DARIAN LEADER | PSICOANALISTA Y ENSAYISTA
El investigador británico identifica
la industria farmacéutica como responsable de la nuevas modas en las patologías
Igual
que la ansiedad fue la enfermedad de la posguerra y la depresión fue la de los
ochenta y noventa, la época actual es la del trastorno bipolar. Así lo defiende
el psicoanalista y autor británico Darian Leader, que ya dedicó un famoso libro
(La moda negra, 2008) a la gestión de la melancolía, y ahora aborda el
trastorno antes conocido como maniaco depresivo en Estrictamente bipolar (Sexto Piso). Un ensayo
corto y claro que señala la mano de la industria farmacéutica detrás de estas
modas en las patologías. Recibe a EL PAÍS en el luminoso despacho donde aún
pasa consulta en su casa londinense de Hampstead, no lejos de donde vivió Freud. El analista
lacaniano elige la butaca, no el diván, para ser interrogado.
Pregunta. ¿Está de
moda la bipolaridad?
Respuesta. El
diagnóstico bipolar se ha expandido enormemente en los últimos 20 años. Las
estadísticas dicen que afecta a entre un 10% y un 15% de la población, cuando
la prevalencia histórica del trastorno maníaco depresivo es de en torno a un
1%. La razón es que ha habido un cambio en la definición de bipolaridad,
convirtiéndola en reflejo de algunas de las características de la vida moderna.
Más y más gente encaja en esa nueva definición de bipolar.
P. El éxito
rápido, el carácter emprendedor, la sociabilidad… ¿Se refiere a esas
características propias de las etapas maníacas que la sociedad moderna tiende a
glorificar? -/- R. La crisis económica trajo los contratos cortos,
no hay seguridad laboral. Y estamos obligados a mostrar un entusiasmo
extraordinario por cada trabajo. Incluso si vas a una clase de yoga, se te
exige una entrega en cuerpo y alma. Debes afrontar cada proyecto con un
entusiasmo desaforado. Eso significa que habrá un ritmo natural de agitación
seguida de agotamiento, lo que puede llevar a un poco científico diagnóstico de
bipolaridad. Además, en los estados de manía el sujeto tiene un compulsivo
deseo de comunicarse con otra gente. Eso, que se percibía tradicionalmente como
el rasgo principal del maníaco, es hoy una obligación social. Hay que estar en
Facebook, en Twitter...
P. Defiende que este auge comenzó justo cuando, a
finales de los noventa, expiraban las patentes de antidepresivos. -/- R. A
mediados de esa década se empezó a ver que iban a vencer las patentes de los
principales antidepresivos, que tenían ventas extraordinariamente altas. Los
departamentos de marketing de las farmacéuticas decidieron
—todos los historiadores coinciden— poner el dinero en el trastorno bipolar:
congresos, artículos científicos… Hay que tener en cuenta que la investigación
está financiada principalmente por las farmacéuticas. Esto condujo a la
expansión gradual del diagnóstico y a la venta de fármacos antiepilépticos
tradicionales, que ahora tenían nuevas patentes para tratar estos llamados
trastornos bipolares. La epidemia de depresión que vimos en los noventa, a su
vez, fue producida por el colapso de los tranquilizantes. En los setenta el
mercado de ansiolíticos era enorme. Cuando se publicitaron los efectos
negativos de su uso regular, el dinero del marketing fue al
mercado de la depresión. Gente que había sido diagnosticada como ansiosa
recibía diagnósticos de depresión. Ahora, el 25% de los sujetos deprimidos
están siendo rediagnosticados como bipolares. Es muy curiosa la
comercialización de medicamentos.
P. El cambio
en la terminología, de maníaco depresivo a bipolar, no parece inocente. / Por cada tres
médicos hay un vendedor de una farmacéutica que trata de que prescriban sus
medicamentos" -/- R. Así es. Hay mucha
gente que, a los pocos minutos de conocerte, te dice que es bipolar. Nadie te
dice en una fiesta “soy esquizofrénico”.
P. La televisión y el cine también
se fijan en esos perfiles bipolares. Como Carrie Mathison, protagonista de la
serie Homeland. Resulta difícil creer en una
conspiración entre las grandes farmacéuticas y la cultura popular. -/- R. No
quiero decir que sea una conspiración. Pero si lees la documentación de los
recientes casos judiciales en EE UU…, es difícil usar otra terminología.
P. ¿Quién
sitúa la barrera entre lo normal y lo patológico? -/- R. Mire
el ejemplo del colesterol. ¿Qué es el colesterol alto? Ha cambiado cuatro veces
en los últimos 12 años. Lo deciden comités cuyos miembros, la mayoría, están
pagados por las farmacéuticas. Ellos determinan la barrera entre la normalidad
y la enfermedad.
P. El foco
en los síntomas y no en las causas, ¿es un signo de nuestro tiempo? -/- R. Se
nos llena la boca con la historia de la humanidad, pero en realidad abolimos la
dimensión narrativa de la vida humana. El tiempo medio en que un médico está
con un paciente en este país es seis minutos. ¿Qué puedes aprender de la
historia de alguien en seis minutos? Nuestros lazos con el pasado están siendo
borrados. No hay tiempo para escuchar a las personas. En esta sociedad
tardocapitalista el ser humano es un agente en el mercado, compitiendo por
bienes y servicios para aumentar su riqueza, éxito y felicidad. Cuando
identificas a un ser humano como un recurso humano, como se hace en las
empresas, quiere decir que te interesa su potencial, en qué puede convertirse,
y no de dónde viene. Una fuerza cada vez mayor nos aleja de la historia de las
personas.
P. En su
libro “Qué es la locura” defiende que hay más gente loca de la
que creemos, pero su locura no ha sido activada. -/- R. Hay
una diferencia entre estar loco y volverse loco. Entre tener una estructura
psicótica, que mucha gente tiene, y tener la psicosis realmente activada. Una
vez que has hecho esta distinción tan elemental, que hizo la psiquiatría en el
siglo XIX, se abre todo un nuevo camino en la terapia. Debes preguntarte qué
permite a toda esta gente llevar vidas estables. Yo no creo en las categorías
de salud mental o enfermedad mental. No existe la salud mental. Cuando la gente
hace cosas terribles, a veces resulta que son muy sanos. ¿Qué es alguien sano
mentalmente? Hay que eliminar la distinción entre salud y enfermedad mental, y
ver a las personas en términos de estructura mental. Que no necesiten ser
etiquetados para obtener ayuda.
P. ¿Qué
viene después de la bipolaridad? -/- R. Creo que, en los próximos 10
años, veremos un masivo auge de la comercialización de medicamentos para la
ansiedad. La era de la ansiedad va a volver.
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