VALERIA
SABATER | La Mente
es Maravillosa | 24/04/2020
En el momento actual, lo que menos
necesitamos son narcisistas que cuestionan toda información y todo hecho
imponiendo su superioridad intelectual y moral. Lo que más nos puede ayudar
ahora mismo es la unión y la concordia, no los egoísmos.
Hay
un principio que nunca falla: los narcisistas saben más que los expertos.
Lo vemos especialmente durante estos días, con todas esas voces que parecen
estar doctoradas en casi cualquier ciencia: medicina, enfermería, virología,
política, economía, geoestrategia…
Son personas con las que resulta imposible abrir un
debate sin que intenten situarse un escalón por encima o que tomen como ciertas
y comprobadas las hipótesis por las que apuestan. Sin dudas, sin resquicios.
Alfred
Aldler, fundador de la psicología individual, estudió con atención este tipo de
personalidad. En investigaciones, como las llevadas por el doctor
Heinz Ludwig Ansbacher, se nos recuerda que el célebre
psicoterapeuta austríaco ya avisó en su día de que los
narcisistas representaban el lado más negativo de la
sociedad. Lejos de promover el avance de la humanidad, lo
dificultan con su claro egocentrismo.
Si
vemos el escaparate actual, apreciaremos cómo siguen
apareciendo figuras desinformadas que tratan de informar. Son
quienes lejos de plantear propuestas solo apuestan por la crítica, son quienes
ante cualquier evidencia no dudan en tergiversarla para alimentar la disputa,
la desconfianza e incluso el miedo.
En
momentos adversos necesitamos, por encima de todo, gente capaz de llegar
alianzas y nutrir
espacios de concordia para que fluyan las ideas y las ayudas mutuas.
Cuando los
narcisistas saben más que los expertos: ¿por qué se comportan de ese modo?.-Cuando los narcisistas saben más que los expertos, solo
fluye la desavenencia. Cuando el ego domina cada
conversación, cada situación o interacción cotidiana, lo que experimentamos es
agotamiento.
El poder de la humildad intelectual
El poder de la humildad intelectual
Esto lo estamos viendo con más frecuencia que nunca
en la situación actual. En las redes sociales no dejan de aparecer esas voces
habituadas a poner en duda casi cualquier información, aunque las fuentes sean
varias y fiables.
Bien
es cierto que es bueno tener una visión crítica, no hay duda. No obstante,
llega un momento en el que la luz casi desaparece en la niebla. Los que creen
saberlo todo y todo lo rebaten sin aportar información útil, sin dar una
perspectiva constructiva y útil. Destruir y criticar solo
por criticar no ayuda en estos momentos.
Con ello, se alimenta aún más la incertidumbre y el desasosiego. Por otro lado, no
descuidemos tampoco a esas personas que conviven con el
narcisista.
Es importante recordar que esta característica entra
dentro de un espectro, y habrá por tanto, quienes solo presenten unos rasgos y
quienes evidencien un claro trastorno narcisista de la personalidad.
En
estos últimos casos, la convivencia es muy complicada y desgastante. Más
aún en estas circunstancias, en las que el confinamiento y la crisis mundial
del coronavirus agudizan cualquier problema psicológico o rasgo de
personalidad.
Cuando se une el complejo de superioridad con el
complejo de inferioridad.- Cuando los narcisistas saben más
que los expertos lo que evidencian es una necesidad. La de aparentar
superioridad intelectual. En su intento de aparentar mayor ingenio,
inteligencia y dominio supino de cualquier área científica, ansían, por encima
de todo, avasallar.
Quieren
hacernos creer que el mundo se divide en dos partes, por un lado, los que no
saben nada y en el otro, ellos mismos dominando todo conocimiento.
¿Por
qué actúan de este modo? Alfred Adler, quien continuó con los estudios de Sigmund Freud sobre la personalidad
narcisista, señaló ya en su momento algo importante. El
narcisista presenta una combinación entre un complejo de
superioridad y un sentimiento de clara inferioridad.
No
nos equivoquemos, porque lo que presentan estas personas es una baja
autoestima. Esa visión infravalorada del yo, les empuja
hacia esas conductas donde protegerse, donde recurrir a la exageración, a la
grandiosidad y la crítica para posicionarse.
Asimismo,
no olvidemos tampoco un sencillo aspecto. El complejo de superioridad es el
peor de los mecanismos de defensa. ¿La razón? Siempre es lesivo.
Los
narcisistas saben más que los expertos. Esto siempre ha sido así y siempre
sucederá. Lejos de servir de ayuda y de hacer luz en los
momentos complicados, hacen más grande el abismo y más fría la distancia. Esto lo saben
bien en cualquier empresa y organización: los líderes narcisistas ya no agradan
ni son útiles.
Si en los años 80 y 90 destacaban esos jefes altamente directivos,
individualistas y hasta agresivos que dirigían su empresa con
un enfoque vertical, ahora el panorama ha cambiado.
En
las situaciones más complicadas, gana quien sabe hacer equipo, quien aporta
ideas y no invalida. Ahora mismo,
las personas necesitan sentirse unidas y si hay una voz que alimenta la
discordia trayendo la voz de la crítica, surge el malestar.
Debemos
tenerlo claro, quien gana siempre es la persona que con una adecuada humildad intelectual,
es capaz de escuchar, de apreciar otras perspectivas y sugerir
propuestas. Necesitamos personalidades brillantes pero
humildes, dotadas a su vez, de Inteligencia Emocional.
La
sociedad, a día de hoy, no tiene espacio para el narcisista.
Estamos obligados a convivir con ellos, lo sabemos. Sin embargo, evitemos
darles poder, no alimentemos más la discordia.
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