REVISIÓN | Eficacia de las terapias.
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Una
revisión de un centenar de estudios avala la eficacia de las terapias
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Los
médicos insisten en que los pacientes se deben involucrar en la terapia
El problema del alcoholismo es
cada vez más importante en el mundo. Aunque nuestro país está en la media
europea de ingesta de alcohol, con un consumo de 11,2 litros de alcohol por persona y año, según datos
de la OMS. Conocer el número de personas con adicción a la bebida es más
complicado.
Cuando un consumo esporádico se
convierte en una adicción, la persona no puede controlar la ingesta. Aunque la
bebida en muchos países como España está incrustada en la
cultura popular y no se suele considerar un problema para la mayoría, su exceso
sí que está detrás de muchos problemas de salud: trastornos psiquiátricos
(ansiedad, depresión o suicidio), hipertensión, daño hepático y cardiaco, mayor
riesgo de cáncer y alteraciones neurológicas.
De hecho, la conciencia de esta
enfermedad es inversamente proporcional a su gravedad por lo que, en muchas
ocasiones, serán los familiares los que soliciten ayuda médica.
"Algunos pacientes sí que llegan a darse cuenta de que tienen un problema,
tal vez porque se han visto tirados en la calle o en una situación poco
agradable que no quieren que se repita, pero en la mayoría de las ocasiones son
los familiares los que dicen que tiene un problema con el alcohol. En estos
casos, a través de la familia y el médico de cabecera se puede convencer al
paciente de que tiene que ponerse en tratamiento”.
Eficacia de las terapias
Cuando esto ocurre, la terapia
psicológica es una de las más demandadas pero cada vez hay más evidencia
científica que sostiene la eficacia de fármacos para lograr la abstención o
reducir el consumo alcohólico. La revisión publicada por la revista JAMA hace
un repaso de los datos publicados en 123 estudios clínicos que
incluyeron en total a 22.803 pacientes. La mayoría de estas investigaciones se
habían llevado a cabo con dos fármacos, acamprosato o naltrexona,
o con ambos.
El primer fármaco actúa
revirtiendo el estado de hiperexcitación del cerebro vinculado a la ingesta de
alcohol, lo que supone que sea efectivo para dejar de beber o, por lo menos,
para empezar de nuevo a beber más tarde y en una situación más controlada. Por
su parte, el mecanismo de acción de la naltrexona es sobre el sistema opioide
cerebral, bloqueándolo, y evitando también el efecto de pérdida de control.
Involucrar al paciente
"Parte del tratamiento de
estas personas se basa en explicar e instruir al paciente y a sus familiares en
qué consiste esta enfermedad, porque hay mucha culpabilidad, vergüenza
y estigma ya que no se suele reconocer al alcoholismo como enfermedad.”
Josep Guardia, de la Unidad de Conductas Adictivas del Servicio de
Psiquiatría del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau ha sido el
codirector de la tercera edición de la Guía de intervención en el
trastorno por consumo de alcohol.
Por otro lado, este experto hace
referencia a una nueva opción terapeútica: nalmefeno. "Todavía no está aprobado
en España pero sí en Europa. Este fármaco tiene por objetivo no la abstinencia
del paciente".
En España
Pero, ¿qué ocurre en nuestro país?
¿Qué ayuda solicitan las personas alcohólicas? "En primer lugar el
paciente va al médico de cabecera y, quizás, a un centro de salud mental pero
no a un centro de drogodependencias. Y por lo general, se pide ayuda por otro
síntoma, como ansiedad, insomnio o depresión, que probablemente esté provocado
por el alcohol. Y en muchas ocasiones se le receta tranquilizantes que no
le solucionará el problema sino que se lo agravará", explica el
especialista catalán.
Esa falta de buen manejo también
la señala el representante
de “ Semergen “ grupo de trabajo de Salud Mental de la
Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria. "Muchos médicos de Atención Primaria tratan de derivar lo antes
posible a estos pacientes porque no saben cómo manejarles. Creo que primero
deberían estudiar la situación de cada uno y si el paciente está capacitado
para hacer un diagnóstico compartido, es decir que se comprometa a reconocer su
enfermedad. Y entonces derivarle al sitio adecuado", explica.
Según datos de la última Encuesta
Escolar sobre Drogas, el 40% de los menores que beben lo hace en forma de atracón. "El hábito de beber está
totalmente vinculado a fiestas, partidos de fútbol y ocio en general. La
sociedad no es consciente de esto y de que cada vez hay más jóvenes con
problemas de alcohol”.
Hay mucho desconocimiento tanto
del problema como de las soluciones. Sin embargo, los expertos demuestran que
hay fármacos eficaces para tratar el alcoholismo. Pero en nuestro país no hay
suficientes unidades especializadas en el tratamiento de esta adicción.
"Ni en centros ambulatorios ni en hospitales. Y debería, pues uno de cada
tres hombres ingresados por una patología médica o psiquiátrica está causada o
agravada por el alcohol. Lo que ocurre es que, en los últimos años, los centros
de drogodependientes han dado más protagonismo a la atención a las drogas,
y el alcohol ha quedado relegado a un segundo término. Algunos pacientes no se
sienten bien atendidos en estos centros".
Por último, tanto el editorial
como este especialista insisten en la falta de equidad en la atención a estas
personas. "Los pacientes alcohólicos reciben cuidados de menor
calidad que los de otras enfermedades crónicas. Hay medicamentos
carísimos que se dan con gran falicidad para otras patologías. En cambio,
cuando hablamos de tratamientos para el alcohol, a los médicos se nos ponen
unas barreras grandísimas. ¿Por qué esta desigualdad? Quizás por el
desconocimiento de que esto también es una enfermedad del cerebro, tan orgánica
como un Alzheimer, algo que no busca el paciente sino que está por encima de su
voluntad. Por otro lado, el alcoholismo en comparación con las adicciones a
otras drogas es la que tiene una respuesta más eficaz al tratamiento"
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