viernes, 7 de agosto de 2020

A lo sencillo se tarda tiempo en llegar

MARIAN ROJAS ESTAPÉ    |   03/01/2018

La vida es bastante más sencilla de lo que parece; el problema radica en que existen demasiadas personas dedicadas a complicarla, “profesionales de la complicación”. Muchas personas, con tal de ser el centro de atención, de sentirse protagonistas, realizan planteamientos difíciles y complejos de sus ideas.  En ocasiones hay que saber marcar distancia para que ello no nos afecte. Decía Einstein:“Se debe hacer todo tan sencillo como sea posible pero no más sencillo”.

La verdadera sencillez únicamente puede surgir del interior de nosotros mismos.

Dentro de cada uno existen luchas, deseos, ilusiones, impulsos que nos hacer ser prisioneros de un mundo complejo de emociones y pensamientos. De esto sabemos mucho los psiquiatras. La sencillez de mente se refleja en nuestra conducta.  De hecho en los trastornos de personalidad, una de las características más claras es que estas personas viven constantemente rodeadas de pensamientos negativos, retorcidos, complicados que se traducen en conductas o estados anímicos angustiados o de desasosiego. Adquirir sencillez de pensamiento nos ayuda a no ser víctimas de nuestros conflictos internos.

¿Por qué es útil volver a la “sencillez”?

La sencillez ayuda a ver la vida con otros ojos, a tener una mirada que va más allá de los sucesos que contempla y por tanto, la realidad entra de manera distinta en el corazón. Uno se transforma, se vuelve sensible a la naturaleza. Sin sencillez, uno no percibe el mensaje interno de las cosas. Con esa sana ingenuidad uno puede distinguir las sutiles señales que manda la vida para apreciar la belleza interna de lo que le rodea, ya que, al fin y al cabo la sencillez es poder entrar en la realidad buscando la verdad de las cosas. 

Es de inteligentes saber simplificar la cabeza, reduciendo lo complejo a lo elemental. Es decir, resolver lo complejo y no complicar lo simple. El camino hacia la sencillez es largo, una tarea lenta; uno tiene que desvestirse de las múltiples capas que se han ido amontonando a lo largo de los años. Llegar a un equilibrio entre la espontaneidad y la descomplicación; alcanzando un estilo propio. La sencillez combina dulzura y sabiduría. Uno sobrevuela hacia la infancia; la sencillez es virtud de niños y sueño y aspiración de mayores. Los pequeños buscan constantemente el porqué de las cosas. Son filósofos en potencia. Con su sencillez pueden entender su entorno, o al menos asombrarse. 

Sencillez es una fusión entre el niño inocente y el maestro sabio.  El hombre que no es complicado es capaz de reírse de sí mismo, de sus errores y tener un optimismo sano.

Unas palabras del escritor argentino Ernesto Sábato: “Un buen escritor expresa grandes cosas con pequeñas palabras”.

Einstein: “Si tu intención es describir la verdad, hazlo con sencillez y la elegancia déjasela al sastre”. 

 

 

 

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