GADOR MANZANO | El País
| 09/04/2017
La tristeza crónica mata. Y si eres joven o
adolescente aún más. El suicidio es la segunda causa de
muerte juvenil mientras que la depresión es la primera causa
de enfermedad y discapacidad entre los adolescentes según la Organización Mundial de la Salud.
La depresión es la enfermedad a la que se dedica toda la atención del Día Mundial de la Salud 2017,
que se celebra este viernes 7 de abril.
Si existe una verdadera enfermedad silenciosa es
la depresión. En muchas sociedades sigue siendo tabú y el individuo no solo
tiene que combatir la enfermedad en sí, sino también el estigma asociado a
ella. En lugar de encontrar apoyo como lo haría en caso de tener un cáncer o
una lesión física, encuentra incomprensión y arrastra la vergüenza de una
enfermedad aún estigmatizada. De esta manera, las consecuencias de una precaria
salud mental, como el suicidio, se elevan alarmantemente. En España, por ejemplo, el número de suicidios duplica al
de los muertos por accidentes de tráfico, siendo más de
diez españoles los que se suicidan a diario. Debido a este estigma, algunos creen que la depresión se puede superar
con mera fuerza de voluntad, y no con un tratamiento adecuado.
La depresión se caracteriza por una tristeza persistente
y por la pérdida de interés en las actividades con las que normalmente se
disfruta. La depresión juvenil es aún más difícil de prevenir, ya que el
concepto de que la adolescencia y juventud son tiempos felices libres de
preocupación está encontrado con la realidad.
En el caso de los niños y jóvenes, otros síntomas
de esta enfermedad son el retraimiento, la irritabilidad, el llanto excesivo,
la dificultad para concentrarse en la escuela, cambios en el apetito o dormir
más o menos de lo normal. Y aunque esta enfermedad ocurre durante la
adolescencia, si esta no es tratada durante esta etapa puede arraigarse a la
adultez y generar mayores problemas en la salud. Según la
Asociación Estadounidense del Corazón los
adolescentes con depresión mayor o trastorno bipolar están expuestos a un
aumento de riesgo de padecer ataques cardíacos. La prevalencia de la depresión
continúa aumentando en todo el mundo. Globalmente
esta enfermedad afectó en 2015 a más de 322 millones de personas, lo que equivale al 4,4 % de la población
mundial. En el
caso de España, esta enfermedad afecta el 5,2 % de
la población.
Una investigación
realizada en jóvenes en una región de Colombia encontró que el curso de la enfermedad
mental en edades tempranas es más crónico y de mayor duración debido a que los
jóvenes rara vez reciben tratamiento para su trastorno y, aquellos que lo
reciben, tardaron mucho tiempo en buscar atención. En este caso, el 25% de
jóvenes con alto riesgo de padecer depresión tenían en común factores como el
bajo nivel educativo, la pobreza y la exposición a violencia.
Estar rodeado de un entorno violento también
influye negativamente en la salud mental. Ser víctima o testigo de un acto de
violencia o bullying es uno de los factores que puede
desencadenar un trauma sobre todo si no se cuenta con mecanismos internos y
apoyo profesional para afrontarlo. En El Salvador el Banco Interamericano de Desarrollo está apoyando un programa “Sanando Heridas”
que ofrece una atención integral para pacientes que han sufrido algún trauma
como fruto de la violencia.
El 7 de abril se celebra el Día Mundial de la Salud y
en esta ocasión se dedicará a la depresión. Es un buen momento para hablar de
esta enfermedad y recordar algunas de las sugerencias de los especialistas
hacia los padres y las personas más cercanas a los adolescentes (profesores,
familiares) para atajarla y ayudar a los más jóvenes a superarla:
- Habla
con los jóvenes sobre las cosas que suceden en el hogar, en la escuela y
fuera de la escuela. Intenta averiguar si hay algo que les preocupa.
- Conoce
el entorno de tu hijo o hija y habla con personas de su confianza que lo
conozcan.
- Pide
consejos a un profesional de la salud. En caso de depresiones leves no
hará falta seguir un tratamiento farmacológico, terapia será suficiente.
- Protege
a tus hijos frente a un estrés excesivo, maltrato o violencia.
- Presta
especial atención al bienestar de tu hijo durante cambios vitales como una
nueva escuela o la llegada de la pubertad.
- Anima
a tus hijos a dormir suficientes horas, a comer regularmente, a tener
aficiones y a realizar alguna actividad física que les ayude a canalizar
el estrés.
- Si
tu hijo o hija piensa en hacerse daño a sí mismo o ya lo ha hecho, pide
ayuda inmediatamente a un profesional capacitado.
Busca en tu comunidad si existen servicios para
atender a los jóvenes, a veces no sabemos los servicios que hay a nuestro
alrededor para este tipo de problemas
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