PSIQUIATRÍA | Adicción a las compras
· Es
una patología cuando la conducta se mantiene en el tiempo
· Y
tiene para la persona y su entorno consecuencias negativas
· Hay
quienes dilapidan no sólo su dinero, sino también su tiempo
BEATRIZ
G. PORTALATÍN | Madrid | El Mundo |
11/01/2014
En enero se disparan los
artículos de ocasión, la última oportunidad o el todo al 50%.
Pero las compras no existen sólo en Rebajas, el periodo navideño es un punto
fuerte para que, con o sin excusa, compremos más que en otras épocas. De hecho
y según informaciones proporcionadas por la Confederación Española de Comercio
(CEC), este último diciembre ha sido el único desde 2006 en obtener un dato
positivo.
"En la actualidad,
ha habido una liberalización del periodo de rebajas (cada comercio puede poner
sus artículos más baratos cuando quiera) y con ello se está perdiendo el
concepto psicológico de las Rebajas, ya no existen los aluviones que
veíamos antes", comentan desde la CEC.
Sin embargo, hay datos
que van más allá del hobby más cotizado del siglo XX: comprar.
Según las últimas informaciones procedentes del Hospital Universitario de
Bellvitge en Barcelona, entre un 6 y un 7% de la población general en todos los
países desarrollados sufren trastorno de compra compulsiva. Una
patología que afecta a personas de mediana edad, alrededor de los 40 años,
aunque los síntomas suelen aparecer a los 18, según explica a EL MUNDO Susana
Jiménez, responsable de la Unidad de Juego Patológico y otras Adicciones Comportamentales
de este hospital.
Sus características
principales son: comprar recurrente y compulsivamente, algo que genera malestar
en la persona provocando incluso deudas económicas. Para que se considere una
patología ésta ha de ser una conducta estable.
Según diferentes
estudios, afecta por igual a hombres y a mujeres; la única
diferencia, explica la experta, está en el tipo de artículos que adquieren unos
y otras.
Las mujeres se decantan
por ropa, perfumes o joyas, mientras que los hombres prefieren material
informático, productos de electrónica o música. Pero pese a esta igualdad, las
mujeres son las que más van a consulta. "Generalmente, llegan acompañadas
de un familiar. Y no es extraño, son muchos los que confrontan el problema por
primera vez al recibir un extracto de la tarjeta de crédito familiar con
una deuda desorbitada", añade Neus Córdoba, psicóloga clínica
de la Asociación Catalana para el Tratamiento de la Ansiedad y Depresión
(ACTAD).
No obstante y pese a
todos los infinitos debates que han existido, esta experta señala que no
se puede llamar trastorno a este problema, ya que el DSM V (el manual
considerado la biblia de los psiquiatras) no lo incluye como
tal. Aunque esta conducta se asemeje a otras relacionadas con el control de los
impulsos como las drogodependencias, "lo importante es que se expresa como
compulsión en algunos trastornos obsesivos, y se manifiesta en muchos
trastornos afectivos (ansiedad y depresión) y de personalidad (trastorno
límite)", afirma.
¿Qué diferencia el hobby
de la patología?
Según explica Jiménez, a
la hora de comprar en general existen cuatro fases: una primera de alerta,
donde vemos el producto, nos atrae. La segunda fase es recopilación de
información, la tercera la evaluación del producto: comparamos precios,
valoramos si realmente lo necesitamos y vemos cómo y cuándo lo podemos utilizar
y por último, lo compramos. Pues bien, "la persona con esta patología de
compra compulsiva, pasa directamente de la primera fase a la cuarta.
Lo ve y lo compra. Aquí la primera fase sería por tanto, una alerta de
urgencia", expone.
No es algo puntual, sino
que es estable en el tiempo. "Nada tiene que ver con la
euforia de las rebajas, aunque las personas con esta compulsión, verán
justificada su conducta y, seguramente, comprarán aún más en esta época",
aclara Córdoba. Es importante por tanto precisar que, "a diferencia del
consumidor ocasional, el comprador compulsivo pierde interés en el
objeto que ha comprado con la misma rapidez que lo compró. Esto le lleva a
acumular muchos productos sin estrenar. Cuanto más compra, más vacío se siente
y menos disfruta de otras actividades. Hay personas que no llegan a dilapidar
su dinero, pero sí dilapidan una enorme cantidad de horas al día en
esta actividad", expone esta especialista.
Se trata por tanto, de
una conducta donde hay una clara pérdida de control. Así, los
factores de riesgo más importantes, según enumera Jiménez son: impulsividad y
dificultad para regular las dificultades, baja autoestima, no saber gestionar
las emociones negativas y usar por ello la compra para regular ese estado y por
último tener un alto concepto del materialismo.
Pueden pasar años (la
media está en seis) desde el inicio de los síntomas hasta que la persona vaya a
consulta. Por lo que es un problema muy difícil de detectar donde además, en
ocasiones, suele haber otro problema detrás: "Se asocia con ansiedad,
depresión, trastornos alimentarios y otras adicciones", indica Jiménez.
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