viernes, 13 de febrero de 2015

Andrew Solomon:"El caos tecnológico aumenta la depresión".


Este autor volcó su experiencia y una amplia investigación en el libro 'El demonio de la depresión', a la vez íntimo y científico. La soledad y la intolerancia al dolor disparan la enfermedad

BERNA GONZÁLEZ HARBOUR | El País | 11/02/2015
               
Este es un libro para sentirse orgulloso de una depresión. Y esto no es una ocurrencia, una provocación o un error.
Es un libro para entender, para saber, para reconfortarse en la búsqueda de la salida de una enfermedad que, a diferencia de un cáncer o una neumonía, se agrava con el estigma social asociado a una parte capital de su esencia: el tabú. Para crecer.
Partiendo del hecho de que depresión es el infierno, la fragilidad, la grieta que se abre en el casco de la autoestima y por la que empiezan a escaparse las certezas mientras acecha el naufragio; y partiendo de su propia experiencia, Andrew Solomon ha escrito el libro que él necesitó cuando padeció la suya: íntimo y científico a la vez.
Premio National Book Award en EE UU, El demonio de la depresión llega a España de manos de este escritor nacido en Manhattan en 1963, con estudios en Arte y Psicología y convertido en una de las estrellas del Hay Festival de Cartagena de Indias, donde recibió aBabelia y donde sus libros se celebraron como aportaciones mayores a la literatura de las ideas.
En ese universo, los libros no arrancan en un pueblo de cuyo nombre... ni llamadme Ismael, pero el comienzo de este bien podría entrar en las listas de inicios para recordar. Ocho palabras sencillas, una declaración: “La depresión es una grieta en el amor”.
PREGUNTA: ¿Tan fácil o tan complicado?
RESPUESTA. Es la primera frase de un libro muy largo, claro que es mucho más complicado. Siempre se ha creído que esta enfermedad no tiene nada que merezca la pena y el libro intenta demostrar que hay un gran significado en esas situaciones de extrema dificultad. El potencial de la tristeza es necesario para desarrollar sentimientos positivos. Con esa frase inicial quería decir que si te enamoras de alguien, una de las partes importantes del amor es que la anticipación de la pérdida y del dolor es lo que convierte el momento presente en algo tan dulce, se trata de comprender la oscuridad que puede haber al otro lado, sin él.
P.- Cuando habla de amor usted se refiere a una pareja, pero también a nosotros mismos, a Dios, a un trabajo, a la belleza. ¿A quién amamos más? ¿Qué tipo de amor cree que hoy es importante y primordial?--/--R.- Amamos muchas cosas, pero en general el amor empieza en una familia. Hay un primer amor dependiente, el que un niño siente hacia sus padres, luego evoluciona hacia un afecto más igual y más tarde se desborda en forma de pasión física y la de ser padre. Son ciclos en los que distintas formas de amor van conformando las otras.
P.-¿Cómo es posible la depresión cuando amamos y somos amados?--/--R.- Muchos me preguntan qué hacer por sus familiares que en plena depresión aseguran que solo quieren estar solos. Lo primero es que no les puedes dejar solos. La depresión es una enfermedad de soledad que convierte la interacción humana en una actividad muy estresante. Pero hay que estar ahí. Tal vez no puedes lograr una conversación con esa persona, pero te puedes sentar silenciosamente al lado de su cama, o en otra habitación si eso le resulta abrumador, pero no te vayas más lejos, porque la depresión no se cura con amor, pero sentirse querido te da la motivación para salir de ella. La tristeza está, es un sentimiento imperante, pero no es lo primordial en una depresión, es la laxitud, el estado de no ser capaz de levantarse y hacer algo. Ser querido no te devuelve esa energía pero ayuda.
Él mismo es un superviviente. Desesperanzado, angustiado tras varias recaídas a pesar de la entrega de su padre, las terapias y la medicación, Solomon llegó a la conclusión de que la única solución era quitarse de en medio: “No quería morir, pero tampoco albergaba el menor deseo de vivir”. Y lo afrontó con disimulo, con un suicidio indirecto. No quería el trauma para su familia y optó por una cruzada frenética en parques oscuros por contraer el sida mientras apagaba el contacto con sus seres queridos. Tras fracasar en sus 15 intentonas, darse cuenta de que podía matar además de morir y comprender mejor su voluntad, paró. Y lo contó.
P.- ¿Qué le impulsó a contárnoslo?--/--R.- Fue una decisión difícil. Me permitió tomar una parte de mi vida que parecía inútil y hacer algo valioso de ella. La depresión es una enfermedad de soledad y si hablar de mi depresión y lograr que la gente que entrevisto hable de su depresión puede lograr que la gente afectada se sienta menos sola, eso me hace feliz.
P.- ¿Siguió algún modelo para este libro? Investigación, ensayo, memorias, ciencia. ¿Cuál era su modelo para esta literatura?--/--R.- Necesitaba un contexto para inscribir mi propia experiencia. Y cuanto más investigaba más me interesaba comprobar por qué algunos de mis entrevistados tenían una depresión menor que les inutilizaba y otros una depresión muy significativa que sin embargo no les impedía llevar una vida normal.
P.- Hemos hablado de amor, de lo íntimo, pero usted aborda también lo social y asegura que vivimos en el caos tecnológico. ¿Cuál es el impacto de ese caos en las personas?--/--R.- Ahora hay más depresiones que antes. La cuestión es por qué y creo que puede haber 10.000 razones, desde factores de alimentación, a los núcleos hiperpoblados en que vivimos o el tiempo decreciente que dedicamos al sueño, pero las razones primarias creo que están conectadas sobre todo con la tecnología. Pasamos mucho tiempo interactuando con máquinas en lugar de con personas. La interacción humana es recíproca. Si yo digo algo tú me dices algo, nos miramos, hay una dinámica que no está en una máquina ni en una persona que esté al otro lado de la máquina. Otra cosa que he descubierto investigando es la soledad de la gente. Hay gente tan sola que no interactúa con nadie. Hoy hay un mal terrible el aislamiento.
P- ¿Entonces estamos más conectados por la tecnología, pero más solos?--/-- R.- Sí. Una familia que conozco que perdió a su hijo por suicidio trabaja ahora en un proyecto en campus universitarios cuyo lema es: “35.000 amigos en Facebook y nadie con quien hablar”.
P.- Usted afirma que las viejas estructuras sociales y familiares se han roto. ¿Tan tajante?--/-- R.- Nada de esto es universal. Hay gente que vive mejor en este mundo que en cualquier otro del pasado y yo soy uno de ellos. No vivimos en el peor momento de la historia, en absoluto, pero creo que en nuestro mundo occidental la alienación es un problema. Y la alienación es muy disruptiva.
P.- ¿Es aún un tabú la depresión? ¿Es más fácil abordar un cáncer que una depresión?--/--R.- En cierta medida sí. La gente está aprendiendo a hablar sobre ello, más que antes. Pero arrastramos la tradición medieval según la cual había enfermedades del alma y enfermedades del cuerpo y hasta que eso no se despeje del todo la depresión seguirá siendo como una mala suerte que te ha tocado.
P.- ¿Realmente estamos más deprimidos o la tolerancia al dolor ha disminuido?--/--R.-Nuestra capacidad para tratar este tipo de dolor es mayor. Y en la medida en que puedes tratar algo es absurdo no hacerlo. Hay medicación, hay terapias, tratamientos alternativos… Así que es absurdo no reconocerlo. Pero eso ha hecho que haya gente con la idea equivocada de que podemos vivir una vida sin dolor y que en cuanto sufre una tristeza por alguna razón cree que es una depresión que debe evitar.
P.- Usted defiende la psicología conductista.--/--R.- Sí. Ha habido un debate sobre si la depresión es biológica o psicodinámica y situarnos en que debe ser una cosa o la otra es erróneo. Contiene elementos de ambas.
P.- Usted defiende también el potencial de la fe ante la depresión. ¿Necesitamos un Dios o simplemente necesitamos una fe?--/--R.- Necesitamos tener fe en algo aunque no puedo definir estrechamente lo que debe ser esa fe. He visto gente para la que la religión ha sido el gran confort que les ha sacado de una depresión y he visto gente que cree que Dios les ha abandonado y para los que la religión se convierte en una obligación que les hace sentirse peor de lo que estaban. Los principios morales vinculados a la religión como el bien y el mal y la voluntad de estar en el lado del bien son importantes para salir de la depresión.
P.- ¿Usted cree en Dios?--/--R.- Sí. No creo en religiones organizadas pero sí en Dios.
P.- Y eso le ayudó.--/--R.- Sí.
P.- ¿Hay una forma de afrontar mejor los suicidios, ese gran tabú?--/--R.- Estamos tan asustados por el suicidio que no hablamos de ello y si hablamos demasiado parece que plantamos la idea en la cabeza de la gente. Así que no se trata de estar hablando de ello, pero sí reconocer que es la tercera causa de muerte entre adolescentes y jóvenes en todo el mundo, es una causa significativa de muerte entre más mayores y hay que abordarlo, identificar a la gente antes de que sea demasiado tarde.
Se agota el tiempo y el hambre de respuestas no se ha saciado. Pero nos queda el libro.
Andrew Solomon es autor de El demonio de la depresión y Lejos del árbol (Debate).

Nota.- He acortado respuestas porqué el artículo era muy largo. Como siempre paa los interesados pueden consultar el periódico que nombro en el encabezado del artículo.


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