VALERIA SABATER |
La Mente es Maravillosa
| 07/12/2022
... En el tejido de nuestras emociones,
aquellas que nos aportan sosiego resultan las más enriquecedoras y también las
más sanadoras. Son nuestro mejor antídoto contra la ansiedad. ¿Te gustaría
saber cómo alcanzarlas?
Un poco de
excitación en nuestro día a día siempre viene bien. Tener ese punto justo y
adecuado de activación nos permite dar impulso a la motivación, empuje a la
capacidad de logro e ímpetu a la capacidad para afrontar dificultades. Sin
embargo, el auténtico bienestar físico y
psicológico se encuentra en ese estado dominado por la calma y el equilibrio.
La vida adquiere
mayor sentido y trascendencia a través de una mente sosegada. Por ello, las emociones tranquilas orquestan, promueven y facilitan esa
armonía desde la que la ansiedad no nos atormenta. Es ese refugio
sereno desde el que mirar el mundo con una óptica más abierta, más centrada y
relajada.
Si bien es cierto que nuestras mentes
evolucionaron para facilitar la supervivencia y que la preocupación es el
mecanismo que nos permite reaccionar ante los peligros, todo tiene un límite.
Somos esos seres que, casi sin saber cómo, acaban viendo amenazas donde no las
hay. Anticipamos fatalidades y cada vez nos sentimos más agotados, más
angustiados.
¿Y si cambiamos
esta dinámica? ¿Qué tal si aprendemos nuevos enfoques mentales para reducir
esa hipervigilancia y estrés constante para abrazarnos a la calma y el sosiego? Veamos
cómo lograrlo.
“Tómate las cosas con calma, porque si las comienzas a tomar
demasiado en serio, llegan a su fin”. – Jack Kerouac –
Tipos de
emociones tranquilas y cómo promoverlas en tu vida
“Calma”. Solo con
pronunciar esta palabra algo se enciende en nosotros. En esta realidad, a
menudo caótica, hiperconectada y demandante, nos hemos acostumbrado a vivir con un exceso de ruido. Tanto externo como
interno. A las notificaciones, los correos electrónicos y los infinitos
objetivos que cumplir, se añaden el peso de la incertidumbre y el miedo a no
saber qué sucederá mañana.
Una mente en calma
no elude este tipo de realidades. Es un enfoque psicológico que hace frente a
la efervescencia cotidiana con mejores herramientas. Es dejar de sentir que uno
camina por la cuerda floja, para percibir que lleva un arnés, que avanza con
mayor seguridad sin el peso excesivo de la ansiedad, de esas preocupaciones que nos hacen temblar y aumentan el riesgo de
caída.
Un modo de lograr
esa calma interna es mediante un tipo muy concreto de estado de ánimo. Las emociones tranquilas son aquellas que los expertos
definen como “de baja energía”, las cuales, aportan sosiego
físico y mental. Son también las que nos alejan de las turbulencias de la
angustia. De este modo, un estudio de la Universidad
de Michigan, por ejemplo, destaca algo importante.
Las emociones de valencia
positiva amplían y mejoran nuestros repertorios cognitivos y conductuales. Así, en caso de lograr
ese punto idóneo de serenidad interna, los pensamientos acelerados y la reactividad física se reducirían para permitirnos
tener un mayor control sobre nosotros mismos y lo que nos envuelve. Veamos a
continuación unos ejemplos de este tipo de estados.
Ten en cuenta el siguiente mantra para tu día a día: “exhalo
tensión, miedo y preocupación, y respiro aire calmado y curativo”.
1. Serenidad,
aceptar lo que no puedes controlar
La serenidad es un estado
emocional poderoso. Esta sensación nos imprime quietud, satisfacción y
conexión. La persona que actúa con
serenidad es aquella que ve las cosas con mayor claridad, aceptación y calma,
sabiendo lo que desea. Es justo lo opuesto a la mente ansiosa y acelerada,
además del mejor antídoto contra el temor a la incertidumbre.
·
El modo de lograr esta emoción es mediante el autoconocimiento y el
autocontrol. Cuando sepas quién eres, cuáles son tus metas y asumas que no todo
está bajo tu control, alcanzarás una adecuada serenidad.
2.
Elevación emocional, cuando aprecias la belleza de la
vida - Entre las emociones tranquilas más importantes está el concepto de elevación.
Si bien es cierto que tiene un componente que se integra en lo espiritual, no
deja de definir una experiencia que todos podemos alcanzar. Define esa
sensación en la que algo nos genera una combinación mágica entre la admiración,
la fascinación y la satisfacción. Es encontrar algo que nos dé sentido y
trascendencia.
·
Para lograr la elevación
emocional, hay que buscar escenarios o prácticas que te hagan sentirte
realizado. Puedes rozar
esta sensación viendo un amanecer en el mar. También saliendo a pasear,
trabajando por tus sueños o compartiendo tiempo con las personas que amas.
3. Calma,
más que una emoción, una actitud. - Tener calma, desarrollar una mirada del
mundo más sosegada, entrenar a nuestro cuerpo para que reduzca las tensiones y
nerviosismos. ¿No sería este tipo de experiencia la más idónea para alcanzar el
bienestar?
Así es, la calma emocional es ante todo una actitud ante la vida, esa que
nos permite ver nuestra realidad desde un filtro más relajado, razonado y
ajustable.
Para alcanzar la calma
debemos entrenar el diálogo interno negativo, ese que nos trae
tormentas, ansiedad y pensamientos catastróficos. Aceptemos que no todo puede
estar bajo nuestro control.
La bondad es la más elevada y satisfactoria de las emociones
sosegadas, esa que debería guiar nuestra vida.
4. Alivio,
el fin de la angustia
El alivio es una de esas
emociones tranquilas en las que deberíamos trabajar todos los días. No define más que
esa sensación que nos abraza cuando resolvemos algo que nos inquieta, que nos
preocupa y hace sombra a nuestro equilibrio personal.
Mitigar el sufrimiento es una
estrategia que, en una parte importante, sí está en nuestras capacidades. Basta
con saber responder a las dificultades con estrategias innovadoras y valientes.
·
Todos podemos alcanzar el
alivio emocional mediante adecuadas estrategias de resolución de problemas. También con
técnicas para regular nuestras emociones incómodas, esas que incrementan la
angustia y nos impiden tomar buenas decisiones.
5.
Confianza, una emoción sanadora
La confianza es la emoción favorita del cerebro, esa que le permite afianzar mejor las relaciones y mirar el futuro sin
temor. Pensemos que lo opuesto a la confianza es el miedo y que en ese túnel,
apenas entra la luz. Por tanto, pocos estados psicoemocionales son tan
catárticos y necesarios a su vez cómo este concepto.
·
Para desarrollar la confianza emocional debemos entender que aunque no
tengamos el control sobre el destino y sobre las personas, es bueno creer que
lo que puedan aportarnos será bueno y enriquecedor. Estamos ante un acto de fe,
ante un enfoque mental que requiere apertura, tranquilidad y seguridad.
6.
Gratitud, el arte del reconocimiento
Entre el abanico de
emociones tranquilas más hermosas, está sin duda la capacidad de sentirnos
agradecidos. Quien no conecta con este estado, quien no experimenta esta
sensación, lo único que percibe es sentimiento de vacío y de carencia. También
de frustración. Porque la gratitud es la capacidad de apreciar esos aspectos no materialistas de
la vida y del ser humano capaces de aportarnos bienestar.
·
Quien desee entrenar esta emoción debe retirar capas al egoísmo, peso a lo
superficial para quedarse en la esencia de las cosas. Estamos ante un
sentimiento de aprecio que exige, a su vez, tener un adecuado sistema de
valores éticos.
7.
La bondad, la más elevada de las emociones
La bondad es una
emoción sosegada, pero poderosa. La capacidad de guiar nuestra conducta a
través del prisma de la bondad no solo revierte en nuestro bienestar, sino que puede cambiar el
mundo. Lo hace porque en ella se integran otras emociones igual de
fulgurantes y maravillosas, como son la compasión, la ternura y la amabilidad.
·
¿Cómo lograr ser más bondadosos? Una vez más, se requiere arrancar de nuestros
patrones todo atisbo de egoísmo, ese virus que todo lo enferma y recrudece. En
nuestra mano está ser más sensibles a las realidades ajenas, más atentos a las
necesidades del mundo y más proactivos para facilitar la ayuda que cualquier
ser requiere.
Para concluir, las emociones tranquilas
aquí descritas son un medio para un fin. El del bienestar, el de la armonía
social y hasta el de la felicidad. ¿Por qué no trabajar en ellas?
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