PSICOLOGÍA | Rasgos de personalidad
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Es
un rasgo que se asocia con falta de seguridad y confianza
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Los
perfeccionistas suelen tener altos niveles de ansiedad que les provocan
sufrimiento
BEATRIZ G. PORTALATÍN | Madrid | El Mundo | 18/08/2015
El
ritmo de vida actual demanda cada vez más prisa, más eficacia y más resultados.
La rutina se convierte en una carrera de fondo donde conjugar velocidad y
aciertos es cada vez más complicado. Falta tiempo para todo y la perfección
parece convertirse en una meta a la que debemos llegar, cueste lo que cueste.
Sin embargo y aunque suene a paradoja, la perfección no siempre es perfecta,
pues en muchas ocasiones y en contra de lo que se pueda pensar, conlleva muchos
más inconvenientes que ventajas para nuestra salud física y mental.
Las
personas perfeccionistas suelen ser rígidas en su pensamiento, muy
críticas consigo mismas, disciplinarias e incansables en la consecución de
metas personales. Pero además de esto, tienen otros dos factores muy relevantes
que pueden acarrear algunos problemas: la ansiedad y el sufrimiento.
"Una
persona perfeccionista es aquella que en todo momento está sufriendo y fomenta
su inseguridad, ya que quiere llegar a una perfección tal que, o cree que la
consigue o no dará por terminada la acción que realiza. Lo normal es que pierda
tanto tiempo en realizar acciones cotidianas que tenga que descuidar su vida
personal", explica Fernando Miralles, profesor de Psicología de la
Universidad CEU San Pablo.
El
perfeccionismo está muy relacionado con una falta de confianza y
seguridad. Por lo que, en extremo, suele dar lugar a a
comportamientos demasiados rígidos o controladores. "Sienten una gran
presión que les produce mucho sufrimiento: nunca están conformes con el
resultado de sus acciones y rechazan cualquier error o
imperfección, relacionándolo con una falta de valía personal", afirma
Josefa Pérez, presidenta de la Asociación Nacional de Psicólogos clínicos y
sanitarios (ANPCS). Y ese es realmente, el verdadero problema: "Tanto
aciertos como fallos, no siempre son valorados desde la objetividad, sino desde
el fracaso personal", confirma Mª Luisa Regedera, psicopedagoga y
directora de ISEP Clínic Mallorca.
Síntomas físicos y emocionales. - Las
personas que tienen este rasgo de personalidad suelen tener por regla general,
altos niveles de ansiedad que sumado al factor de inseguridad mencionado anteriormente,
"les llevan a un sufrimiento tan elevado, que pueden tener crisis de
ansiedad, cansancio excesivo o incluso una falta de motivación", indica
Miralles.
Así
lo confirma también un estudio elaborado por la Universidad de Brock, en
Ontario. Después de examinar la relación entre perfeccionismo y salud física de
492 personas, de entre 24 y 35 años de edad, los resultados concluyeron lo
siguiente: las personas perfeccionistas son más propensas a
sentirse mal, y a quejarse de falta de sueño, dolor y fatigas
que aquellas que no lo son. Además de que son personas que temen mucho un
fracaso.
No
obstante, las conductas perfeccionistas están relacionadas con muchas
alteraciones, "dependiendo de la historia personal del sujeto y de sus
rasgos de personalidad", afirma Pérez. De este modo, es frecuente que
puedan somatizar con síntomas físicos como problemas digestivos, intestinales,
cefaleas tensionales, jaquecas, dermatitis, etc. Y a nivel emocional, estos
comportamientos pueden generar tensión y ansiedad, sobre todo en personas
inseguras. De forma que "cuando no consiguen esa aceptación que les
gustaría, pueden sentir mucha insatisfacción y frustración, pudiendo desembocar
en estados depresivos", explica esta profesional.
Este
rasgo de personalidad no está considerado en los manuales (DSM-V o CIE-10) como
una patología como tal, por tanto no hay estadísticas exactas. Pero si la
persona no trata de solucionar este comportamiento, podría llegar a sufrir un
trastorno obsesivo compulsivo o un trastorno anacástico de la personalidad. En
este caso, señala el profesor Miralles, la estadística nos marca una
prevalencia aproximada del 2.3% de la población. "Las personas demasiado
perfeccionistas podrían llegar a tener el temido trastorno obsesivo-compulsivo,
que les marcará cada vez más apartados de su vida y tendrán que ir a un
facultativo para poder disminuir los síntomas de ansiedad y malestar",
afirma.
Consecuencias laborales, sociales y personales. - Normalmente una persona
perfeccionista lo empieza a ser desde niño. Suelen empezar en la fase de
estudiantes e ir ampliando esta característica a otras facetas de su vida. No
tiene porqué ser perfeccionista en todas las áreas, insiste Miralles, pero lo
normal en que si lo es una se extienda también a las demás.
Ámbito laboral. - Una persona muy perfeccionista
tendrá la virtud de repasar muchas veces su trabajo, pero esto supone un
contra: perderá mucho tiempo en estas revisiones y será lento en la ejecución.
Emplea normalmente, mucho más tiempo que sus compañeros en realizar ciertos
trabajos y esto conlleva a ese temido sufrimiento. La parte positiva de esta
conducta es que su trabajo será impecable, puesto que lo han revisado varias
veces antes de entregarlo.
Ámbito social. - Según la opinión de Regedera, el
perfeccionista es una persona que ama con la misma intensidad que es capaz de
criticar su realidad, por lo que es constante, afectuosa de manera intensa y
leal. Pero lo negativo de esta conducta es inversamente proporcional: suele ser
la persona más odiada y la primera prescindible en grupos sociales.
Ámbito relacional y personal. - Suelen ser exigente con el otro,
autocrítico y rígido de pensamiento y comprensión de la vida. Pero también,
añade Regedera, es apasionado y gran compañero, amante y amigo donde lo da todo
por el otro porque la relación también es algo en lo que no puede fallar. En
cuanto a la amistad, (como relación emocional y sentimental) es exactamente
igual de perfecto. "El pro sería su autenticidad e intensidad y el contra
la dificultad en sus relaciones", señala.
En
las relaciones de pareja, pueden buscar lo que desearían ser; una persona no
tan perfeccionista que a su vez es mucho más natural en su manera de ser, con
índices bajos de ansiedad, elevada autoestima y seguridad en sí misma.
Entonces, ¿valoramos la imperfección en otro?. "No es que valoremos más la
imperfección, es que es más fácil que nos sintamos reflejados en ella,
permitiéndonos a la vez identificarnos con los demás y aceptarnos mejor a
nosotros mismos, lo que contribuye a mejorar nuestro equilibrio emocional
haciéndonos mas libres", añade Pérez.
Lo
importante, como todo en la vida es buscar el punto medio. Tener ambición de
ser perfectos en la vida es bueno, "siempre y cuando no afecta a nuestro
equilibrio emocional y bienestar personal". Y es que no todo es blanco o
negro en la vida: "El perfeccionismo como cualidad humana puede ser bueno,
pero siempre y cuando sepamos controlar desde la emotividad", concluye
Regedera.
Seis pautas
para controlar el perfeccionismo - Emplear técnicas de relajación para mejorar la
ansiedad - Mejorar y trabajar la autoestima - Aceptarse a sí mismo, quererse y
respetarse, porque nadie es perfecto - Reconocer el derecho a equivocarse -
Deshacerse de la rigidez para disfrutar de todas las vivencias - Cuidar la
parte emocional más incluso que la racional.
Lo he publicado porque ya se sabe que lo mejor es enemigo de lo bueno y en este caso ser perfeccionista -como se deduce después de leer el artículo- es peligroso. Por eso me gusta que al final describan estas pautas para controlarse y vivir feliz.
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