intervención
Cuando el cuadro es incipiente y no presenta gravedad, lo más habitual es
que el tratamiento sea ambulatorio. En este:
·
Se solicita a los pacientes que registren su ingesta
diaria, el exceso de actividad y el uso de laxantes y diuréticos.
·
Se instaura además un tratamiento farmacológico.
·
Los pacientes reciben tratamiento psicológico de
apoyo.
En casos intermedios se opta por el ingreso de
día. Sin embargo, cuando el tratamiento no da los resultados obtenidos o
de entrada se acusa una gravedad mayor, los pacientes son ingresados en el
hospital. Los criterios habituales para un ingreso hospitalario son los
siguientes:
·
Poca o nula efectividad del tratamiento ambulatorio.
·
Cronicidad.
·
Pérdida de peso severa o complicaciones orgánicas
significativas.
·
Necesidad de separar al paciente de su entorno
familiar, cuando éste perjudica su sintomatología.
·
Requerimiento de medios asistenciales para cumplir
los objetivos terapéuticos.
Tratamiento farmacológico
Los psicofármacos que se
administran están orientados a regular la conducta de los pacientes cuando no
pueden hacerlo por ellos mismos. Los más administrados son los siguientes:
·
Antidepresivos ISRS como la fluoxetina, la paroxetina,
la sertralina, la fluvoxamina o el citalopram.
·
Antidepresivos tricíclicos como la clomipramina, la
amitriptilina o la imipramina.
·
Benzodiazepinas como el diazepam, el alprazolam o el
clorazepato.
·
Neurolépticos como la periciazina, la pimozida, la
clotiapina, la propericiazina y la clorpromazina.
Su prescripción dependerá principalmente
de la sintomatología del paciente y también de la comorbilidad psiquiátrica. Esto es debido a
que en muchas ocasiones la anorexia nerviosa se manifiesta junto a otros
trastornos psiquiátricos que también necesitan tratamiento farmacológico.
Tratamiento psicológico
La intervención
psicológica es imprescindible en este tipo de trastorno. Debe administrarse
tanto cuando el paciente presenta sintomatología anoréxica como para prevenir
posibles recaídas. A continuación detallamos las terapias más eficaces.
·
El tratamiento de exposición con prevención de respuesta. Esta terapia
expone a los pacientes a los estímulos que desencadenan el vómito o el atracón
y enseña a evitar la conducta disfuncional de manera eficiente.
·
La terapia cognitivo-conductual. Este tratamiento
ayuda a modificar el sistema distorsionado de creencias del paciente, su
percepción corporal, su autoestima y su gestión de las emociones de una forma
más adecuada.
Conclusiones
finales sobre la anorexia
La anorexia nerviosa es un trastorno potencialmente grave que afecta a un
gran número de adolescentes hoy en día. Dado que una de sus características
principales es la baja conciencia del trastorno, es difícil que las personas que
la sufren pidan ayuda.
Por esa razón, si detectamos que alguien de nuestra familia o nuestro
entorno más inmediato padece algunos de los síntomas descritos en este
artículo, sería aconsejable contactar con un especialista sanitario. Un psicólogo, un médico
o un enfermero podrá facilitarnos las directrices a seguir ante tal situación.
La anorexia nerviosa es un trastorno que puede superarse. No obstante, si
esta no es tratada a tiempo, puede cronificarse y sus síntomas llegar a ser
muy graves. Por ello, ante la sospecha de síntomas, una intervención temprana será
nuestro mejor aliado.
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