Si quieres salir del atolladero, tu estado de ánimo es tu prioridad
Pilar
Jericó | El País | 12/12/2016
Cuando tienes
la sensación de darte golpes contra un muro corres un riesgo invisible: agotar
tu depósito de reacción positiva, que te ayuda a recuperarte y a lograr lo que
deseas. La buena noticia es que se puede evitar e, incluso, prever. Veamos
cómo.
Hay personas que van
a una entrevista de trabajo como si fueran al matadero. Han pasado por tantos
“no” que inconscientemente piensan: “será otro no”. Actúan con esa sensación de
fondo y después no consiguen el trabajo. El resultado le da un nuevo argumento
para confirmar que ellos tenía razón, que era un “no” de partida. Y puede que
hubiera un mejor candidato, que su perfil no se ajustara o quizá que su actitud
tampoco le ayudó. Esto mismo ocurre cuando queremos encontrar una nueva pareja,
lanzar un proyecto, aprender un idioma o cualquier cosa que se nos resiste. La frustración continuada genera residuos invisibles que se van
acumulando, nos van llenando de energía negativa y al final conseguimos que
cualquiera que se acerque a nuestro alrededor quiera salir escopetado.
El motivo es sencillo: nuestro depósito de energía interior, es decir, nuestra
actitud y fuerza con la que vivimos las cosas, impacta en la reacción que tenga
el resto hacia nosotros. Esta relación podríamos denominarla como el principio de reacción positiva: yo estoy bien, el otro tiene
más probabilidades de estar también bien (esta relación no significa que sea
inmediata, sino que ayuda enormemente).
Un comercial
amargado tendrá menos probabilidades de vender que otro que esté ilusionado. El
producto puede ser el mismo, pero la actitud con la que lo cuenta influye en
las ganas del comprador. Y todos lo hemos vivido desde una tienda a un
restaurante. En algunos te hacen sentir como un rey y la tarjeta de crédito
reluce con fuerza y en otros deseas salir lo antes posible (y contigo también
tu tarjeta de crédito). Por ello, no es que esta crisis económica haya dejado
un sinfín de conversacionesácidas y quejumbrosas, que lo único que atraen es
precisamente de lo que tanto se quejan: no lograr los resultados. El principio
de reacción positiva se apoya en una premisa: la actitud con la que abordamos
los desafíos condiciona los resultados. Henry Ford lo resumía
maravillosamente: “Si crees que puedes, tienes razón; y si crees que no puedes,
también tienes razón”. Entonces, ¿qué podemos hacer?.
Primero, tomar
conciencia: la frustración acumulada o las
heridas mal cerradas tienen impacto en nuestro futuro e incluso en aquello en
lo que inicialmente no estaba ni relacionado. Como cuando a
alguien le va mal en el trabajo, llega a casa cabreado, tiene broncas y, al
final, también tiene problemas con la pareja. La frustración en alguna de las
dimensiones de nuestra vida tiene impacto en otras. Por ello, identifiquemos
señales que nos advierten que no estamos bien como un enfado constante,
malhumor o falta de ilusión (lógicamente, estamos hablado de situaciones no
patológicas, que en ese caso requieren otras soluciones).
Segundo, aceptar nuestras emociones y vivirlas aunque sean negativas.
Salir del atolladero no se resuelve llenándonos de actitud positiva y punto.
Eso solo ocurre en las teorías fáciles. Giorgio Nardone sugiere dos maneras de salir de la tristeza. Una de ellas es
crear un espacio al día para darle rienda suelta y así dejamos el resto del
tiempo libre. Y otra, concentrarnos para estar muy muy tristes y
paradójicamente cuando lo hacemos, la cabeza se va al lado opuesto. En
cualquier caso, necesitamos vivir la emoción de la que nos queremos liberar.
Y tercero, crear espacios de reconstrucción para variar nuestra actitud: momentos spa personales, agradecimientos
diarios aunque sean pequeños y modificar nuestra mirada. Si nos estamos dando
golpes contra un muro, no vale la pena insistir, sino cambiar la estrategia
para buscar una puerta.
En resumen: el
principio de reacción positiva se apoya en una idea. En la medida que nosotros
estemos bien, habrá más posibilidades de generar una reacción positiva en el
resto que nos ayude a conseguir nuestros objetivos. Por ello, para salir de los atolladeros, además de crear planes de acción y
de tareas, necesitamos poner nuestro estado de ánimo como una de las
prioridades a resolver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario